
Primeras Universiadas nacionales del
siglo
Miguel Hernández
Las primeras Universiadas nacionales del siglo
se inauguran mañana en Sancti Spíritus y Villa Clara con 1 700 deportistas y el
precedente de una participación como competidor desde los Juegos en la base de cerca del
30 por ciento del estudiantado de los cursos regulares diurnos, según estimado de los
organizadores.
Y si damos entonces un voto de confianza a esa
cifra, habría que reconocer también la función de la FEU en el intento de revivir el
ambiente deportivo en nuestras universidades no solo en las canchas sino en las gradas
donde en ocasiones mucho espectador va para que lo apunten en la lista por lo de la
emulación, y no tanto por amor (es que el amor al deporte hay que forjarlo desde el mismo
círculo infantil).
Se competirá en 14 disciplinas, distribuidas
por igual en ambas provincias, y tendrá la novedad de contar como invitada especial a una
delegación atlética de la Escuela Internacional de Educación Física y Deportes, sin
excluir que la Latinoamericana de Medicina tenga algunos representantes insertados en el
pabellón de Ciencias Médicas, según informó Reynaldo González, director nacional de
Extensión Universitaria.
Como la rivalidad y las esperanzas de triunfos
son clave de éxitos para esta y cualquier competencia, se logró volver a las raíces, y
con la comprensión de las autoridades del INDER, se redujo la participación en esta
etapa final de los centros de Cultura Física y Deportes de las diversas provincias, que
desde su incursión copan los primeros 15 lugares de la clasificación general, para
ilustrar de alguna forma .
Según los organizadores, los resultados en
este certamen se tomarán en cuenta para integrar las preselecciones a los Juegos
Centrocaribe estudiantiles en Colombia el próximo año, y por lo que se nota, existe la
voluntad de no dar lugar al campeonismo enfermizo, que en ocasiones relega a quienes desde
la base dejan la piel en el terreno, sin ser superestrellas, remplazadas por figuras del
alto rendimiento, llamadas a última hora, en busca a toda costa de la presea. Y aquí
actúa también el mensaje de que el honor cuenta más que las medallas.
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