Aunque lo peor va pasando, y a pesar de lo mucho que resta por hacer en el oriente de Cuba, para que esa tierra indómita y su gente pueda volver a la normalidad, cada minuto y cada segundo que transcurre, hay mucho de heroísmo en su gente y en todas las manos que se trenzan para ayudar a quienes lo perdieron todo y viven todavía días de zozobra.
Se avanza con fuerza en la recuperación, tal y como trascendió ayer en la reunión de chequeo de esas tareas, al frente de la cual estuvo el Presidente del Consejo de Defensa Nacional, Miguel Díaz-Canel Bermúdez. El restablecimiento del servicio eléctrico y la disponibilidad de agua potable fueron asuntos medulares debatidos allí, porque así lo demandan las circunstancias.
En Santiago, Holguín, Jucarito, Vado del Yeso, Grito de Yara, Miradero y en todos los demás lugares que fueron afectados, se trabaja de espaldas al reloj, para sanar las numerosas heridas dejadas por Melissa, labor en la que intervienen hombres y mujeres de pueblo, quienes codo a codo con los combatientes de las FAR y del Minint, enfrentan una épica batalla por la vida.
Son días de mucha solidaridad, en las que, una vez más, los trabajadores eléctricos y los del sector de las comunicaciones de varias provincias se visten de héroes, para dejar atrás, en el periodo más breve posible la oscuridad y el silencio, a los cuales se han unido hombres y mujeres de otros sectores y territorios, para sanear barrios y comunidades que aún permanecen obstruidas por los árboles caídos.
Claro que esto no es una tarea sencilla, ni que pueda desarrollarse en cuestión de días, ni de horas. Pasarán semanas, quizá meses para que puedan ser borradas las huellas que ha dejado el poderoso fenómeno meteorológico. Mas, queda la convicción y la confianza de la gente, de que no están abandonados, y de que, en medio de la noche más larga, hay luz y esperanza.
Así lo demostró la evacuación en tiempo récord de los pobladores de Guamo, una operación de fuerzas combinadas que incluyó a Las Tunas y Granma fundamentalmente, y que permitió evacuar a la mayoría de la población, hacia los vecinos municipios de Jobabo y Colombia, y las capitales de ambos territorios.
De acuerdo con informaciones recientes, la presa Cauto del Paso comienza a reducir sus niveles de vertimiento y a recuperar de forma paulatina parámetros normales.


                        
                        
                        
                    





    
    










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