 Alarma
globalizada Arsenio Rodríguez Preocupados estaban, pero lo sucedido en la ciudad sueca de Gotemburgo la pasada semana provocó la alarma entre los líderes de las siete naciones más industrializadas del planeta. Al extremo de que están pensando muy seriamente si deben efectuar su próxima cumbre donde la tenían prevista, en la ciudad italiana de Génova, entre los días del 20 al 22 de julio.
Pero de la preocupación pasaron a la alarma globalizada, no precisamente a nivel planetario, pero sí europeo, y en aquellas zonas donde están enclavadas las naciones más desarrolladas.
El flamante jefe del gobierno italiano, Silvio Berlusconi, fue el primero que puso el grito en el cielo, y a su regreso de la Cumbre Europea, convocó a su Ministro del Interior para analizar las medidas de seguridad que deberán adoptarse.
Hasta ahora, se habla de imponer prácticamente un estado de sitio a la capital de Liguria, que es precisamente donde se efectuará la reunión, decretándola zona roja, prohibiendo totalmente el acceso al lugar.
Fuera del límite de esta primera zona habrá otra, denominada amarilla, donde estarán prohibidas las manifestaciones, mientras que su puerto será cerrado y el espacio aéreo limitado al extremo.
Pero la cosa va más allá. Algunas agencias internacionales de prensa precisan que no se podrá circular esos días por las autopistas que conducen a Génova y el metro estará cerrado.
Incluso, y demuestra hasta dónde llega el temor al rechazo popular, el gobierno estudia la posibilidad de celebrar la polémica cumbre en un barco nada menos que en alta mar, frente a las costas de Génova.
Pero hay más y no son solo de los italianos. La Comisión Europea, en Bruselas, ha preparado una lista negra de manifestantes identificados, entre los que se encuentran ocho mujeres, con el fin de evitar su presencia en la localidad italiana escogida en 1999.
Por su parte, el gobierno alemán exige que se debe limitar la libertad de viaje de los que se consideran radicales, aplicándoles una línea dura por parte de las fuerzas represivas, aunque no comentó qué hacer con los casi 100 000 manifestantes antiglobalización que se calcula que estarán presentes en la cita italiana.
Gotemburgo marca un momento especial en las luchas populares, especialmente polémico, pues la represión llegó hasta el uso de armas de fuego, con un saldo mayor de heridos y detenidos que en anteriores enfrentamientos similares.
A poco más de un mes del encuentro en Génova, ya se habla de suspender
"temporalmente" hasta el Pacto de Schnegen, y con ello limitar la libre circulación entre los países comunitarios.
Por otro lado, partidos y organizaciones de izquierda de Italia han solicitado que la cumbre sea anulada, coincidiendo con el presidente de la Unión Sindical de Policía, Giampaolo Tronci, ante la posibilidad de disturbios similares a los ocurridos en la ciudad sueca.
La alarma está activada y solo falta saber hasta qué punto son capaces las elites del poder de reprimir a los manifestantes antiglobalización.
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