Heroína del Trabajo

Diez mil días haciendo helado

Enrique Atiénzar Rivero

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   ORLANDO DURAN

CAMAGÜEY.—Elda Cisneros Guzmán, todo un símbolo de la Industria Alimentaria y de la mujer agramontina, no puede decir con certeza cuántas tinas y vasitos de helado ha llenado durante los 28 años que lleva en la línea de producción de la fábrica Coppelia, 19 de ellos como Vanguardia Nacional del sector.

Lo que sí puede es contar las vicisitudes que pasó antes del triunfo de la Revolución para subsistir, huérfana de madre con cuatro hermanos, las veces que tuvo que lavar y planchar bultos de ropa por cuatro pesos al mes, y cómo, por las desigualdades de entonces, vio tronchada su aspiración de ser maestra.

Nobleza, humildad, disposición sin límites para cuanto haya que hacer, dentro y fuera del destacado colectivo donde labora, adornan las virtudes de esta mujer, galardonada el pasado 1ro. de Mayo con el título de Heroína del Trabajo de la República de Cuba y que a los 71 años de edad mantiene la entrega de su juventud y hace pública su disposición de no jubilarse, pues fisicamente se siente bien.

Un paréntesis en la conversación que transcurrió en la sala de su hogar en el reparto La Vigía, rodeada de gente que le quiere, hace recordar los días previos del viaje a La Habana, y los posteriores a su regreso, con la medalla prendida en su pecho a punto de estallar por tanta emoción.

"Fueron días indescriptibles. No solo vinieron a saludarme los vecinos, sino otras personas del barrio, de organismos y trabajadores de Coppelia. Cuando llegué a la fábrica la historia se repitió, la alegría era colectiva, la medalla se multiplicaba."

Elda Cisneros cree que los aspectos que deben reunir los trabajadores para recibir un estímulo así son, entre otros, hacer lo que en cada momento sea preciso no solo en el centro, sino en cualquier parte y pensar siempre que muchos esperan por el fruto de nuestro trabajo, de nuestro esfuerzo diario.

Considera que una mujer negra, como ella, en otra sociedad no puede alcanzar este mérito "por el contrario, sería lavar, planchar, hacer labores domésticas, sin reconocimiento social. Por eso insisto en que los trabajadores, y en especial los jóvenes, luchen y ayuden mucho a la Revolución''.

Elda no solo se destaca en la fábrica, donde se ocupa de la emulación en la sección sindical, sino que en el CDR participa en la guardia, en los trabajos voluntarios, en los mítines, en las reuniones de rendición de cuenta del delegado a sus electores y en el trabajo de la FMC.

Antes de 1959 fue activa colaboradora del Movimiento 26 de Julio y cumplió no pocas y arriesgadas misiones .

La apariencia física no lo dice todo. No es una mujer de fuerte constitución, pero reconoce que "la Revolución nos ha enseñado a tener fortaleza, a sacar el extra y demostrar que siempre se puede un poco más. A mí me dicen: ¿Cómo no te enfermas ? y respondo: es que estoy contenta con la Revolución y dispuesta a luchar por ella hasta la muerte''.

Ese es el sello que distingue a esta heroína camagüeyana.

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