Siempre hay un antes y un después. Primero la expectativa por el futuro. Atrás han quedado los uniformes de estudiantes de primaria, secundaria y preuniversitario. Ahora nos arropamos con uniforme verde olivo o cualquier otro de las diferentes armas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Cambian los hábitos cotidianos. No estamos en el seno familiar. Aprendemos a vivir mucho más en colectivo. El hermano más cercano lo tenemos en la litera de al lado o en quien nos antecede en la fila del pelotón. La disciplina es férrea. Todo ocurre con precisión de manecillas de reloj. Pasa el tiempo y sin darnos cuenta ganamos en nuestra formación. Los hábitos quedan, las convicciones también. Sin duda nos preparamos para la vida.






Fotos: Juvenal Balán Neyra, Jorge Luis González Álvarez, Ismael Batista y Anabel Díaz Mena









COMENTAR
eloina porven dijo:
1
14 de febrero de 2018
07:33:25
betty dijo:
2
14 de febrero de 2018
09:55:12
Pedro Uría Catalán dijo:
3
14 de febrero de 2018
14:32:26
Iván dijo:
4
14 de febrero de 2018
17:24:28
Responder comentario