Aunque ultimar, del latín tardío ultimare, «llegar a su fin», derivado, a su vez, de ultimus, «último», tiene como primera acepción, relacionada con su etimología, «dar fin a algo, acabarlo, concluirlo», lo cierto es que se usa mucho más, al menos del lado de acá del océano, en su segunda acepción, que constituye un americanismo: «matar, quitar la vida».
COMENTAR
Responder comentario