La figura de un campesino se imponía pausada, guataca en mano, sombrero de yarey y nasobuco. Resultaba peculiar entre la muchedumbre, recorriendo una calle de La Habana, capital de todos los cubanos.
No puedo evitar interpelarlo y pregunto ¿cómo te llamas mi viejo?, a lo cual responde con un «olvídate de eso, todos me dicen Guajiro y es como me gusta, lo soy de raíz, de cuna. Tengo 86 años y aún salgo todos los días a arrancarle sus frutos a la tierra. Tengo un pedacito por el Reparto Martí [municipio del Cerro] y cada día voy».
«Soy de la Sierra, me dice. Al triunfo de la Revolución, Fidel me mandó a buscar y me incorporé a todas las tareas encomendadas, sobre todo, las que fueran de producir alimentos para el pueblo, y aún no paro. Esa es mi misión de vida y seguiré hasta mi último día».

Los surcos en su rostro eran tan profundos y fértiles como los que guataca en mano acababa de conformar; y denotaban cada hora al sol sacando frutos de la tierra.
¿Ya vas de regreso?, pregunto. «Sí, ahora ya terminé la jornada y pasé a hablar con el delegado para preguntarle qué más puedo hacer por la comunidad y me respondió “ahora descansar un poco mi viejo”. Pero no puedo…….»
«El día 1ro perdí a mi esposa de tantos años y seguir aferrado a la tierra me ayuda a pasar el momento. Hoy más que nunca el producir comida para el país es una prioridad y esperar que pase esta “cosa” [la Covid-19] y todo regrese a la normalidad es una meta de todos y lo vamos a lograr».
«Bueno mijo ya me voy que el calor esta duro y con esto en la cara [el nasobuco] cuesta mucho el respirar. Sé que es necesario, pero me gusta verle el rosto a las personas, es como la tierra: con solo mirarla sé lo que da».
Pero mi viejo, insisto, su nombre por fin cuál es. Respira profundo y dice: «mijo… en estos tiempos no importan los nombres si no los hombres; además, yo soy un guajiro, y soy Cuba».

COMENTAR
fernando dijo:
1
17 de mayo de 2020
10:36:47
Responder comentario