Otra cruzada se suma por estos días a la que ya vivimos para enfrentar la propagación de la COVID-19. Estos meses de aislamiento necesario y permanencia en los hogares, han puesto al límite los valores del consumo de energía nacional.
Frente a este nuevo desafío se impone la práctica de medidas de ahorro que mantengan la estabilidad energética en el país.
Mucho se puede hacer a partir del empeño individual y mancomunado de todos, sin dejar de disfrutar los beneficios que este servicio nos brinda. El reajuste de las labores en el hogar, teniendo en cuenta el horario de mayor demanda eléctrica y la utilización de la luz natural en cuantas actividades sea posible, son algunas de las acciones a realizar para que no ocurran afectaciones del servicio en las residencias, sector que muestra cifras de consumo eléctrico considerables a nivel de nación.
El ahorro energético no es tarea de unos pocos, es responsabilidad social de cada ciudadano, es ser consecuente con el momento actual… es también pensar como país.






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