El equipo Cuba que quería ver la afición

Cuando decíamos el pasado miércoles que este era un equipo combativo, no desperdiciábamos un adjetivo ni se pretendía un consuelo por lo ocurrido en el terreno. Es una plantilla aguerrida porque se ha crecido ante montañas de dificultades. Eso no quiere decir que no veamos las múltiples carencias de este elenco, que no son solo suyas, sino de nuestro béisbol en general.

Pero con lo que no comulga un pueblo aficionado a la pelota es con la falta de garra, por eso Cuba entera clamaba por ver esa pasión desbordada sobre la grama, como lo hicieron ayer los jugadores de la selección nacional Sub-23, al vencer a Panamá por 9-8, en el Campeonato Mundial, con sede México.

Añorábamos esas remontadas. Perdíamos por cinco ante los canaleros, los únicos que vencieron a las dos escuadras de más nivel en la justa (México y Venezuela), y en el cuarto capítulo cuatro jits –incluyendo doble con las bases llenas de Rodoleisis Moreno– una base, un boleto y dos errores, trajeron el empate.

Panamá se fue arriba en el sexto, por error del antesalista Andy Yánez, pero él mismo abrió el séptimo con tubey y anotó la de la igualada. En extrainnings, los panameños marcaron dos y, nuevamente, tras el fracaso de toque del primer bate, Loidel Chapellí, vinieron tres más para dejar al campo a los rivales, otra vez con el avileño Yuddiel González pegando el jit decisivo.

Bryan Chi se hizo justicia. No estuvo nada bien ante Venezuela, pero de relevo del abridor Frank A. Álvarez, frenó a los de Istmo, en 4,1, tolerando tres imparables, sin boletos, cuatro ponches y las tres anotaciones que le hicieron fueron sucias.

Acertada la dirección del equipo en la búsqueda de alternativas, moviendo su alienación, el bullpen, incluso en arriesgadas decisiones, como la de tocar bola con amplia desventaja, todo para construir el peleado triunfo.

¿Cómo queda Cuba después de la victoria? Al cierre jugaban México y Colombia, en duelo que de ganar los de casa, mandaría a Cuba a disputar el bronce con los colombianos. Pero si ocurriera lo contrario, anfitriones, panameños y cubanos terminarían con saldo de 2-3. Ese triple empate lleva, primero a una tabla de posición entre ellos, que arrojaría otro abrazo, todos con 1-1, por lo cual debe irse a la compleja fórmula de tqb (número de carreras anotadas, dividido entre las entradas jugadas a la ofensiva, menos el número de carreras permitidas, dividido entre las entradas jugadas a la defensiva). Aquí, México es el más favorecido, y según la indicación del torneo, solo si en el tqb quedaran iguales los otros dos planteles, se definiría por el juego entre esos dos encartados. En pocas palabras, si México pierde en su última salida, Cuba finalizaría en quinto puesto.