Con la música, inició la danza. Los colores del dragón se convirtieron en movimiento y se desplazaron, como en escena descrita por las leyendas. Sin embargo, no era una fantasía. El dragón onduló con agilidad y elegancia, dando colores a una mañana de sábado con frío inusual en La Habana.

La apertura de la primera Feria de Año Nuevo Chino, también recibió un coro infantil, interpretaciones musicales, modelos que exhibieron la delicadeza de los vestidos tradicionales y cedió espacio a la fuerza del wushu.
El Paseo del Prado añadió magia y realidad a su habitual simbolismo habanero, en una ciudad que amaneció más cerca del gigante asiático gracias a la iniciativa, organizada por el Gobierno Provincial de la capital y la Embajada de la República Popular China.
«Espero trabajar junto con ustedes para profundizar la amistad y hermandad entre ambas naciones», declaró en la apertura Hua Xin, embajador de la nación asiática. «Hoy es un dia especial para los pueblos de China y Cuba, damos un paso más en nuestras relaciones históricas», afirmó por su parte, Yanet Hernández Pérez, gobernadora de la capital.

Al corte de la cinta inaugural siguieron los aplausos y dio inicio el recorrido por la exposición, que mostró realidades de la cultura china hechas en Cuba. El Instituto Confucio de la Universidad de La Habana, la Escuela Cubana de Wushu, la Asociación Min Chih Tang, el Barrio Chino y restaurantes especializados, recibieron a los visitantes, mostrando la medicina tradicional, caligrafía, arquitectura, bordado, gastronomía y otras herencias del gigante asiático.
Hubo espacio para la oportunidad del crecimiento conjunto. La aerolínea Air China, agencias y cadenas de turismo también estuvieron presentes, como testigos y protagonistas de un crecimiento sostenido en la relación entre ambos pueblos.

La Feria realzó las festividades por la llegada del Año Nuevo Chino, que en esta ocasión tiene lugar el 29 de enero. Conferencias exposiciones mixtas, especializadas y encuentros han formado parte de los festejos por la llegada del Año de la Serpiente, símbolo de sabiduría e inteligencia.
Así, la celebración más importante del calendario chino ha alcanzado a más personas, multiplicando la labor de instituciones dedicadas a la promoción de la cultura del gigante asiático y sus expresiones propias, fundidas en la tradición cubana.
De esa fusión nació la imagen protagonizada por el dragón y la arquitectura habanera, cuando una mañana de sábado, la leyenda se convirtió en realidad en el icónico Paseo del Prado.









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