ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
En el parque de Línea y G se reinauguró el monumento que recuerda al pelotero patriota. Foto: Padrón, Abel

Cuba, su cultura y su historia patria están de homenaje porque el beisbol nos une en torno al 27 de diciembre. Hace 148 años se protagonizaba en el país el primer juego de pelota documentado, en el matancero parque Palmar de Junco; y hace 169, en septiembre de 1853, nació, más que un pelotero, por demás excelente mentor, un patriota: Emilio Sabourín.

Al decir del doctor en Ciencias Félix Julio Alfonso López, Sabourín fue uno de los jugadores más importantes de ese desafío, en el jardín izquierdo del Habana, que derrotó a Matanzas por 51-9. Anotó ocho corridas, una más que sus compañeros Esteban Bellán y Ricardo Mora, quienes jonronearon aquella tarde.

Alfonso López da fe de que su labor como director del Habana «fue la más importante de un mánager en el siglo XIX cubano. En seis temporadas alcanzó tres primeros lugares (1889, 1890 y 1892), un segundo (1893) y un tercero (1894), con 43 triunfos y 14 derrotas».

Emilio Sabourín y del Villar fue el más notable ejemplo de un beisbolista que puso su entusiasmo deportivo al servicio del patriotismo. En la República se propuso que se le erigiera un monumento, en el que lo acompañarían los nombres de todos los peloteros que marcharon a la manigua, muchos de ellos impulsados por su fervorosa prédica. «Fue un activo conspirador en vísperas de la Guerra del 95, y una vez iniciada la contienda desplegó una intensa labor de acopio de armas, pertrechos y medicinas para enviarlas al Ejército Libertador», afirmó Alfonso López.

Tras ser detenido por los españoles, cumplió prisión en Ceuta, y a la edad de 44 años una pulmonía fulminante acabó con su vida. Asegura el historiador que Juan Gualberto Gómez escribió, en sentido obituario: «Había amado entrañablemente, y casi por igual, estas tres cosas: el baseball, su familia y su patria».

Ayer, en el parque de Línea y G, en La Habana, se reinauguró el monumento que recuerda al pelotero patriota, y en el Palmar de Junco, otros como Sabourín, líderes en el terreno y defensores de su país, fueron exaltados al Salón de la Fama de la pionera instalación beisbolera.

Pedro Chávez González, a quien lo caracterizó la entrega y agresividad en el terreno; Pedro Luis Lazo Iglesias, considerado uno de los mejores lanzadores cubanos de todos los tiempos; Osmany Urrutia, el señor de los 400, por la cantidad de veces que promedió por encima de esa cifra a la ofensiva, y el primer slugger de las series nacionales, Miguel Cuevas, recibieron el reconocimiento.

Así como se inicia el año del aniversario 170 de Sabourín, en el Palmar de Junco, los matanceros ya delinean las coordenadas para celebrar el 150 de aquel fundacional partido. Sitios tan sagrados para Cuba podrían acoger las ceremonias de abanderamiento de los equipos cubanos a las principales lides internacionales. La sangre mambisa y de la independencia fluye por las venas de nuestra pelota.

 

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