La convocatoria a la XV Asamblea General de Naciones Unidas (ONU) que se efectuaría en la sede de esa organización en Nueva York, a mediados del mes de septiembre de 1960, llegó al despacho del entonces primer ministro del Gobierno Revolucionario Fidel Castro, en un momento muy tenso en las relaciones entre Cuba y el gobierno de los Estados Unidos, que «miraba con malos ojos», cómo las jóvenes autoridades cubanas trabajaban intensamente por cumplir el Programa del Moncada, aplicando numerosas leyes de beneficio popular en todo el país.
Apenas habían transcurrido 20 meses del triunfo de la Revolución, y ya el pueblo podía apreciar el vuelco que se le estaba dando en toda la Isla a los principales problemas que desde hacía años lastraban a sus habitantes y que ahora, con el trabajo de todos los cubanos, con fervorosa conciencia revolucionaria, y bajo la certera dirección de su máximo líder se solucionaban.
Tan pronto como los vecinos del norte conocieron que Fidel asistiría a la ONU, --lo que no podían impedir--, decidieron crear un clima de inseguridad antes de que partiera la delegación de Cuba, y de aislamiento tan pronto pisara suelo estadounidense.
Estas extremas e insólitas medidas estaban concebidas, entre muchas otras, metodológica ytécnicamente por la CIA bajo el nombre de «asesinato del carácter» (charácter assassination). Se trata de una serie de medidas sicológicas y de provocación para que Fidel cancelara el viaje, yejercer presión para desestabilizarlo en suelo norteño.
El 2 de septiembre, unos días antes de que el Comandante en Jefe iniciara su viaje a Nueva York, se celebró en la Plaza Cívica (hoy Plaza de la Revolución José Martí), una multitudinaria concentración de cubanos (más de 1 millón) que aprobaron por aclamación la histórica «Declaración de La Habana» y allí, frente a ese mar de pueblo, Fidel mostró y rompió en dos pedazos, el texto del «Convenio Militar de Ayuda Mutua», suscrito por la tiranía batistiana con el gobierno yanqui.
En un titular publicado el 9 de septiembre por el periódico Diario de las Américas, radicado en Miami, decía:
«Si Rusia establece base en Cuba, solicitaremos de la OEA una acción drástica, declaró el secretario adjunto de Estado, Francis Wilcox. Si viene Fidel será confinado a Manhatan por medidas de seguridad».
Comienzan abiertamente las presiones en contra de la visita del máximo líder a Nueva York. En el titular del día 14 del mismo diario informa sobre la descarga en La Habana de armas rusas y que «posiblemente sean tanques, artillería pesada y municiones»
CONFINADO A LA ISLA DE MANHATTAN

El día 13 el secretario de Estado Cristian Herter dijo que había notificado a la embajada de Cuba, que por «razones de seguridad» Fidel no podía salir de la isla de Manhattan.
La nota, aunque mostraba la «preocupación» del gobierno de Estados Unidos por la seguridad del primer ministro, fue tomada por el gobierno cubano como lo que realmente era, una «intimidación» de lo que podría suceder después. Como dice el dicho: «no hace falta beberse el mar para conocer que es salado»
Como Fidel se mantenía firme en la decisión soberana de asistir al cónclave de la ONU, las amenazas fueron «in crescendo». El 17 publicaba el Diario de las Américas:
«REGISTRARAN A LOS ACOMPAÑANTES DE FIDEL CASTRO AL LLEGAR A NUEVA YORK.
«Embajador de Estados Unidos notificó al gobierno de Cuba la prohibición de portar armas. Se las quitarán si las llevan.
«La delegación cubana trata de alquilar un piso cerca de la ONU sin conseguirlo.
«Tramitarán los documentos de Fidel en el avión.
«Posible embargo del avión en que viaje el primer ministro Fidel Castro a Estados Unidos.»
Y la respuesta del gobierno de Cuba “no se hizo esperar”. En reciprocidad al confinamiento de Fidel a la isla de Manhattan, en Nueva York, dispuso reducir los movimientos del embajador Phillip Bonsal, en La Habana, al área del Vedado exclusivamente, autorizándolo a utilizar varias vías de comunicación para trasladarse de su residencia en el reparto Siboney (antiguo Country Club) a la embajada, hasta que finalice la Asamblea de la ONU.
Mientras tanto en Nueva York, aguaciles de la policía asaltaron y saquearon las oficinas de Cubana de Aviación. Irrumpieron violentamente y destrozaron parte del local y las cajas de seguridad; sustrajeron documentos y se robaron fuerte suma de dólares en efectivo. Además, desdeel jueves 15 permanecía retenido-incautado un avión Britannia de Cubana en el aeropuerto de Idlewil..
El domingo 18 de septiembre como a las once de la mañana, partió Fidel rumbo a Nueva York al frente de la delegación que participaría en la Asamblea General de la ONU. Fueron a despedirlos al aeropuerto el entonces Ministro de las FAR, Comandante Raúl Castro, quien se desempeñaría como Primer Ministro interino, el presidente Osvaldo Dorticós y otros dirigentes del gobierno.
LLEGA LA DELEGACION A CUBANA A NUEVA YORK

A las 4:34 de la tarde (hora local) aterrizó el avión de Cubana en el Aeropuerto Internacional Idlewild (hoy Jonh F Kennedy), en Nueva York y, cuando la nave aún se deslizaba por la pista principal, los pilotos fueron notificados por la torre de control de que no podían acercarse a la «arrivals zone», que tomaran un «taxiway» --donde permanecieron más de 20 minutos--, hasta el hangar 17, distante unos tres kilómetros de la Terminal de Pasajeros.
Una vez que el avión detuvo sus turbinas subieron a bordo a darle la bienvenida, Manuel Bisbé, jefe de Misión Cubana, el Conde Jean de Nou, jefe de Protocolo de la ONU y el y personal de inmigración. A los pocos minutos salió Fidel y una multitud de entusiastas cubanos que, a pesar de la fría llovizna que caía, estaban concentrados en un parqueo tras una cerca, a unos cien metros del hangar, y cantaban «Fidel, Fidel», «Fidel», portando pancartas con consignas Revolucionarias.
Aunque la policía no permitió que los periodistas se acercaran a Fidel, se calcula que unos mil fotógrafos y camarógrafos lo aguadaban para cubrir su llegada.
Una multitud de simpatizantes cubanos, con menos suerte, integrada por entusiastas hombres, mujeres y niños, algunos portando carteles, desde hacía más de 5 horas esperaba –dentro y fuera--, la llegada de Fidel por la Terminal de Pasajeros, pero al sospechar que no era por allí, se montaron en susautomóviles para encontrar el lugar pero, la policía, deliberadamente les daba falsas direcciones para alejarlos del hangar 17, por dónde realmente había llegado Fidel.
Cuando la caravana de automóviles que transportaba a la delegación avanzaba rumbo a Manhattan, --que ocupaba más de 17 cuadras--, en varios tramos de la vía se congregaron los cubanos residentes simpatizantes de la Revolución, junto a numerosos grupos de latinoamericanos de varios países portando banderas cubanas, ovacionaban a Fidel y a la Revolución Cubana.
PROVOCACION IRRESPETUOSA CONTRA FIDEL

En uno de esos trechos donde estaban concentrados centenares de cubanos que lo vitoreaban y lo aplaudían, Fidellos saludaba con su mano, pero un policía, --que se suponía estaba para protegerlo--, se lo impidió de forma brusca e irrespetuosa, al que Fidel increpó, y sus acompañantes protestaron. Así comenzaban, en suelo estadounidense las provocaciones contra la delegación cubana.
Alrededor de las cinco de la tarde arribó la caravana al hotel Shelburne, donde se hospedaría, situado en la Avenida Lexinton y la calle 47, en Manhattan. El edificio prácticamente estaba tomado por la policía, civiles del FBI y en la azotea francotiradores apostados. Todo tránsito de personas y vehículos en torno al inmueble estaba cerrado con barreras. Sin embargo, eso no impidió que centenares de cubanos y de otras naciones latinoamericanas, cerca del hotel, gritaran consignas revolucionarias y ¡Vivas a ¡Fidel! y a Cuba!.
Como a media mañana del siguiente día, el gerente del hotel informó que cancelaba la reservación y debían abandonar el inmueble y se negó a reintegrar $5,000 dólares en efectivo depositados como garantía de pago.Ante esta inadmisible provocación y al negársele a la delegación cubana alojamiento en otros hoteles de la ciudad, Fidel decidió presentarse en la sede de la ONU y tratar el asunto directamente con el secretario general Dag Hammarskjold.
EL HOTEL THERESA EN HARLEM BRINDA HOSPEDAJE
El secretario general tenía sus oficinas en el piso 38 del emblemático «Palacio de Cristal» y allí, en el espacio de casi hora y media recibió a Fidel, junto con otros miembros de la delegación cubana. El Comandante lo puso al tanto de las intolerables insolencias y groserías que había recibido al llegar a la ciudad y, además, de no encontrar alojamiento estaba dispuesto a acampar en los jardines del emblemático edificio.
En un momento determinado Fidel recibe una llamada telefónica. Escucha, se vira para el secretario y le dice, ya tenemos alojamiento: el hotel Theresa, en Harlem. Por supuesto que el estirado sueco, cuando escuchó eso, en Harlem, puso el grito en el cielo. Pero tuvo que ceder. Detrás de esa gestión estaban, Roa Kourí, Malcom X y Bob Taber.
Minutos después, allí mismo, «como por arte de magia», aparecieron otros hoteles que podían ofrecerle alojamiento a los cubanos. Y uno de ellos, el Commodore, situado a tres cuadras de la ONU, sin ningún costo.
La delegación cubana partió rumbo al barrio negro de Harlem, distante como a unos 10 kilómetros de Manhattan y llegó alrededor de las 11:30 pm acompañados por una fría llovizna.Cientos de manifestantes, la mayoría negros, los esperaban y les dieron una calurosa bienvenida apiñados en la calle, frente al hotel Theresa. Gritaban: «!Cuba sí, yanquis no!» y «!We Want Castro!».(Queremos a Castro).
ALTOS DIGNATARIOS VISITARON A FIDEL EN EL BARRIO NEGRO DE HARLEM.
De la noche a la mañana, y durante varios días, el humilde Hotel Theresa fue «cintillo de prensa» en importantes periódicos del mundo y casi se convirtió en una extensión de la ONU, por los importantes dignatarios que lo visitaron, como el primer ministro soviético Nikita Khrushchev, el activista Malcolm X; los poetas Langston Hughes y Allen Ginsberg; el presidente Gamal Abdel Nasser de Egipto; el primer ministro Jawaharlal Nehru de la India y el sociólogo radical Charles Wright Mills, entre otras personalidades.
EL HISTORICO DISCURSO EN LA ONU.
El 26 de septiembre de 1960, a las 2:57 de la tarde el joven de 34 años de edad, y máximo líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz inició su improvisado e histórico discurso, –que 18 taquígrafas tomarían sus palabras’--, ante el plenario de la XV Asamblea General de la ONU, integrado por jefes de gobierno de 15 naciones, centenares de diplomáticos, funcionarios de 96 países y cientos de periodistas y camarógrafos de todo el mundo.
Durante su alocución criticó cómo se utilizaba la guerra para monopolizar a los países subdesarrollados y arremetió contra la política estadounidense hacia Cuba y otras naciones de América Latina, Asia y África. Respaldó el Plan de Desarme presentado por Rusia..Y proclamó el derecho de la República Popular China, a ocupar un escaño en la ONU.
El discurso duró 4 horas y 29 minutos y resulto ser el más prolongado, desde 1945 en la historia de la ONU.
Fuentes:
Periódico Revolución, septiembre de 1960´









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