Sencillez e hidalguía. Esas cualidades de los multicampeones olímpicos y mundiales Omara Durand y Mijaín López son los valores que les transmitirán a nuestros deportistas en los I Juegos Panamericanos Juveniles, en Cali, Colombia.
Qué ejemplo de entrega, perseverancia, fortaleza y amor a la Patria para irradiar como invitados al evento, en los que han de mirarse la nueva generación. Son paradigmas y reflejo de un país que, en medio del bloqueo y de la lucha contra la pandemia, pusieron a Cuba en la cúspide, como atletas e hijos de un pueblo batallador.
Es un honor llevar a Omara y Mijaín en una delegación juvenil que ha realizado un esfuerzo tan grande en la preparación de cara a la cita multideportiva continental. En pocas semanas, unos con alguna experiencia internacional, otros locos de contentos por estar en su primera vez, pero todos orgullosos de representar a su país, tomaron los entrenamientos con la decisión de vencer cualquier obstáculo, incluso el del roce competitivo.
Vendrán las medallas, pero las preseas más importantes serán la fidelidad a su bandera y la de crear un camino exitoso hacia el alto rendimiento, porque ellos son el futuro de esos paradigmas que hoy estarán animándolos tras el salto, la carrera o en el colchón, o en el gimnasio de levantamiento de pesas.
El propio Mijaín, en el acto de abanderamiento de los jóvenes lo decía: «Salgan sin presión, pero prestos a dar el mejor esfuerzo, así serán dignos representantes de un pueblo de paz, que crea, trabaja y avanza por la vida».
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