Avalados por sus impecables actuaciones, los voleibolistas cubanos discutirán ante Turquía, a las 2:30 de la madrugada de este domingo, el boleto que para la Liga de las Naciones 2023 pondrá en disputa el torneo Challenger Mundial, en Sudcorea.
Muy desesperanzados estarán los anfitriones, porque cada país que organiza este evento, lo hace confiado en su alta competitividad y calidad como organizador del certamen, que contará con la afición a su favor, para llevarse el vellocino dorado o boleto para la Liga del próximo año. Así lo logró Eslovenia en 20l9, dejando en segundo lugar a Cuba.
Los caribeños no ofrecieron su mejor versión sobre la cancha, cuando recién llegados a la sede, después de una larga travesía Habana-Caracas-Estambul-Seúl, agotados por el viaje, perdieron 0-3 ante Sudcorea en un desafío de práctica.
En la competencia, ante los dos primeros rivales, el servicio, ataque y bloqueo han sido los aliados más distinguidos de los antillanos. A un cuadro chileno sostenido por tres experimentados hombres, le sacaron un triunfo por blanqueada que, además de permitirles ir a reposar tras solo una 1:17 hora de acciones (importante la relación trabajo-descanso), les dio un día libre, mientras ocurría la segunda jornada de cuartos de finales.
A la República Checa, nación que goza de prestigio en este deporte, poseedora de un elenco de voleibolistas fornidos, altos, y participantes en ligas foráneas, le aplicaron un libreto aún más severo que a los sudamericanos, sobre todo en el bloqueo, muy veloz y bien agrupado, dos características que contribuyen a un éxito rotundo.
Solo tuvieron los ganadores dos momentos complicados: el inicio del partido donde, por causa de la desorganización en el juego, producto del desespero por demostrar que están decididos a ganar, tuvieron que borrar una amplia desventaja en la pizarra, y en el segundo parcial, disfrutando de un cómodo 20-8 a su favor, los centroeuropeos se acercaron, pero la sangre no llegó al río. Los tiempos fueron: 25-22, 25-18, 25-18.
Se exhibieron implacables en la ofensiva, 41 ataques por 28 los checos y en el bloqueo nada menos que cristalizaron 16 contra 5, algo inusual en el voleibol actual donde sobresalen los jugadores por su versatilidad, rapidez de movimientos, y sus tallas cercanas o sobre los dos metros, a quienes se dificulta taponear con efectividad, amén de que es la técnica más difícil de dominar.
Alentador resultó la reducción a 22 de los errores no forzados; sin embargo los contrarios incurrieron en solo 16, como muestra del dominio de su quehacer en la cancha, pero que no funcionó frente a un adversario con un trío de armas tomar: el capitán y auxiliar Miguel Ángel López, marcó 17 puntos; seguido por el opuesto Jesús Herrera (14) y el otro atacador de punta Osniel Mergarejo (10). También sobresalieron por su labor en la net los centrales Roamy Alonso (8) y Javier Concepción (6), guiados por el pasador Adrian Goide (4).
Merece un párrafo aparte el acomodador Goide, por la manera dinámica en que repartió el juego, alimentando provechosamente a Miguel-Jesús-Osniel, bastiones ofensivos que elevan el ánimo y la moral de la selección. El propio Goide se distinguió por su actuación en el bloqueo cerrando la línea, para evitar los ataques del oponente por la línea lateral.
Apoyado en estos elementos –el equipo suma 12 partidos oficiales ganados, consecutivamente, en tres eventos internacionales— este cronista, con los ojos cerrados, le va a Cuba en la discusión del boleto frente a Turquía, que superó, en semifinales, a Sudcorea por 3-0 (26-24, 25-21, 25-22).
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