BAYAMO, Granma. - Hasta el penúltimo lance del quinto juego entre Matanzas y Granma, el entusiasmo emuló con la tensión por el dominio absoluto de la atmósfera en el estadio bayamés Mártires de Barbados.
Hubo de todo: sustos iniciales, suspiros colectivos de salvación momentánea, persignaciones y aplausos, gente que alentó en voz baja al robador de tres bases, calladas repentinas por el jonrón y la desventaja, un «ahora sí» tras de otro, un coro pidiendo un hit al emergente Cedeño, abrazos entre desconocidos al cañonazo de Soler a los jardines, un silencio expectante a la espera de Raidel… a un out… a un strike.
Bastó ese último lanzamiento, el golpe seco de la bola en la mascota, para que un trueno de gargantas unánimes rompiera el velo de la tensión, y todo el entusiasmo se convirtiera en alud de las gradas al terreno, de los portales de las casas a las calles, y el sonido del campeón que regresa por sus fueros empezara a reconocerse en el clamor de las ollas, del claxon de los autos, de los primeros impulsos de la gente.
No hubo otro comentario a lo largo de la noche, ni en el día siguiente, ni en los minutos que continuaron la cotidianidad de una provincia enardecida. El pueblo de Granma celebró su pase a la final de la Serie como quien ya la ganó, porque sabe que su equipo lo mereció, lo guerreó, que jugó a la altura del campeón que es, hasta que otro nombre, favorito o no, le dispute el título.
Mientras tanto, a la espera del duelo final, en toda Granma resuena un galope de entusiasmo.



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Luis Rafael dijo:
1
12 de enero de 2018
16:42:56
garraazul dijo:
2
12 de enero de 2018
18:18:36
Juan Respondió:
13 de enero de 2018
13:47:55
Bayames dijo:
3
12 de enero de 2018
19:23:40
Juana dijo:
4
13 de enero de 2018
09:32:06
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