ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Por encima de los obstáculos y las prohibiciones, fundadoras como Teresa Correa Vidal, siguen entregando lo mejor de sí al Laboratorio Antidopaje de La Habana. Foto: Ricardo López Hevia

«La cooperación entre los gobiernos y el movimiento deportivo está en el corazón de la Agencia Mundial Antidopaje».

A la impostergable cooperación llamó este martes Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), en la apertura de la Conferencia Mundial Antidopaje que sesionará hasta hoy en Katowice, Polonia.

«Justicia, credibilidad y fortalecimiento» fueron otros términos empleados por el dirigente alemán ante más de 1 500 expertos del mundo, llamando a colaborar unos con otros, según reflejó la agencia EFE.

Aunque en su discurso hizo hincapié en «colaborar entre todos», sus palabras serán bien acogidas en países de una parte de este mundo nuestro, no así por quienes aplican, de manera abusiva, un criterio selectivo al intercambio de tecnologías para incrementar la seguridad del movimiento deportivo internacional. 

Nos referimos al bloqueo de la administración de Donald Trump contra Cuba. He aquí un ejemplo en este campo de la lucha contra el dopaje: para determinar el uso de la Eritropoyetina (EPO) existen anticuerpos monoclonales y reactivos fabricados en Estados Unidos que el Laboratorio Antidopaje de La Habana está impedido de adquirir, por lo que debe buscarlos en terceros países al precio de 1 382 euros el frasco.

Ingentes esfuerzos realiza ese centro cubano para mantenerse al tanto en el cambiante mundo de los productos dopantes, una actualización constante a la que Thomas Bach aludió en Katowice: «con nuevos métodos antidopaje se reforzará la disuasión».

Nuevos métodos

Recientemente Rodney Montes de Oca, director del laboratorio habanero, explicó que uno de los equipos vitales, con tecnología de avanzada para desempeñar la labor diaria, es el lc/ms Orbitrap, único en el planeta fabricado por la firma estadounidense Thermo Fisher Scientific, que Cuba podría adquirirlo en Estados Unidos a un costo de 400 000 dólares, pero no está disponible. Sin embargo, uno similar con patente japonesa cuesta alrededor de un millón de dólares.

El cerco contra Cuba eliminó los intercambios académicos con laboratorios estadounidenses. Tampoco se autoriza a los científicos de la Isla a participar en los simposios anuales organizados por la Agencia de Antidopaje de Estados Unidos (Usada). El bloqueo ha ejercido su maléfica acción hasta entorpecer el cobro por nuestro país de pruebas antidopaje que les fueron encomendadas por la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF), la Unión Ciclística Internacional (UCI) y la Federación Internacional de Voleibol (FIVB), entre otras entidades deportivas de renombre mundial.

Sin embargo, pese a las prohibiciones y obstáculos, desde el mes de septiembre comenzaron los test antidopaje a los atletas cubanos clasificados para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, dijo a Granma la doctora Yaumara Castro Gutiérrez, secretaria ejecutiva de la Organización Nacional Antidopaje, quien afirmó que también se les hacen pruebas a participantes en los Juegos Escolares y Juveniles.

La colaboración entre los gobiernos del mundo reclamada por Thomas Bach, en el caso de Cuba, enfrenta hoy el espíritu de contradicción de la administración Trump, empecinado en borrar el ejemplo de la Isla en todas las aristas de la vida cotidiana, incluyendo, por supuesto, sus éxitos en la medicina del deporte.

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Daniel vido dijo:

1

10 de noviembre de 2019

09:15:22


Quiero expresar que nuestro pais ha estado bloqueado por mucho años. nosotros seguiremo luchando y trantando de salir de los baches q tenemos para seguir adelante como lo expresado por nuestro presidente hay q pensar como país.