El neologismo nomofobia, del anglicismo nomophobia, se formó en inglés por la fusión del adverbio no + el acortamiento mo (de mobile phone) + el sustantivo phobia. Se adapta al español a partir de los mismos elementos compositivos: el adverbio no + la forma abreviada mo (de móvil) y el sustantivo fobia («aversión obsesiva a alguien o algo» o «temor irracional compulsivo»). El término en cuestión da nombre al temor a quedarse sin celular o móvil.
Un lector me comenta que en un serial argentino ha escuchado «estoy de novio», en lugar de nuestro habitual «soy novio» y me pregunta si ambas formas son correctas. Pues lo son. Constituyen ejemplos de las numerosas variantes regionales que tiene nuestra lengua, lo que no quiere decir que empecemos a hablar como los argentinos.
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