BAUTA, Artemisa.- «El primer deber, la primera tarea de la FEEM, es defender el estudio, pero con una visión holística, amplia, de lo que es estudiar; que no es estudiar para aprobar una prueba, sino para aprender, para conocer, para entonces estar en condiciones de transformar, de aportar, de participar».
Así lo señaló el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, a una representación de jóvenes de todos el país que se reunieron este 6 de diciembre para celebrar el 55 aniversario de la fundación de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM).
El encuentro se realizó en la finca San Pedro, de esta localidad, donde se levanta el Complejo Monumentario Mayor General Antonio Maceo Grajales, que reverencia el lugar donde el 7 de diciembre de 1896 cayeron en combate el Lugar Teniente General del Ejército Libertador y su joven ayudante, Francisco (Panchito) Gómez Toro.
Fue un intercambio donde los miembros de la FEEM volvieron a defender con belleza, pasión, responsabilidad, sus ideas, sus criterios, un encuentro, les dijo con sinceridad el Presidente cubano, que nos carga de energía y confianza.
Acompañado por el miembro del Buró Político y secretario de Organización del Comité Central del Partido, Roberto Morales Ojeda, y otros dirigentes, en el diálogo con representantes del estudiantado preuniversitario y politécnico, el Jefe de Estado propuso hacer «una construcción de cuáles son las tareas que tienen los miembros de la FEEM hoy y cómo creen que pueden participar en la vida del país».

DE JÓVENES EN REVOLUCIÓN
Moderada por la presidenta nacional de la FEEM, Lorena Rosibel Fontela Méndez, la conversación fue iniciada por la santiaguera Daniela Hernández Galeano, alumna de nivel medio en Derecho, quien resaltó que este nuevo aniversario de la organización está guiado por el Centenario de Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
Son momentos lleno de compromiso e inspiración, por eso —dijo— tras el paso del huracán Melissa, los de la FEEM en Santiago de Cuba nos incorporamos de inmediato a la recuperación y nos proposimos trabajar en las instituciones educacionales afectadas.
Hoy —afirmó— nuestros centros están al cien por ciento de incorporación, pero, además, nos planteamos contribuir en la recuperación de Cayo Granma, ayudar a la gente de allí y a la escuelita de Los Caracoles.
Luis Ernesto López, de La Habana, enfatizó que la FEEM es algo que se vive todos los días desde su cédula principal, que es el grupo y ahora la están viviendo desde un compromiso mayor, que es el de ser «la Generación del Centenario de Fidel».
Es por todo esto —explicó— que constituimos las Brigadas Estudiantiles de Trabajo en el verano, las que en cuatro rotaciones con alumnos de los diferentes municipios aportamos más de 100 000 pesos en utilidades a la finca El Tamarindo. Durante estos meses también hemos estado participando en labores de higienización de las comunidades como un aporte a la ciudad.
Camila Díaz Morejón, estudiante de 12mo grado en el Colegio Universitario de Ciencias Médica, celebró el empeño de la FEEM para que sus miembros interioricen que el estudio es nuestro principal deber, lo cual nos debe llevar a ser una generación más preparada y conciente.
Refirió los muchos espacios que tiene la organización en este sentido, como son el desarrollo y consolidación de las sociedades científicas y los eventos de formación vocacional. Nosotros —expuso— nos formamos como los profesionales de mañana, como el futuro de este país donde somos partícipes de todo; por eso nos integramos a las brigadas estudiantiles y campamentos agrícolas, a instituciones de salud y a donde quiera que se nos necesite. «Nosotros —definió— somos del bando de los que aman y fundan».
Representantes de la enseñanza artística subrayaron la partipación de los estudiantes de las diferentes manifestaciones culturales a las actividades de la organización en la capital, porque —señaló una de las jóvenes— «trabajamos en el proceso de creación de esta Cuba que es de nosotros».
Juan Javier, joven que ahora se desempeña como profesor de Historia en la EIDE de Villa Clara, un destacado dirigente de la FEEM en la provincia que junto a otras compañeras y compañeros recibió en la jornada la Condición Panchito Gómez Toro, habló de la importancia de que los estudiantes de preuniversitario y politécnico estén en las redes sociales. «Hoy, cuando el enemigo ataca y tergiversa, a nosotros los que nos corresponde es estar ahí. Tenemos que comunicar la verdad», afirmó.
Entre otros jóvenes que comentaron vivencias, tareas y misiones, Daniela Reyes Bonet, recién egresada del 12mo grado y acreedora de una carrera universitaria en Psicología, cumplirá ahora el Servicio Militar Femenino en la Brigada de la Frontera.
«Defender la patria es el primer sagrado deber de un Revolucionario», enfatizó la joven, quien convocó a las muchachas de la FEEM a optar por un honor donde, dijo, «se nos forma como mujeres de la Revolución».
PANCHITO GÓMEZ TORO, SÍMBOLO DE LA JUVENTUD CUBANA
Durante sus palabras en el encuentro con miembros de la FEEM para conmemorar el 55 aniversario de la organización, realizado en el Conjunto Monumentario de San Pedro, el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, subrayó que este intercambio daba continuidad a otros encuentros con la historia protaganizados por los jóvenes, porque «cuando uno viene a estos lugares siempre digo que hay una vibra en los sentimientos, en el alma, en el espíritu revolucionario, que no se puede lograr en otro espacio», dijo.
Estoy convencido —señaló— que hoy todos ustedes saben más de Panchito, saben más de Maceo, saben más de lo que pasó en este lugar. Uno mismo, motivado por este encuentro con ustedes —añadió—, también en estos días hemos leído mucho sobre Panchito y creo que ustedes, como se lo han propuesto, tienen que seguir defendiendo que se conozca más su figura, su legado.
Tal vez por que vivió solo 20 años, alguien crea que no dejó un legado importante, un legado de una dimensión grande, pero si lo hizo, afirmó Díaz-Canel, en una remembranza de la vida del joven cubano, desde su nacimiento en un campamento mambí hasta su heroica caída en combate.
«Panchito —afirmó— recibió una formación de su padre y ustedes saben de las virtudes increíbles de Máximo Gómez, del que fue su ayudante; después tuvo la oportunidad de acompañar a Martí en parte de los recorridos que hizo por Estados Unidos y Centroamérica para organizar la guerra, para organizar el Partido Revolucionario Cubano, por lo que tuvo una vivencia enorme de quien era Martí (...), a tal punto que hay unas cartas lindísimas de Panchito a su padre y también a su madre, donde va explicando la dimensión con la que él ve a Martí.
«Los historiadores —señaló Díaz-Canel a los jóvenes— pueden argumentarlo mejor desde la ciencia histórica, pero creo que esas cartas influyeron mucho en la manera en que Gómez empezó a apreciar a Martí después de todas las incomprensiones que hubo, propias de la guerra y de la causa en determinado momento.
«Yo diría —afirmó— que Panchito fue un enlace importante para que dos hombres tan geniales (Gómez y Martí) jugaran el papel que tuvieron en nuestra historia desde una posición de unidad, desde una posición de respeto, desde una posición de comprensión».
«Pero a la vez, creo que también Panchito, explicando a Martí cómo él veía a su padre, logró que este también pudiera apreciar la figura de Gómez. Y fíjense si esa relación de Panchito y Martí fue tan intensa, que hay algunos historiadores que plantean que Martí vio en él al hijo que no estaba a su lado (...), que esa lejanía de su hijo la ocupó con la cercanía de Panchito».
El Presidente recordó en este punto la «carta bellísima» que Martí envío a Gómez en la que recoge cómo veía al joven, destancado sus cualidades y virtudes. «¡Oigan, esas cualidades, esas virtudes, son para inspirarse y también decir “yo quiero ser como Panchito”, como mismo decimos “que queremos ser como el Che” o como ustedes, que (...) como Generación del Centenario del Comandante en Jefe, dicen “que quieren ser como Fidel” o como siempre hemos querido todos, ser conscientes del legado de Martí».
Pero Panchito —agregó el Jefe de Estado— tampoco fue un improvisado en la guerra. «Fue ayudante de su padre, fue ayudante de Martí y fue ayudante de Maceo; participó en más de 14 combates, como el tan conocido de Ceja del Negro; recibió heridas, incluso aquí, en San Pedro, no lo dejaban salir al combate en ese momento por las heridas que tenía».
Panchito —recordó Díaz-Canel— nació con un problema en el pie derecho y cuando Maceo fue a conocerlo en el campamento donde estaba, la madre se lo comentó, pero Maceo le dijo, si es el pie derecho no importa, el que hace falta para subirse al estribo de un caballo es el izquierdo.
Son estas —comentó Díaz-Canel— cosas que cuando uno las lee tienen una magia que apasiona, porque Panchito es una simbiosis de virtudes, de valores, de convicciones, de ejemplos con los que uno realmente se apasiona y que nos llevan a proponernos ser así, a tratar de seguir las huellas que han marcado esas personas en la historia.
Panchito fue tan consecuente con esa formación, fue tan consecuente con esa convicción, que cuando otros abandonaron el cadáver de Maceo, vino a buscarlo. Dicen —continuó relatando— que, herido como estaba, tuvo que trasladarse más de 700 metros para llegar hasta Maceo, y sabiendo que no podía trasladar el cuerpo, por la corpulencia de Maceo y su propia limitación en ese momento, sabía que iba a morir.
Panchito «es una expresión, es un símbolo de lealtad, es un símbolo de fidelidad, pero también es un símbolo de coraje y valentía». Y estas —enfatizó Díaz-Canel— son cosas que tenemos que tener muy claras; saber «cómo esos hombres estaban dispuestos a dar la vida por la independencia, por la libertad del país, porque en estos tiempos que nos agreden tanto, en estos tiempos donde vemos un despliegue militar ofensivo tremendo por parte del ejército y el gobierno de los Estados Unidos en el área del Caribe, atentando contra la Revolución venezolana, pero atentando contra la paz y la seguridad del área, uno también tiene que empezar a sacar su visión y su convicción de que por esta Revolución estamos dispuestos a dar hasta la vida, y las razones por las que estamos dispuestos a dar nuestra vida, entre otras, tienen que ver con el ejemplo de esos héroes y de lo fue capaz de hacer Panchito con 20 años de edad, como han sido capaces de hacerlo otros, incluso con menos edad, en nuestra historia, y como seremos capaces de darla, ustedes y nosotros».

CUBA, NACIÓN LABRADA POR UNA HISTORIA HEROICA
En la celebración, este 6 de diciembre, del 55 aniversario de la FEEM, Díaz-Canel recordó que además de la conmemoración este 7 de diciembre de la caída en combate de Maceo y Panchito, la patria también celebra otro aniversario de la Operación Tributo, cuando se depositaron en nuestra tierra los restos de los combatientes internacionalistas, y la fundación de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC).
El Presidente también hizo un recorrido por la historia de la FEEM, cuyo legado se remonta a las luchas revolucionarias de la seudorepública, cuando las y los estudiantes de la Segunda Enseñanza, con sus organizaciones, desempeñaron un papel muy activo contra las tiranías y los desmanes en la neocolonia.
Y ya cuando triunfa la Revolución —recordó— se hizo necesario organizar a los estudiantes de la enseñanza media para su participación en nuestra sociedad, con sus intereses y con la posibilidad de estar en las primeras tareas de la Revolución.
Muchos de los estudiantes de la enseñanza media de aquel tiempo —rememoró— fueron los brigadistas de la campaña de alfabetización, estuvieron entre los convocados para formarse en la Unión Soviética como especialistas para nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias, como técnicos, ingeniero, profesionales, y también muchos fueron a formarse en carreras universitarias en los países socialistas.
Aquellos combativos estudiantes de los institutos de la Segunda Enseñanza fueron también —señaló— «la primera avanzada de graduados universitarios ya en tiempos de Revolución, y después han estado en todos estos años de Revolución participando. Entonces —comentó más adelante a los estudiantes— ustedes tienen el legado de toda esa historia, y, por supuesto el pensamiento de Martí y Fidel.
Fidel, en uno de los congresos, en una de las asambleas de la FEEM, pidió que siempre la FEEM organizara o convocara a los estudiantes para algo que fuera útil y para algo que defendiera la justicia social y para algo que aportara. Los convocó a ser los primeros en el estudio, los primeros en el deporte, los primeros en la cultura, los primeros en la ciencia, los primeros en la participación».
Y creo que interpretando a Fidel en estos tiempos de la manera que ustedes lo han hecho hoy, es que vamos a encontrar la respuesta a la pregunta que me hicieron al inicio sobre cómo ustedes pueden participar y aportar en estos momentos en la vida del país, señaló el Presidente a los estudiantes.
Y «lo primero es que para defender la unidad, para defender la Revolución, para defender la construcción socialista, hay que saber de qué estamos hablando. Y eso solo se aprende estudiando, estudiando y participando. Por lo tanto, estudiar es vital.
«El estudio es lo que nos da el conocimiento; el estudio es el que nos abre el pensamiento; el estudio es el que nos permite dilucidar, enjuiciar, criticar, autocriticar, tener pensamiento propio cuando uno está en una situación difícil; el estudio es el que nos permite definir dónde está el bien y dónde está el mal. Y ese conocimiento también es el que después tiene que ver con la manera en cómo actuamos, cómo somos, qué convicciones tenemos».
«El mundo actual —decía el Presidente a los jóvenes— tiene tantos desafíos, tiene tantas problemáticas (...), tiene tantos retos; es tan desigual, es tan excluyente para la mayoría; está al borde de guerras mundiales, predomina la prepotencia, el hegemonismo, el egoísmo, la vanidad; se acude al lenguaje de la guerra para solucionar cualquier conflicto; hay desprecio hacia los pueblos, en particular hacia los países a los que se llama del Tercer Mundo, que para enfrentar esos desafíos, para ser una persona coherente, para ser una persona humanista, para ser un revolucionario, para ser un transformador de esa realidad, hay que tener mucho conocimiento, hay que formarse en valores y eso se logra estudiando».
Y lo primero —aseguró más adelante el Presidente— es el conocimiento de la historia. «Si uno no conoce las raíces, si uno no se siente orgulloso de las raíces de nuestra nación, de cómo se formó la nacionalidad cubana, de por qué nosotros con vehemencia nos sentimos orgullosos de que nos corra sangre africana por las venas, de por qué somos capaces de emocionarnos cuando hablamos de Maceo, de Martí, de Gómez, de Panchito, de Fidel, del Che, del General de Ejército... entonces no podemos entender.
«Si no bebemos de la savia de nuestra historia, no podremos entender por qué seguimos soportando un bloqueo de 65 años, resistiendo, y por qué seguimos defendiendo, como algunos piensan, de manera testaruda, la construcción del socialismo».
Entre otras reflexiones junto a los jóvenes, el Presidente también compartió criterios sobre el Programa de Gobierno para Corregir Distorsiones y Reimpulsar la Economía, y el estudio y aporte que pueden hacer a este el alumnado de la enseñanza media.
«A este Programa —afirmó— también le hace falta la visión de los estudiantes, que ustedes incorporen sus criterios como jóvenes, que digan qué ustedes creen que hay que transformar, que ustedes quieren transformar, qué criterios tienen sobre ese programa...
Al final de sus palabras a miembros de la FEEM, Díaz-Canel celebró el que se llegue al 55 aniversario de la organización en un período en el que se está celebrando el Centenario del Comandante Jefe.
«Como ustedes mismos se han autodefinido, con una convicción tremenda, que son la Generación del Centenario de Fidel —les dijo—, entonces hagamos de ese legado una actitud consecuente, una actitud coherente, actuando tal como él le pidió a los jóvenes.
«Creo —les dijo— que es el mejor momento de estudiar a Fidel y de apropiarse de las convicciones de Fidel, para entonces llevarla a nuestra vida diaria. Y eso hay que defenderlo participando, porque lo que nos da unidad es participar. Participando todos estamos enfrentando los problemas, participando todos estamos aportando».



















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