Debajo de una frondosa Ceiba se formó el rumbón. El Astro Rey dirige sus rayos con elevadas temperaturas hacia la tierra.
No hay nada que impida que las tumbadoras marquen el ritmo básico, mientras el quinto estampa la improvisación, los floreos que nacen de muy adentro ponen la pauta a los bailadores.

Las claves y el chequeré se integran a la base rítmica. En el ambiente están los ancestros, los barracones de esclavos del siglo XIX, la maestría en los cueros de Tata Güines y Angá, dos virtuosos de la percusión cubana. Presentes rumberos consagrados y la nueva generación que siente como suya la rumba.
Los cueros, los cantantes y los coros contagian, difícil no dejar mover el esqueleto. Timbalaye 2017, con la ruta de la rumba, dedicada este año a Fidel, lleva con honor el formar parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco.



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gerardo gonsalez dijo:
1
7 de septiembre de 2017
12:31:00
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