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Proponen Cátedra Regional de Cultura y Desarrollo

Delegados a congreso internacional fijan su atención en estrategias políticas que tengan en cuenta el acceso de las mayorías a la diversidad cultural

Pedro de la Hoz

La propuesta de crear una Cátedra Latinoamericana y Caribeña de Cultura y Desarrollo comenzó a circular con fuerza durante la primera jornada del Segundo Congreso Internacional que sobre este tema sesiona en el Palacio de las Convenciones de la capital cubana.

   JORGE VALIENTE

Tomás Lowry, intelectual uruguayo con vasta experiencia en organismos internacionales culturales y educacionales, promovió la idea de fomentar una Cátedra Regional de Cultura y Desarrollo. 

Justo en la comisión que analiza el estado actual y las perspectivas de las políticas culturales, la idea lanzada inicialmente por el intelectual uruguayo Tomás Lowry, halló prontas y numerosas adhesiones.

La iniciativa se fundamenta en la necesidad de transmitir a la mayor cantidad de actores en las tramas políticas y sociales del continente la concepción de una dimensión cultural para el desarrollo.

Se trata, en todo caso, de una carrera contra reloj e impostergable, habida cuenta el daño que sobre la vida espiritual de las grandes masas latinoamericanas y caribeñas están ejerciendo el modelo neoliberal predominante y los términos hegemónicos en que se plantea la globalización.

Varios delegados se pronunciaron por instrumentar esa cátedra a través de las nuevas tecnologías de la información, de manera que se agilicen los intercambios y se aproveche al máximo la experiencia acumulada por pensadores e intelectuales de la región en la lucha por defender las identidades nacionales y promover alternativas que jerarquicen los valores humanos en las políticas de desarrollo.

El Primer Mundo europeo no escapa de los peligros de ese tipo de nivelación perniciosa del modelo hegemónico vigente, tal como lo explicaron, en esa propia comisión, los españoles Fernando Rueda, funcionario de la Organización Iberoamericana para la Educación (OIE); Juan Francisco Marco, diputado barcelonés, y Jordi Font, comisionado de estudios y relaciones culturales de la Diputación de la Ciudad Condal.

Es por ello que insistieron en la necesidad de diseñar, como contrapartida de los esquemas globales homogenizadores, políticas culturales a escala local, que prioricen los servicios culturales al ciudadano común, que permitan a este el acceso a la diversidad cultural de manera que no se subsuman en el magma indiferenciado predominante.

Muy activa estuvo también la comisión que ventila las relaciones entre patrimonio, cultura nacional y turismo, donde el ejemplo de Cuba, sin ser perfecto y desarrollado en medio de difíciles condiciones económicas, generó sumo interés, en particular la concepción de la preservación y promoción del patrimonio industrial azucarero.

Asimismo llamó la atención de los intelectuales reunidos aquí la disertación que ofreció la doctora Graziella Pogolotti, vicepresidenta de la UNEAC, sobre formación humanista y estética de las generaciones actuantes en el inicio de este milenio.

Un adelanto de lo que promete ser una de las sesiones plenarias de mayor impacto, a efectuarse hoy en la mañana con el tema Cine latino y otras realidades, se tuvo ayer en el foro paralelo que reunió a los cineastas de España, Brasil, Argentina, Italia, Bolivia, Colombia y Noruega.

Las palabras del director argentino Fernando Solanas (Tangos, el exilio de Gardel y Sur) fueron dramáticas: "El sistema de Naciones Unidas debiera introducir como noción del derecho Internacional en materia de cultura una norma que preserve no menos del 85 por ciento del espacio audiovisual para los estados y no como sucede actualmente en que ese índice es ocupado por un solo país".

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