ALCA: tormentoso camino a la anexión

ELSON CONCEPCION P.

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   JORGE LUIS GONZALEZ

Un minero boliviano se "crucifica" ante la presencia de otros cientos de sus compatriotas que protestan por las bajas pensiones y el estado de pobreza en que se vive en esa nación.

En Nicaragua, mientras un presidente corrupto se enriquece por día, muy cerca de sus predios, los "desposeídos de esta tierra", acompañados por el hambre como mala consejera, expresan con sus llantos y sus reclamos, el sentir de más de un 50 por ciento de la población de aquel país sumido en necesidades extremas.

México, ese gran laboratorio donde desde hace seis años se ensaya el modelo de lo que sería en un futuro el ALCA, ha pasado de nación exportadora de arroz, papa, algodón, a comprador de esos artículos en el mercado estadounidense.

Argentina, ese gigante sudamericano que se quiso adelantar a los acontecimientos y se propuso como "capital del ALCA" en el 2004, presenta el nada elogioso ejemplo de que un 53 por ciento de sus niños viva en la pobreza, y donde las protestas sociales ante la crisis que vive el país, se extienden por el amplio territorio como la pampa misma.

Quizás bastarían estos ejemplos presentados anoche en la Mesa Redonda Informativa, para hasta creer que se estaba "entrando" en ese tormentoso camino a la anexión conocido con el nombre de Area de Libre Comercio de las Américas.

Thetonio Dos Santos, un profesor brasileño, contactado telefónicamente por Miguel Angel Masjuán, aseguró que "Estados Unidos no va a abrir su mercado para muchos productos latinoamericanos", y puso el ejemplo de las trabas que al respecto encuentran el acero, los jugos y otras producciones de su país.

"Con el ALCA ganaremos poco y perderemos mucho. Los productos norteamericanos entrarán a nuestro mercado con facilidad, y destruirán nuestras producciones nacionales. Será una competencia desleal", explicó.

¿LIBRE COMERCIO?, ¿PARA QUIEN?

El colectivo de economistas e investigadores que compareció en le Mesa Redonda de anoche, bajo la conducción de Randy Alonso, hurgó en los ¿porqué?, del proyecto norteamericano en potenciar los aspectos de su mayor interés dentro de los nueve grupos de negociación que hoy trazan las pautas, bajo la batuta de Wa-shington, de ese tratado de anexión.

La investigadora Jourdy James Heredia fue explícita al detallar lo relacionado con el libre comercio contemplado en el ALCA, que solo traería ventajas para las corporaciones transnacionales, predominantemente estadounidenses.

¿Qué ha pasado con México y su entrada en el Tratado de Libre Comercio (TLC)?, se preguntó, para responder de inmediato: las grandes empresas que están exportando hoy en México están controladas por capital norteamericano. Las 300 más grandes empresas de México que controlan el 96 por ciento de lo que exporta el país, pertenecen a grandes grupos transnacionales, fundamentalmente norteamericanos.

José Quintero, investigador, se refirió a aspectos como el de los servicios y el de la propiedad intelectual, ambos vitales dentro de la concepción hegemónica del Imperio que quiere tragarse a las débiles economías de América Latina y El Caribe.

Bajo el objetivo supremo de liberar el comercio de los servicios en el área, Estados Unidos y Canadá controlan un 23 por ciento de esas exportaciones, mientras que América Latina solo tiene un escaso 4,0 por ciento.

Algo peor sucede con la propiedad intelectual, tema en el que Estados Unidos hasta propone que el aspecto relacionado con los conocimientos indígenas no se recojan como tal, de manera que sus grandes compañías monopólicas puedan seguir ejerciendo el control del 90 por ciento de las fuentes de conocimientos sobre medicamentos salidos de los mismos.

Si hoy en día el 97 por ciento de las patentes del mundo está en manos estadounidenses, ¿qué quedaría para el resto del mundo una vez consumada la anexión?, se preguntó el ponente.

DIFERENCIAS ECONOMICAS IMBORRABLES

El doctor Osvaldo Martínez, director del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial (CIEM), añadió que el sentido de libre comercio siempre ha sido algo que el país con mayor desarrollo impone para penetrar en los mercados y crear un estado de dependencia económica.

Las diferencias económicas entre Estados Unidos y América Latina no se pueden borrar ni en cinco, ni en diez, ni en decenas de años. Por eso, lo que quieren imponer ahora a las naciones latinoamericanas es una camisa de fuerza para subordinarlas totalmente al dominio del Norte.

Respecto al tema de la agricultura, el propio Osvaldo Martínez ejemplificó cómo en Estados Unidos se subsidia la agricultura con aportes anuales que van entre los 60 000 y los 80 000 millones de dólares, algo que jamás podrían hacer las naciones latinoamericanas, por lo que con el ALCA se arrasaría con la agricultura de nuestros países, como ya ocurre con México, donde seis millones de trabajadores agrícolas ya han sido desplazados o se han quedado sin trabajo, mientras el país ha empezado a importar productos agrícolas que siempre garantizó para el consumo local y la exportación.

Ramón Pichs Madruga, subdirector del CIEM, argumentó sobre aspectos como el medio ambiente y el tema energético, no recogidos en la actual agenda de negociación del ALCA, por cuanto son muy sensibles para Estados Unidos, país donde los patrones de consumo producen enormes efectos negativos medioambientales.

Mientras por cada ciudadano estadounidense se emiten casi 20 toneladas de dióxido de carbono al año, la actual administración de ese país se negó a ratificar el Protocolo de Kyoto, y ha reducido en un tercio el programa energético utilizando recursos renovables, explicó.

El investigador Faustino Cobarrubias, al abordar el tema de las compras públicas, resaltó cómo la negociación que impone Estados Unidos lleva implícito que las mismas den prioridad a las compañías norteamericanas "por su experiencia y volumen de capital".

El objetivo está claro: maximizar el acceso al mercado interno latinoamericano de los productos norteamericanos, explicó.

Por su parte, Randy Alonso dijo que esto será un golpe de muerte a las empresas medianas y pequeñas latinoamericanas que no podrían resistir la competencia.

Para resumir las dos sesiones de Mesa Redonda sobre el ALCA, Osvaldo Martínez dijo que lo que se estaba negociando también era el neoliberalismo pasado por el filtro norteamericano.

En el horizonte no están los intereses de América Latina. No hay ningún grupo negociador que trate el tema de la pobreza, de la educación, la salud, la falta de trabajo.

Por todo ello, luchar contra el ALCA es una tarea estratégica de primer orden.

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