ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Para Víctor, su colección es un tesoro cuyo valor no se compara con nada en el mundo. Foto: Germán Veloz Placencia

Holguín.–Víctor Alejandro Aguilera Nonell ha acumulado un tesoro. Considera que las piezas que lo componen superan el valor de cofres que amparan lingotes de oro y plata, monedas de estos metales, gemas y joyas extravagantes elaboradas por hábiles artesanos. Ni siquiera se le aproximan, asegura, los mayores montos posibles a pagar por las más afamadas esculturas o cuadros, ni ninguna otra obra de arte por la que personas arropadas con sus riquezas pujan en exclusivas subastas.

Por admiración, compromiso, vehemencia y pasión posee una colección de más de 55 000 fotografías que exponen la vida y obra de Fidel Castro Ruz.

El joven Vicepresidente primero de la filial holguinera de la Unión de Historiadores de Cuba y profesor del Departamento de Historia de la Universidad de Holguín, con la habitual fluidez con que interactúa con los alumnos y las personas en general que se le acercan, comparte con Granma detalles de su afición.

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«El 6 de mayo de 1996 Fidel realizó una visita a Holguín y llegó al municipio de Urbano Noris. Yo tenía 11 años y vivía en la capital de ese territorio, es decir, San Germán. Cuando salió del central, caminó casi una cuadra por detrás de mi casa y es ahí cuando lo vi por primera vez.

«A partir de aquel momento empecé a coleccionar las fotos de él. Recortaba las que salían en el periódico provincial Ahora y en los periódicos y revistas nacionales y las guardaba en Guías Telefónicas. Junto a las fotos, en los espacios en blanco de las páginas, anotaba las fechas en que fueron tomadas y las actividades a las que correspondían. De esa forma, entre los años 1996 y 2000, logré tener 11 000 fotografías impresas en papel gaceta, guardadas en 12 ejemplares de Guías telefónicas. Hasta ese momento, mi familia era la única que conocía de mi afición. Me ayudaba a conseguir los periódicos y las revistas, así como algún libro viejo que contuviera las fotos.

«Al entrar a la Universidad para cursar la Licenciatura en Historia tuve acceso a internet. Inmediatamente comencé a descargar fotos de Fidel, hurgando de sitio en sitio digital. Es cuando personas ajenas a mi familia conocen de mi pasión y muchos comienzan a colaborar. Ayudó el hecho de que empecé a organizar exposiciones. Así, los que encontraban fotos me las hacían llegar, bien mediante fotocopias, imágenes en papel fotográfico o papel gaceta. La colección creció más, resultado del vínculo con fotógrafos o personas que estuvieron cerca de Fidel y me hicieron donaciones en formato digital.

«Aun en 2009, una vez obtenido el título de Licenciado en Historia, la mayor parte de la colección estaba integrada por las de papel. Inicié entonces un acelerado proceso de escaneo para llevarlo a soporte digital. Después seguí accediendo a los periódicos que ya estaban digitalizados, y procedí a hacer copias de las fotos que aparecían en ellos.

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«Estuve dos años colaborando en el Museo del Ejército Oriental, en el que había un amplio volumen fotográfico de recorridos de Fidel por la región. También existía allí la colección completa de la revista Verde Olivo, reveladora del pensamiento militar del Comandante, expresado con profundidad en la concepción estratégica de la Guerra de Todo el Pueblo.

«En 2017 comencé a colaborar con la Oficina de Asuntos Históricos. Tuve acceso a más de 40 000 fotografías de su fondo y participé en el proceso de identificación. Estuve físicamente allí hasta 2019, pero continúo haciéndolo desde aquí. Codifico las fotos digitales, las envío y las guardan. Una parte de esa colección la posee el Centro Fidel Castro Ruz.

«En el caso de las fotos que encontré en la Oficina de Asuntos Históricos relacionadas con Fidel y Holguín, solicité permiso para obtener copias digitales.

«Hoy mi colección está en formato digital. Desde 2011 no guardo fotos recortadas de la prensa. Las pocas de estas que me quedan, es porque no las he identificado».

–¿Cómo está ordenada la colección?

«Por orden cronológico. Comienza con una fotografía tomada en 1928, cuando Fidel tenía dos años de edad, y culmina con el recorrido inverso de  la Caravana desde La Habana hasta Santiago de Cuba. Están ubicadas por años y meses, con los días en que fueron tomadas. Cada carpeta tiene en formato Word, la explicación sobre la imagen.

«Las ubiqué de forma cronológica porque permite hacer un estudio histórico con mayor facilidad que guardarlas por temáticas».

Víctor hace mucho énfasis en el proceso de identificación de las fotos y recomienda que se proceda así…

«La identificación de las fotos me permite hacer un estudio de la personalidad del Comandante. Me es esencial para impartir una asignatura que se llama El Fidel que creemos conocer.

«Toda la información que obtengo durante la etapa de identificación de las fotos, la triangulo. Es un proceso en el que se debe leer mucho. Por ejemplo, me he apoyado en el periódico Revolución, estudiando los primeros cinco años en que fue editado. He analizado las revistas Bohemia y Verde Olivo, los periódicos Granma y Juventud Rebelde, las colecciones completas de los periódicos holguineros Norte y Ahora, más todos los libros editados sobre Fidel.

«Desde el Centro Fidel Castro Ruz, con el que colaboro desde su gestación, frecuentemente me envían fotos para identificarlas. Por ejemplo, eso ocurrió con una parte de las empleadas en el documental sobre la presencia del comandante en Estados Unidos. Otro caso fue un libro editado en México sobre la imagen de Fidel desde 1952 a 1959, que parte de un proyecto que existe en aquel país para estudiar a la Revolución Cubana a través de la fotografía. Me dieron la misión de estudiar el contenido, lo cual hice y ofrecí mis consideraciones».

–A propósito de la celebración del centenario del natalicio de Fidel, el 13 de agosto de 2026: ¿Qué opinas sobre lo que se debe hacer en el Complejo Histórico Birán?

–En la actualidad los museos son interactivos. Se aprecia en Cuba, entre otros, en el Memorial de la Denuncia y en el Centro Fidel Castro Ruz, ambos en La Habana. Ese es el camino del Conjunto Histórico de Birán, para lo que existe un proyecto que se ejecutará en 2026. Es necesario, porque allí vemos muchas fotografías de Fidel por el mundo, pero quien visita el lugar busca al Comandante en el entorno de su familia. Ahora se ha tenido en cuenta un remontaje que a través de la interactividad revele ese aspecto íntimo que se acentúa en el libro Todo el tiempo de los cedros, de Katiuska Blanco.

–¿Cuántas veces vio a Fidel físicamente? ¿Pudo conversar con él?

–La primera vez, en San Germán, en 1996, como dije. Con él conversé durante uno de los momentos del x Congreso de la feem, al que asistí como delegado. Ocurrió un 28 de enero de 2002, mientras esperábamos por almorzar. Cariñoso, se acercó a un grupo de muchachas y muchachos. Aproveché para decirle que el central Urbano Noris tenía previsto cumplir el plan de producción de azúcar al siguiente día. «Será un gran aporte a la economía», respondió atentamente y continuó con reflexiones sobre lo que debíamos hacer los estudiantes para adquirir más conocimientos.

«Luego estuve en otras actividades presididas por él, como un análisis de la marcha de la Batalla de Ideas, centrado en lo necesario para lograr el regreso del niño Elián González. Me percaté de la capacidad del Comandante para trabajar en equipo. Aunque podía convencer desde un primer momento con los argumentos que daba, consultaba lo que se debía hacer. Me dio la visión de un hombre con una resistencia increíble, capaz de trabajar extensas jornadas y no dar muestras de cansancio. En una de esas ocasiones observé que se paraba continuamente en punta de pies. Eso, que lo hacía parecer más alto, era parte de su temperamento impetuoso, de persona que no se rinde.

«Asistí, además, a las tribunas abiertas realizadas en Mangos de Baraguá, en la provincia Santiago de Cuba, y en la Plaza de la Revolución Mayor General Calixto García, en la capital de Holguín.  Esta última fue el 1ro. de junio de 2002. La lluvia intensa no impidió que continuara hablando. Ante ese gesto de voluntad para soportar adversidades, los miles de personas reunidas allí se acercaron más a él en lugar de marcharse.

«El 3 de diciembre de 2016, como parte de una delegación holguinera, estuve en el acto efectuado en la plaza de la Revolución Antonio Maceo, en Santiago de Cuba, la noche antes de que sus cenizas fueran depositadas en un monolito de piedra, en el cementerio patrimonial Santa Ifigenia. Fue el momento más simbólico y comprometedor en el que he estado».

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