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 Hogar común de la Felicidad
FELIX LOPEZ
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| JORGE LUIS GONZALEZ |
Existe en Cuba un paraíso, miles de paraísos, donde
cada mañana se dan cita la fantasía, la inocencia y la felicidad. Niños y niñas que
llegan de todos los hogares para perderse, tras el beso de despedida de mamá o papá, en
la casa común donde compartirán la mayor jornada del día. Para ellos, el Círculo
Infantil no será más que "el círculo"... Para sus madres, el espacio seguro
que les permite trabajar fuera del hogar.
Los más pequeñitos demorarán en
comprender por qué se multiplicaron un buen día sus amigos. Y con el tiempo se
acostumbrarán a levantarse temprano, desayunar con prisa y a repetir en el trayecto el
cuento o la canción que les enseñaron el día anterior. Los padres se sorprenderán de
cómo ellos aprenden a través de las actividades de cada día, de la interacción con los
demás y especialmente de las relaciones que establecen con sus "seños"...
En ese especial paseo matutino, el que recordarán tal
vez a lo largo del día, los padres van aprendiendo que los niños necesitan más de
modelos que de críticos. Y al llegar al círculo agradecen o tratan de corregir, según
corresponda, la actitud de quienes cuidan de sus hijos. Pero ese diálogo breve lleva
implícita una cierta complicidad familiar.
Muchas cosas pueden haber olvidado de
sus vidas quienes asistieron, cuatro décadas atrás, al surgimiento de esta institución
sin razas ni clases, pero de lo que no podrán desprenderse es del recuerdo de muchas
cosas primeras: la fiesta de disfraces, el juego de pelota, la mordida de "un niño
malo", el nombre de la "novia", comer sin la ayuda de nadie, anudar los
cordones de los zapatos, cepillarse los dientes, regar el huerto, hacer de médico,
maestro o papá...
Muchas otras experiencias y enseñanzas, desde cantar
por primera vez el Himno Nacional hasta contar con los dedos de las manos los primeros
números, corresponden al Círculo Infantil... Y existe aun un descubrimiento mayor: el
beso y el abrazo con que todas las tardes reciben a sus padres, también les enseña que
ellos necesitan del cariño.
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