Paraguay y Uruguay, reedición de la final de la Copa América de Argentina 2011, se midieron en el cierre de su andadura por la clasificatoria de la lid chilena sin muchas urgencias, pues el primero ya tenía el boleto a cuartos en el bolsillo, y los charrúas podían darse el lujo de caer por diferencia de un gol y también incluirse en la siguiente instancia.
Pues bien, en el estadio La Portada, de La Serena, firmaron un empate que no hizo daño a ninguno de los conjuntos, ahora enfocados en preparar su siguiente pleito, que ya será de vida o muerte en pos de acercarse a los cuatro grandes del continente.
Eso sí, ninguno de los dos aflojó la cuerda y saltaron al campo con buena parte de su mejor artillería, aunque esto no se tradujo en fluidez o buen juego durante una primera media hora gris, con más faltas que remates.

De hecho, los uruguayos se acercaron bien poco al marco de Justo Villar, el mejor arquero de la pasada Copa América, quien salió de la suplencia solo por el trámite del choque. Quizás esa inmovilidad no le ayudó en el primer disparo a portería de los actuales monarcas, que abrieron la lata por imponente cabezazo de José María Giménez, la perla del Atlético de Madrid, que impuso su presencia y poder de salto.
El misil que soltó su testa tras un corner cobrado por Carlos Sánchez se incrustó en las redes, y puso a los charrúas en excelente posición para no preocuparse en el resto de la tarde chilena.
Por cierto, la jugada tuvo dos protagonistas, el autor del tanto y el meta vencido, el primero el uruguayo más joven en marcar en la Copa desde el 2001, y el segundo el jugador paraguayo más veterano en jugar la lid.
Pero el gol no quebró la robustez de la albirroja, once que ha recobrado su robustez de las dos últimas décadas, que le recetó de su propia medicina a Uruguay al poner las tablas en el marcador también con un tiro de esquina que cobró Edgar Benítez y cabeceó Lucas Barrios, indetenible ante la mirada de Musiera.
Transcurrían los minutos finales del primer tiempo, y que se recuerde, justa esa fue la última acción verdaderamente contundente del partido, que entró entonces en una fase de coma, con ambos equipos deambulando por la cancha sin intenciones serias de hacerse daño, más bien reservando energías para las batallas cruciales que se avecinan.
Ni siquiera la espina clavada que tiene Paraguay en la Copa América con los charrúas, invencibles desde 1947, los motivó a sacar el extra para borrar la pesada carga, porque a fin de cuentas, lo peor todavía está por llegar.


COMENTAR
Sosat dijo:
1
21 de junio de 2015
14:38:08
flaco dijo:
2
23 de junio de 2015
17:21:13
Responder comentario