Niquero, Granma.–En este municipio donde el mar y la tradición pesquera se entrelazan como raíces ancestrales, Vilma Francisca Vargas Aroche, de 63 años, ha tejido su vida con hilos de sal y esfuerzo.
Llegó de joven a la industria pesquera, sin conocer el oficio, pero el destino la enroló en la brigada de cabezas y pastas en la que comenzó a abrazar el rigor de la faena.
Con los años, ascendió a la mesa de limpieza y luego a empaque, un espacio en el cual la precisión y el cuidado definen la calidad de la langosta, joya de la tradición niquereña.
Su amor por el trabajo es inquebrantable: «Me gusta el rigor de la pesca, sentir que lo hago bien y que le aporto a las nuevas generaciones. Aquí no tenemos horario para trabajar, ni el aquel de que, esto no lo hago porque es trabajo de hombres; las mujeres nos crecemos ante cualquier dificultad.
«En lo personal, me gusta manipular la langosta entera, porque exige empacarla por tallas, piezas, y por la calidad que amerita. Como digo yo, “hay que pintarla”, “maquillarla” y ponerla bonita para que el cliente se enamore; no por eso descuidamos la calidad del resto de los procesos, como el pescado y los conformados».
Para Vilma, Niquero no es solo un lugar; es un símbolo de identidad, donde la pesca es sinónimo de orgullo y tradición. Su sueño es ver la empresa filial pesquera industrial Niquero recuperar su autonomía y esplendor, como en los años dorados, cuando fue Vanguardia Nacional.
LOGROS Y DESAFÍOS
La filial niquereña, adscrita a la Empresa Pesquera Industrial de Granma, destaca por su producción de langosta, principal recurso exportable, por medio de Pesca Caribe y Caribex, en las modalidades entera cruda o precocida, que tienen en el mercado chino su principal receptor.
A pesar de limitaciones logísticas –como un único contenedor para congelación, y los problemas eléctricos–, la filial niquereña ha mantenido sus procesos, apoyada por trabajadores que innovan en productos conformados (hamburguesas, jamonada, masa de croqueta) con ventas locales y nacionales.
La pesca de escama ha enfrentado desafíos por combustible y clima, que se complementan con capturas de machuelo para la elaboración de conformados y picadillos.
Con 570 trabajadores y una fuerza renovada, la industria busca sostenibilidad.
Augusto Arias Rodríguez, director de la UEB de Producción, enfatiza en que para procesar el producto líder, «comienzan a las 3:00 de la madrugada y terminan alrededor de las 5:00 de la tarde. Hasta ahora, hemos operado sin mayores inconvenientes, aunque en ocasiones enfrentamos problemas con la corriente».
Durante los últimos años –explica Arias Rodríguez–, la captura de langosta ha oscilado entre 198 y 200 toneladas, muy distantes del récord histórico de 800 logrado hace cuatro años. La disminución en el número de embarcaciones, de 16 a ocho, ha influido en estos resultados, así como el déficit de hielo por falta de corriente eléctrica y la poca manifestación de la especie.
En el primer semestre de este año, la corrida del pargo no fue favorable, especialmente en abril, en el que la falta de petróleo y de suministro eléctrico afectaron la obtención del hielo para conservar la pesca.
«Mayo trajo una mejora, con el acopio de nueve toneladas, con 11 embarcaciones. Sin embargo, comparado con años anteriores, en los cuales se lograron capturas de 30 a 40 toneladas, el rendimiento aún no es satisfactorio», añade Arias Rodríguez.
Actualmente, la filial pesquera cuenta con cinco barcos activos y la fuerza laboral ha experimentado una renovación significativa. Hace tres años, muchos de los trabajadores se jubilaron y fueron sustituidos por jóvenes que han aprendido el oficio. Además, hay hijos que siguen la tradición y trabajan junto a sus padres, lo cual es vital para perpetuar la actividad en la región.
«Mantenemos relación con los pescadores deportivos, sobre todo después de que el precio del pescado que se les compra se tornó aceptable. Al crearse las mipymes, el precio se fue disparando y haciéndose inaccesible para nosotros, que tenemos un precio de compra límite.
«Se necesita encontrar soluciones de conjunto con el Gobierno, en aras de preservar este pescado en el municipio; quizás asegurarles parte del combustible y el hielo. No obstante, prefieren el pago en efectivo en lugar de transferencias, lo cual complica las transacciones», subrayó Arias Rodríguez.
VIEJOS SABERES
La filial retomó la producción de jamonada con leña, por falta de combustible; también el conformado de hamburguesas, lo mismo de masa deshuesada mecánicamente que de pescado, logrando producir 203 000 unidades en el mes que concluyó. Ello, aparejado a los conformados y el pescado, generó ventas por 21 millones de pesos, y salarios en el orden de los 14 000 en algunos operarios directos a la industria.
La empresa pesquera no solo exporta, también abastece a la comunidad mediante puntos de venta diarios y en las ferias, aunque la escasez de recursos en ocasiones restringe la oferta. En tanto, Pesca Caribe comercializa especies como el pargo, el machuelo, la sierra y la cubera, en provincias como Santiago de Cuba, La Habana y Holguín.
TRADICIÓN Y PERTENENCIA
La industria pesquera de Niquero, tejida con historias de fidelidad al sector, como la de Vilma Francisca, y sostenida por manos que desafían el mar y las limitaciones, es un reflejo de Cuba: resiliente, creativa y arraigada a sus tradiciones. Aunque vientos adversos –logísticos, climáticos o económicos– amenazan con cambiar el rumbo de su brújula, la comunidad mantiene la proa firme, innovando con productos locales entre redes de desafíos y olas de esperanza.

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