
ciencia y tecnología
El magnetismo de un hombre
ORTELIO GONZALEZ MARTINEZ
CIEGO DE AVILA.La aplicación del
magnetismo es tan lejana en el tiempo, casi como la propia historia de la humanidad. La
milenaria medicina china lo utilizó, la civilización griega también. Hasta el mismo
Mozart dedicó al hecho una de sus obras, conociendo que un profesor suyo usaba la
magnetización en sus métodos terapéuticos.
En Ciego de Avila existe un hombre que sin ser
chino, profesor y, mucho menos, Mozart, ha dedicado parte de su existencia a investigar
sobre la acción de los imanes en el cambio de propiedades físico-químicas del agua y
los combustibles.
Héctor Vidal durante el montaje de magnetizadores DIMAG, fabricados en
Cuba, entre los mejores del mundo por su diseño mecánico.
Héctor Vidal Iglesias, especialista en
tratamiento de aguas en la entidad avileña EMPRESTUR, es un estudioso incansable y
apasionado cuando se trata de dispersar partículas, fiel convencido de que "todo es
en vano si no tienes resultados, si no lo palpas, lo ves o lo mides."
Un día alguien le preguntó si era posible
reducir los productos químicos en las piscinas para hacerlas menos agresivas a los seres
humanos. Bastó solo pensar en el reto y se dedicó a buscar bibliografía, a fin de
introducir el magnetismo en las albercas, hasta ahora sin antecedentes en el país.
Entre cálculos, ecuaciones y mucha
perseverancia, inició los trabajos. "Hoy asegura lo utilizan 14
prestigiosos hoteles del país. Un estudio realizado por la gerencia del Meliá Varadero
en agosto de 1997, obtuvo como resultado un ahorro de 712 dólares cada mes por la
disminución de productos químicos y, lo más importante, es que el sistema redujo en un
50 por ciento la cantidad empleada en el tratamiento químico del agua".
Fundador de la ANIR, cinco años consecutivos
Vanguardia Nacional del sector del turismo, ocho participaciones en forums nacionales de
Ciencia y Técnica (cuatro Menciones, dos de ellas Especiales, dos veces Destacadas y
durante el pasado año el único del sector del turismo en la nación que obtuvo premio
Relevante), y varias publicaciones en órganos nacionales e internacionales son algunos de
los resultados más importantes de este hombre que jamás se deja envolver por las
dificultades.
No pocos recuerdan cómo en pleno período
especial instaló magnetizadores en las bombas de combustible de la Empresa Constructora
Integral número Uno, del MICONS, donde laboraba en aquel momento; en los autos ligeros y
camiones y hasta en la llave del fregadero de su casa.
Después puso los ojos en los CAI azucareros.
Un buen día llegó al central avileño Orlando González. Comenzó por las locomotoras a
vapor y terminó en los jugos del proceso de fabricación de azúcar. "Y todavía hay
gente que no cree en el magnetismo", asegura inconforme, ante quienes muestran alguna
incredulidad.
Quizás sea esa la principal razón por la
que, bien guardados, conserva un gran número de datos que desmienten a neófitos y ayudan
a la economía del país: "En el CAI Quintín Banderas, de Villa Clara, precisa, el
consumo histórico de sosa cáustica se redujo de 70 gramos por tonelada a solo 38, y el
de ácido en el proceso de limpieza de 60 gramos a 37. Igualmente, el ciclo entre una
parada y otra aumentó de 10 a 17 días después de aplicar el tratamiento".
Según estudios realizados por el grupo de
investigación de energía de la Universidad de Pinar del Río, el central 30 de
Noviembre, de esa provincia, en cada millón de arrobas de caña molida, durante 1998,
ahorró 397 por concepto de limpieza.
"Y lo más llamativo es que Cuba fabrica
magnetizadores de similar calidad a los de los países desarrollados, en el combinado de
componentes electrónicos Ernesto Che Guevara, de Pinar del Río. Como resultado de la
generalización nacida en el Forum de Ciencia y Técnica, estos equipos, denominados DIMAG
están instalados en los evaporadores de más de 119 centrales (el 75 por ciento de los
existentes en el país), y otros son empleados en los más diversos usos".
Ahora mismo piensa introducir el magnetismo en
el sector de la salud, con el inicio de los estudios en el centro gerontológico Camilo
Cienfuegos, en la ciudad de Ciego de Avila; en el Complejo de Piscinas Baraguá y en el
sistema de transporte turístico.
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