Con una tasa de mortalidad infantil de 2.02 fallecidos por cada 1,000 nacidos vivos, la provincia de Sancti Spíritus se mantiene hoy a la vanguardia del país en este sensible indicador, lo cual evidencia la consolidación del Programa de Atención Materno Infantil (PAMI) en el territorio.
Según Francisco García González, al frente del PAMI y a la Dirección General de Salud, este resultado obedece a un trabajo sostenido en el fortalecimiento de la red de genética y en las consultas multidisciplinarias para pacientes con crecimiento intrauterino retardado.
«Es la mejor tasa del país. Mientras el promedio nacional se sitúa en 8.1, somos la única provincia que está incluso por debajo de 5.
Este resultado ya se ha vuelto sistemático. El año pasado también fuimos la mejor provincia, gracias a la integración efectiva entre la atención primaria y secundaria, al fortalecimiento de nuestras terapias —neonatal, intensiva pediátrica y de adultos—, a la constante preparación de nuestros profesionales por parte de la universidad médica, y al amor con que se realiza cada labor. Ese es el verdadero motor de estos logros.
Sin el compromiso de nuestros trabajadores, no podríamos alcanzar los indicadores que hoy exhibimos.»
García González aseguró que el país concede máxima prioridad al Programa de Atención Materno Infantil. «Puede faltar cualquier recurso, pero de inmediato se gestiona. Se hace un esfuerzo enorme. Existe un nivel de prioridad tanto para las embarazadas como para los niños. Se refuerzan los antibióticos, se garantiza el suministro de insumos médicos», afirmó.
La tasa de mortalidad infantil de 2.02 por cada 1,000 nacidos vivos que exhibe hoy Sancti Spíritus confirma que el territorio no solo mantiene estándares de excelencia en la atención materno infantil, sino que también se proyecta como referente nacional en la protección de la vida desde sus primeros instantes.
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