
Nunca había sucedido en la pelota cubana. Pero a partir de la 53 Serie Nacional la palabra refuerzo se ha hecho popular. Primero fueron cinco para cada uno de los ocho equipos en la segunda fase del evento. Luego la cantidad de selecciones se redujo a seis en esa misma instancia, y tres años después se decidió sumar tres peloteros más a los cuatro semifinalistas. Ahora son 32 los jugadores foráneos que intervienen en los play off.
La medida se hizo necesaria. Para ninguno de los millones de seguidores del béisbol en nuestro país resulta un secreto que la calidad ha ido en descenso. Atrás quedaron las temporadas cuando Cuba ganaba año tras año torneo tras torneo, llámense Juegos Olímpicos, Copa del Mundo, Intercontinental, Juegos Centro y Panamericanos.
Como prueba inequívoca están los resultados del pasado 2017: eliminados en la segunda vuelta del IV Clásico Mundial, superados por Japón, Israel y Holanda, esta última confrontación con un marcador inimaginable de 14-1; quinto lugar en el torneo Interpuertos de Rótterdam. Y de nuevo quintos en el Panamericano Sub-23 que otorgaba cuatro plazas al mundial de la categoría.
En el béisbol no somos los mismos de diez años atrás, cuando llegamos a la final del Primer Clásico Mundial.
Por todo esto es una tarea impostergable elevar la calidad de la Serie Nacional en función de brindarle un espectáculo digno a nuestra afición, que bien se lo merece. Pero, ¿qué tanto han ayudado o no los refuerzos en estos cinco años? Veamos.
SALDO FAVORABLE
Todavía tengo fresco en la memoria el triunfo de Villa Clara en la 52 Serie Nacional, bajo el mando de Ramón Moré. El espectacular jonrón de Ariel Pestano con las bases llenas resultó decisivo. Pero, junto a él, varios jugadores escogidos como refuerzos también contribuyeron de manera especial a la victoria.
Consciente de su debilidad ofensiva, el mentor Moré escogió a cuatro jugadores de posición: Yordan Manduley, Danel Castro, Edilse Silva, Dayron Varona y el lanzador derecho Jonder Martínez. Danel Castro y Edilse Silva conformaron el uno-dos temible. Varona aportó como primer bate y Jonder fue el cerrador por excelencia, capaz de contener a los Cocodrilos yumurinos en el juego final por el título.
Más reciente, en la 56 Serie, el conjunto de Granma se convirtió en un contendiente de primera línea, capaz de luchar por el campeonato, pero tenía un eslabón insuficiente: la receptoría. Carlos Martí, el director más veterano de nuestro béisbol, ni corto ni perezoso llamó a filas al máscara capitalino Frank Camilo Morejón, con experiencia de equipo Cuba, quien demostró sus habilidades detrás del plato dirigiendo al pitcheo y cortando el juego rápido de sus rivales cuando tiraba certeramente a las bases.
Ciertamente, los refuerzos resultaron factor esencial en el éxito de Azucareros y Alazanes. Pero, por supuesto, no son todos los que responden de forma tan efectiva. Hubo otros que no dieron la talla y, en algunos casos, fueron dados de baja. Sin embargo, el saldo en general ha sido favorable.
NO ESTOY DE ACUERDO
Con lo que sí tengo mis diferencias es con la segunda escogida de tres elementos más para cada uno de los cuatro semifinalistas. Ya después de ser llamados 30 jugadores para la segunda fase, no es mucho lo que resta de peloteros de calidad de donde hacer una selección, especialmente lanzadores. Además, ya con ocho peloteros foráneos los planteles no se parecen a los originales.
Por lo demás, no me acostumbro a ver a un hombre vistiendo tres uniformes distintos en una sola temporada. Este año el serpentinero Vladimir García comenzó con Ciego de Ávila, su tierra natal, después pasó por Artemisa y ahora lanza por Industriales.
Tres directores distintos, cada uno con su concepción de juego, tres entrenadores de pitcheo, cada uno con sus métodos de entrenamiento. No resulta fácil para el jugador acostumbrarse a los cambios.

















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la carta dijo:
1
12 de enero de 2018
06:14:50
rafael dijo:
2
12 de enero de 2018
07:49:21
Reyes dijo:
3
12 de enero de 2018
10:20:22
Reysanchez dijo:
4
12 de enero de 2018
12:42:58
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