Cuba en la vanguardia por la defensa de la diversidad biológica que sustenta la vida del planeta

Alexis Schlachter

"Mañana será demasiado tarde para hacer lo que debimos haber hecho hace mucho tiempo...". Como hace nueve años, las palabras dichas por Fidel durante la Cumbre de Río de Janeiro de 1992, mantuvieron total actualidad al ser emitidas ayer durante la mesa instructiva que trató acerca de la biodiversidad y los peligros que la acechan.

El mundo se debate en la angustia por la desaparición sistemática de animales y plantas: debido a la deforestación acelerada se calcula que en los próximos 25 años desaparecerán de la Tierra, entre el dos y ocho por ciento de las especies, un verdadero desastre ecológico y social si tenemos en cuenta que constituyen bases de la satisfacción de las necesidades del 80 por ciento de los pobres del planeta.

Cuba se erige como ejemplo de lo que se puede hacer cuando hay voluntad política para enrumbar hacia un camino seguro en la salvaguarda de su riqueza natural en beneficio de la sociedad.

El doctor Pedro Pérez Alvarez, director del Instituto de Ecología y Sistemática del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) destacó la extraordinaria riqueza que tiene Cuba en el rubro natural. En el área de las Antillas, tenemos la mayor diversidad biológica. Por ejemplo, en plantas con flores nuestro territorio tiene más de 6 500 especies y de ellas el 52 por ciento son endémicas, o sea, sólo crecen en nuestro país. Poseemos, además, 3 000 especies de moluscos, con un endemismo elevado; en reptiles, el 75 por ciento son únicos de Cuba al igual que el 92 por ciento de los anfibios. La fauna marina llega a 6 000 especies.

En total, en el país han sido inventariadas, estudiadas y clasificadas científicamente alrededor de 32 000 especies pero se plantea por los especialistas que la cifra podría llegar a cerca del triple.

Pero esa diversidad biológica no ha quedado en el simple conteo sino que el estado revolucionario ha trazado claras estrategias para la salvaguardar en bien de los cubanos. Algo a destacar si tenemos en cuenta cómo en momentos difíciles muchos países abandonan la agenda de trabajo con el medio ambiente y Cuba no lo hizo ni siquiera en la etapa más difícil del período especial.

Muy interesante resultó la intervención del doctor Nicasio Piña, director del Centro BIOECO de Santiago de Cuba, quien se refirió al trabajo desarrollado en las montañas orientales por la salvaguarda de la diversidad biológica.

Por ejemplo, el macizo montañoso Nipe-Sagua-Baracoa, con apenas un siete por ciento del total del área del territorio nacional, posee sin embargo el 80 por ciento de las especies de musgos así como el 64 por ciento de todas las especies de helechos. Su similar de la Sierra Maestra, con seis por ciento del área total de nuestro país está habitada por 303 especies de vertebrados con 94 de ellas, endémicas.

El director del Centro Nacional de Areas Protegidas, licenciado Antonio Perera, subrayó a continuación que toda esa riqueza biológica en Cuba está debidamente garantizada por una amplia legislación, gracias al compromiso político de la Revolución.

Las leyes cubanas han creado un sistema nacional de Areas Protegidas que incluye, actualmente, 81 a nivel nacional y 155 de carácter local; mientras en Cuba se ha logrado revertir el proceso de deforestación, en el resto del planeta y a modo de ejemplo, se pierden 130 mil km² de bosques.

La ingeniera Maritza García, directora de la Reserva de la Biosfera de la Sierra del Rosario, en Pinar del Río, hizo un paralelo entre el antes y el después de aquella zona olvidada en épocas prerrevolucionarias. Entonces, apenas había allí siete familias, con graves carencias materiales. Hoy, la comunidad Las Terrazas, constituye ejemplo de concientización e interrelación efectivas entre los habitantes del lugar y su entorno natural. Incluso, el proyecto empresarial turístico tiene en cuenta no solo el respeto medioambiental sino, también, su aprovechamiento dentro de los diseños como es el caso de un hotel en la zona.

Durante la mesa redonda instructiva quedó evidenciado cómo Estados Unidos de América ha hecho caso omiso de los diferentes convenios internacionales destinados a salvaguardar la biodiversidad en el planeta y puesto por delante sus intereses egoístas. Sobre el particular se refirió ampliamente la doctora Dalia Salabarría, de la Agencia del Medio Ambiente, del CITMA, quien puso sobre el tapete la apropiación por la nación norteña de los elementos genéticos robados al entorno natural de los países pobres y registrados en patentes sin reconocer beneficio alguno a estos. Sin olvidar la introducción de elementos extraños en el territorio cubano como parte de la sucia guerra de agresión que libra Estados Unidos desde hace más de 40 años contra Cuba.