Camagüey. – La historia de Sibanicú está escrita con fuego patriótico y transformación social. Fue aquí, en el antiguo Ingenio Oriente, donde en 1868 un joven Ignacio Agramonte, dejando atrás los privilegios de su cuna, se alzó en armas para incorporarse a la Guerra de los Diez Años y forjar con su ejemplo el alma independentista de Cuba.
Antes del 1ro de enero de 1959, ese mismo territorio era la imagen viva del subdesarrollo y la desigualdad impuesta por el latifundio azucarero y los gobiernos neocoloniales. Un lugar donde, siglos después del grito de Agramonte, el acceso a la educación, la salud y la cultura seguía siendo un privilegio de pocos, y la vida del guajiro y del obrero transcurrían entre la explotación y el olvido.
Hoy, 67 años después del Triunfo de la Revolución, este municipio, cuna de gestas libertarias, se erige como símbolo de la transformación radical que ha vivido la provincia de Camagüey, desde el triunfo de enero de1959, celebrado con ojos de futuro en el acto político-cultural que sirvió de colofón a las conmemoraciones en la provincia por la fecha.
Bajo el lema «67 años de un pueblo en Revolución», la jornada fue mucho más que un recuento histórico. Fue una reafirmación vibrante de la continuidad del proyecto socialista y un espacio de autocrítica y compromiso colectivo para encarar los desafíos actuales. El escenario fue testigo de cómo aquel Sibanicú olvidado hoy cuenta con una Universidad Municipal, un policlínico, 28 consultorios del médico de la familia, y una red de instituciones culturales y deportivas que son derecho de todo el pueblo, sin distinción, honrando con hechos el sueño de justicia social de los mambises.
Walter Simón Noris, Primer Secretario del Partido en la provincia, no eludió la complejidad del momento y expuso que la economía provincial enfrenta serios obstáculos, con 31 renglones de producciones físicas y 7 fondos exportables incumplidos. Un dato revelador fue que solo se explota el 39.3% de la superficie agrícola provincial, una reserva estratégica para la batalla esencial por la soberanía alimentaria.
«Los problemas externos se unen a nuestros propios errores», afirmó Simón Noris, al tiempo que destacó que el 2026 «tiene que convertirse necesariamente en un año en el que todos, desde las escuelas, centros de trabajo y la comunidad, nos volquemos a la tierra a producir». El llamado fue claro: en los tiempos que corren, los únicos recursos seguros son los que seamos capaces de crear con nuestro esfuerzo.
Frente a este panorama, brillaron con fuerza propia dos ejemplos: La entrega de la bandera de Vanguardia Nacional a la UBPC El Entronque, un sitio que demuestra cuánto se puede hacer en el socialismo y el Central «Siboney» que en las condiciones actuales, cuando muchos se escudan para no producir fabricó 804 toneladas de meladura, aportó más de 46 megawatts al sistema electroenergético nacional y se capitalizó la empresa. «Es la demostración de que sí se puede», subrayó el dirigente partidista, anunciando el próximo arranque de la zafra en este ingenio y en el «Céspedes».
La cita, en la plaza Mario Aróstegui, fue también la confirmación de que la fuerza para la batalla económica y política está en la gente. Un grupo de camagüeyanos recibió con orgullo el carnet que los acredita como militantes de la Unión de Jóvenes Comunistas y del Partido Comunista de Cuba, incorporándose como savia nueva a la vanguardia de la Revolución.
En un sentido homenaje, se reconocieron a las entidades y trabajadores más destacados de un año particularmente difícil. Son esos héroes anónimos que, desde su pedacito y sorteando las mismas dificultades que todos, hacen hasta lo imposible por hacer avanzar la provincia. Su ejemplo fue señalado como el motor imprescindible para el año que viene.

Además, 43 mujeres y hombres recibieron su diploma como graduados del curso de Dirección Política de la Sociedad, pasando a formar parte de las canteras mejor preparadas de las organizaciones políticas y de masas, listos para aportar mayor ciencia y dedicación a la conducción de los procesos sociales.
El mensaje que quedó resonando en Sibanicú –tierra donde Agramonte tomó las armas por la independencia y donde hoy se libra la batalla por la soberanía económica–, y que debe extenderse por toda la provincia, es el de la unidad inquebrantable, la crítica constructiva, el trabajo duro y la fe en la victoria.
Los 67 años celebrados no son solo un pasado glorioso, sino el cimiento sobre el que Camagüey se levanta para enfrentar el 2026.
Un año que se define como decisivo para revertir indicadores, explotar la tierra con inteligencia y pasión, defender cada conquista y demostrar, una vez más, que este Pueblo en Revolución tiene la fuerza, la claridad y el compromiso heredado de sus próceres para seguir transformando su realidad, por difícil que sea el camino.




















COMENTAR
Responder comentario