El turismo, en tanto viajes, tiene mucho de místico,
de hacer realidades sueños para después convertirlos en recuerdos imborrables y la
Convención Cuba 2001, clausurada en la tarde de ayer, contribuyó mucho a enriquecer el
prestigio de Cuba como destino.
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| ARNALDO SANTOS |
Momentos antes de la clausura,
ante la presencia de Carlos Lage, se firmó el acta de constitución de una empresa mixta
cubano-española, denominada Desarrollo Turístico Bacunayagua S.A., la cual ejecutará un
complejo turístico muy vinculado a la naturaleza justo en la zona que da nombre a la
nueva entidad. Juan José Vega, presidente de Cubanacán, y Pedro Pérez, en
representación de la sociedad española Valle de Yamurí S.A., firmaron el documento.
La ceremonia que dio colofón a la Convención
correspondió a la premiación de los mejores stands en 11 categorías y en ella
estuvieron presentes Carlos Lage, secretario del Comité Ejecutivo del Consejo de
Ministros; Esteban Lazo, primer secretario del Partido en Ciudad de La Habana, ambos
miembros del Buró Político, así como Ibrahim Ferradaz, ministro del Turismo, y Rogelio
Acevedo, presidente del Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba, entre otros dirigentes.
El Gran Premio lo obtuvieron, compartido, las cadenas Rumbos y Sol Meliá.
Desde la propia selección de la sede, el parque
Morro-Cabaña, donde se sintetizan historia y cultura de manera excepcional, hasta cada
una de las numerosas nuevas propuestas de productos y servicios, contribuyeron a
fortalecer el evento. Los premios otorgados, también lo demostraron.
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AHMED VELAZQUEZ |
En la ceremonia final se dieron a
conocer los stands ganadores, entre los cuales resaltan los de las cadenas Rumbos y Sol
Meliá, las cuales obtuvieron, compartido, el Gran Premio.
La vida cotidiana de nuestro pueblo, las bellezas
naturales, el patrimonio histórico, arquitectónico, las tradiciones regionales, el arte,
el deporte... fueron protagonistas fundamentales de esta Convención, la cual no es solo
una importante bolsa de contratación, sino también promoción de un destino turístico
de extraordinarias cualidades: Cuba.
Todos estos valores, la mayoría irrepetibles en otras
latitudes, conforman una ensoñación especial para que el visitante disfrute con paz,
tranquilidad y seguridad de la vida fuera de las paredes de los hoteles.
Las nuevas propuestas dadas a conocer en la Convención
refuerzan el sello cualitativo de nuestro turismo que se amplía en opciones, lo cual, sin
lugar a dudas, se revertirá en lo cuantitativo.
El objetivo del turismo en nuestro país de contribuir
al desarrollo económico y social a partir del ingreso de divisas frescas, cada vez con
mayores utilidades, y a la reanimación de otros sectores, tiene en la diversificación de
opciones, como las extrahoteleras, una rica veta de elevado potencial, con un mínimo de
inversiones.
En la década 1999-2000, el ingreso del sector
turístico en Cuba creció ocho veces, la cantidad de turistas cinco, las habitaciones en
tres, la oferta de empleo en tres y la participación de los productores cubanos en el
abastecimiento a la industria sin humo pasó del 17 al 6l por ciento. Los resultados
pueden considerarse buenos.
Sin embargo, explotándose otras variantes más allá
de lo tradicional hoteles, playas, sol... , como las opciones extrahoteleras,
captando nuevos segmentos de potenciales visitantes las personas de la tercera edad,
por ejemplo, operando en nuevos mercados, sin fuertes inversiones, se puede
contribuir conside-rablemente al incremento de los ingresos, y de las utilidades, por
parte de la industria del ocio.
Y en esa cuerda se movieron los participantes
nacionales en la Convención Cuba 2001. Fueron cinco días en los que se evidenció que el
turismo en Cuba se abre al mundo con el énfasis en lo diverso, atractivo, interesante,
bello... en lo que perdure en el recuerdo como experiencia única, todo lo cual debe ir
acompañado de elevada profesionalidad y calidad en los servicios, pues de faltar, todo el
esfuerzo promocional e inversionista sería baldío.