Vulnerables remanentes coloniales

Hugo Rius

La inmensa mayoría de las colonias que sobrevivieron al siglo XXI, y cuyos casos se analizan desde ayer en nuestra capital, son pequeñas islas marcadas por vulnerabilidades geográficas y económicas.

Algunas ostentan historias tan singulares como Pitcairn, a mitad de camino de América del Sur y Australia, que fue habitada en 1790 por un grupo de náufragos amotinados del célebre barco británico Bounty y 19 polinesios.

Para no faltar a esos antecedentes su primer alcalde local elegido en 1999 resultó ser Steve Christian, un descendiente directo de Fletcher Christian, el cabecilla del motín.

Pero más allá de las curiosidades, el Comité de los 24 de la ONU sobre descolonización ha estado observando cómo se las arreglará un territorio que solo cuenta con frutas, verduras y artesanía para exportar.

Con tres islas secundarias, la mayor y más productiva de ellas es Henderson, hacia donde los naturales viajan una vez al año, en un trayecto que les puede tomar 28 días de ida y vuelta, según las condiciones climáticas, para recoger la madera de miro que utilizan en la producción de sus tallas.

A otro islote, Oeno, se desplazan para una semana anual de pesca, recolección de cocos y caracoles marinos.

Aun así, a lo que se suman dificultades para la comunicación externa moderna, horarios muy limitados de uso de corriente eléctrica y pocas escuelas y centros de asistencia médica, la población, desea experimentar el autogobierno.

Más cerca de la sede del seminario regional de La Habana, en Montserrat, la explosión del volcán Montsoufriere, en 1999, que obligó a tres cuartas partes de la población a trasladarse a zonas más seguras de la isla y fuera del territorio a Antigua y Barbuda, mostró una cara vulnerable.

Antes, en 1996, se celebraron allí elecciones generales, y según declaró después el Ministro Principal, prefería la independencia dentro de una unión política con la Organización de Estados del Caribe Oriental, pero que la autosuficiencia tenía mayor prioridad que la independencia.

A la potencia administradora, Gran Bretaña, se le ha estado pidiendo que tenga presentes las opiniones del pueblo del territorio, expresadas mediante un proceso democrático y que mantenga informado al Secretario General de la ONU de los deseos y aspiraciones populares sobre su estatuto político futuro.

Exhortaciones similares se hicieron en cuanto a las también colonias británicas Bermuda e Islas Turcas y Caicos, donde el Movimiento Democrático Popular fue elegido para asumir el poder en el Consejo Legislativo en marzo de 1999.

Señalamientos más fuertes se formularon en una resolución de la Asamblea General en diciembre último respecto a las Islas Vírgenes de los Estados Unidos, ante el endeudamiento de más de mil millones de dólares por préstamos de la metrópoli, que acompañará "el traspaso de poder ordenado", que se decidió electoralmente en 1998.

De Samoa Americana, en el Pacífico, se apuntan por igual graves problemas financieros, presupuestarios y de control interno, además de que la potencia administradora tenga en cuenta las aspiraciones del pueblo en relación con su futuro estatuto político.

Al Comité de los 24 le preocupa también el tráfico de drogas y el blanqueo de dinero en Anguila, Islas Caimán, Islas Turcas y Caicos e Islas Vírgenes Británicas, esta última, convertida en uno de los principales centros financieros extraterritoriales.

De una u otra forma, tal como se hace con más énfasis para Santa Elena, se pide mejorar las condiciones socioeconómicas de la población, su elevada tasa de desempleo y la limitación del transporte y la comunicación, los tres típicos del régimen colonial. (PL)

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