Reafirmación de nuestras raíces
ante los muros del Moncada

Orlando Guevara Núñez,
Alexis Rojas y Pastor Batista

Santiago de Cuba mostró de nuevo su estirpe de pueblo con raíces profundas. Síntesis de historia y presente de la nación cubana, donde ninguna proeza ni sacrificio han tenido que esperar por los patriotas y ningún llamado quedó nunca sin respuesta transformada en himnos y el haz de puños prestos a defender la dignidad.

Fue noche de recuentos. Desde el heroísmo mambí quebrantando los grilletes del colonialismo, hasta la victoria escamoteada, el ultraje a los patriotas, el desarme de un ejército revolucionario que había luchado durante tres décadas, la destrucción del Partido de Martí y la instauración de una República que cambió de dueño. Desde los sueños martianos y maceístas convertidos en mármol, hasta la mañana de la Santa Ana que inyectó fuerzas de pueblo.

Glorioso Girón de la historia cubana; revés convertido en victoria. Ideal transformado en programa. Opresión, asesinatos, celdas pretendiendo encerrar ideas, exilio, regreso del Granma, guerra revolucionaria en las montañas, lucha clandestina, victoria. En magnífico desagravio histórico, los mambises al fin entraron a Santiago y pusieron punto final a 60 años de promesas incumplidas.

El Programa del Moncada pasaría entonces de sueño a realidades. La tierra, la salud, la educación, el empleo, la industrialización y la vivienda, serían una batalla decisiva, con el pueblo definido por Fidel como principal protagonista, frente a los mismos enemigos internos y externos. Casi 40 años enfrentando agresiones, amenazas, bloqueo, calumnias. El mismo tiempo resistiendo, edificando y defendiendo la obra transformadora de un sistema inhumano desterrado para siempre.

Allí en el propio escenario del glorioso amanecer del 26 de Julio, 45 años después, vibraba el mismo pueblo. Los combatientes del Moncada, como símbolo del heroísmo multiplicado; los mártires, respondiendo presente; Fidel dándole gracias a Santiago y Santiago dándoselas a Fidel. Las nuevas generaciones asimilando las ideas para que sus raíces sean cada vez más profundas.

Fue el Santiago de ayer, de hoy y de siempre; la cuna de la Revolución, la Ciudad Héroe, el pueblo convencido que otra vez entonó junto a Fidel el legado moncadista de que primero se hundirá la Isla en el mar antes que consintamos en ser esclavos de nadie.

(Más información y gráficas)

 
 
| Home | Internacionales | Nacionales | Deportes | Cultura |E-mail |