ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
El prototipo presenta características para la captación de los fenómenos específicos del área del Caribe y Cuba. Foto: Cortesía del CNR

Poco más de 57 años hace que el Comandante en Jefe «mirara» de frente a la tormenta tropical Inés desde el primer radar puesto en funcionamiento en la Gran Piedra, en Santiago de Cuba. El proyecto formó parte de las medidas que se adoptaron en el país para prepararse y prevenir, en lo posible, el efecto de fenómenos meteorológicos luego del paso del ciclón Flora por tierras cubanas, en 1963.

Los radares son los primeros observadores terrestres de los fenómenos meteorológicos; una vez que estos entran en su alcance de medición pueden proveer a los especialistas de datos más precisos, como posibles trayectorias, el punto por donde deben tocar tierra y las áreas de mayores intensidades de precipitaciones.

Constituyen medios eficaces en el seguimiento y pronóstico de tormentas. Es un instrumento complicado, que explora en 3D la atmósfera, en un radio que puede llegar a 500 kilómetros. Por su precio en el mercado internacional, más de seis millones de USD, no son asequibles para muchos países, sobre todo si se tiene en cuenta que es un producto con una vida útil de entre diez y 15 años.

El sistema de vigilancia por radar en Cuba tiene su Centro Nacional (CNR) en Camagüey. El equipo que ha liderado, por casi 40 años el doctor en Ciencias Orlando Lázaro Rodríguez González, logró posicionarse, según la Organización Meteorológica Mundial, como la sexta mejor cobertura por radar, y para coronar este éxito lo hacen con medios que tienen más de 40 años de uso. Además, lograron desarrollar el modelo de radar meteorológico cubano que está en el orden de los 400 000 USD.

«El prototipo no es una solución técnica lograda solamente para la sustitución de importaciones y para el consumo doméstico, sino que presenta características para la captación de los fenómenos específicos del área del Caribe y Cuba y, por otra parte, para este prototipo se desarrollaron soluciones muy robustas para las condiciones de explotación en Cuba», explicó Rodríguez González.

Luego de varios procesos de modernización, los ingenieros del CNR pusieron en funcionamiento, en La Habana, en 2021, durante la etapa más cruenta de la pandemia, la primera producción seriada del radar cubano en su versión Doppler, el RD-100 S, y a inicios de 2022 completaron este trabajo de modernización también en el radar de Holguín.

«En la labor de modernización con la cualidad Doppler, solo se emplean las antenas de los viejos radares, todo lo demás son las soluciones que hemos desarrollado aquí, que han sido probadas en los ocho radares en funcionamiento. Esto no solo nos permite una mayor independencia tecnológica, sino que nos ha vuelto expertos en burlar el bloqueo.

«Muchas veces, la automática que usábamos nos restringía en materia de piezas de repuesto, pero ahora los componentes industriales que usamos permiten soluciones más abiertas, al igual que el software, muy flexible para adaptarse a los cambios en el hardware».

Con estos ejemplares seriados, en funcionamiento en Casablanca y en Holguín, son tres los radares cubanos con condición Doppler que vigilan nuestro cielo, un proyecto que no se detiene, pues «el equipo tiene el conocimiento para llegar a la fase de reproducción masiva de este prototipo, un encargo de la dirección del país».

Durante los últimos 15 años, el CNR ha exportado numerosos servicios. «Es cierto que no hemos podido vender un radar completo, pero sí soluciones parciales de hardware y la instalación de un software, y se ha prestado asistencia técnica y asesoría, se han efectuado capacitaciones y entrenamientos. Todo esto ha sido transferido a países como Sudáfrica, Venezuela, Colombia, Honduras, Nicaragua, Guatemala y Costa Rica.

«En algunos casos de accidentes de aviones y barcos perdidos brindamos un servicio especial de información de radar a países vecinos. Hemos empleado diferentes modalidades de colaboración que han reportado beneficios por alrededor de medio millón de USD.

«Actualmente, la información de los ocho radares meteorológicos se recibe, archiva y procesa en las instalaciones del Centro Meteorológico de Camagüey y se distribuye a todo el país y a instituciones afines de otras naciones.

«La red cubana de radares tiene un alto reconocimiento del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, por los servicios brindados durante ciclones tropicales en nuestra área geográfica; el paso de los huracanes hacia el norte ocurre, mayoritariamente, atravesando el territorio que custodian los radares cubanos.

«Sin embargo, sufrimos directamente el impacto del bloqueo en dos asuntos principales: se encarecen las piezas en tres o cuatro veces su valor, por el riesgo que corren las empresas que se atreven a vendérnoslas, y, además, la demora que ocasiona importarlas por un camino tortuoso y largo. El desarrollo del Doppler se vio demorado hasta 2012 por la dificultad para traer determinados componentes necesarios para su fabricación. No obstante, Cuba comparte la información de sus radares con el resto de los países».

Toda la información de los radares meteorológicos llega al CNR en formato de datos primarios y se procesa para generar las imágenes que, en caso de situaciones especiales, se ven por la televisión.

«La información de los radares meteorológicos se envía a los distintos usuarios, fundamentalmente el Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología, nuestro usuario principal; a los grupos de meteorología y de pronósticos de las 14 provincias, que tienen centros meteorológicos; a sitios predeterminados para uso de los países vecinos, y a las redes sociales».

En el sistema trabajan más de cien personas, que laboran desde los radares en las distintas áreas. Un grupo atiende toda la automática de estos equipos; otro, la radio electrónica, transmisores y receptores;  otro se dedica a la meteorología de radares, miran la cuantiosa información de los equipos y la convierten en avisos oportunos sobre la situación del tiempo y explicaciones detalladas sobre lo que está sucediendo en el territorio; y, por último, uno que se dedica a la parte informática.

«Gracias al accionar sostenido por el grupo, Cuba exhibe una inusual independencia tecnológica de cualquier fabricante de radares, y mantiene los suyos con componentes de amplio uso en la industria y provenientes de múltiples fabricantes y proveedores para eludir el bloqueo de Estados Unidos, y lo logra basado en la innovación tecnológica».

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