Ciego de Ávila (26/7/2025).- Los actos por el 26 de julio no se celebran aquí con frecuencia —1980, 2002, 2011 y 2025—. Hubo que esperar 22 años del primero al segundo, nueve del segundo al tercero y 14 del tercero al cuarto, pero Ciego de Ávila, donde hoy está toda Cuba, no emerge de las estadísticas.
Esta noche-madrugada del 26 de Julio la ciudad despertó bien temprano y comienza a entrar a la plaza Mayor General Máximo Gómez; primero va a los puntos de encuentro, después transitan por calles que comienzan a estrecharse poco antes de la entrada. La vox pópuli le dicen embudo. Yo prefiero llamarlos pasillos de entradas. Uno, dos, tres cuatro. Todos por el mismo lugar y hacia el mismo escenario.
Dice alguien que la entrada comenzó a las 10:00 de la noche, otros hablan de las 11:00, las 12:00. Lo cierto es que la ciudad va entrando y uno observa y escucha: «Los apagones no me dejaron dormir, así que es mejor venir a la plaza con el frescor de la madrugada». «Desde el sábado pasado no entra agua a la casa», «¡A 300 pesos la libra de picadillo!, aunque ayer la compré a 250. Parece que los inspectores y el 26 han contribuido para que los precios bajen». «A 100 pesos una pilita de limones que ni jugo tienen». «Los precios…». La comidilla del momento».
Y continúa la entrada a la plaza, donde comenzará el acto, justamente a las 5:15 a.m., la hora en que un grupo de rebeldes inició los ataques a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, aquel lejano y presente 26 de Julio de 1953.
Porque los cubanos —escribió alguien— hacen música de su llanto y se ríen de la música. Toman en serio los chistes y hacen chistes de lo serio. No creen en nadie y creen en todo...
Los cubanos se caracterizan individualmente por su simpatía e inteligencia y en grupos, por su gritería y apasionamiento. Cada uno de ellos lleva en sí la chispa de los genios y de no dejar de hacer, de inventar, de buscar soluciones, de ahí que reunirlos no es tan difícil; los cubanos ofrecen soluciones antes de saber el problema. Para ellos nunca hay problemas.
Todos los cubanos saben lo que hay que hacer para eliminar el terrorismo, encauzar a América Latina, eliminar el hambre en África.
Ellos no entienden por qué los demás no les entienden, cuando sus ideas son tan sencillas y no acaban de entender, por qué la gente no quiere aprender a hablar español como ellos.
¡Ah!, los cubanos... No puedes vivir mucho tiempo con ellos, pero es imposible vivir sin ellos.
Opiniones variopintas oigo mientras continúa la entrada a la Plaza, porque así es el cubano, el pueblo avileño que, en representación de toda Cuba, comenzó a celebrar desde que se dio la noticia de la sede; el mismo que ha ido sentándose en las 10 000 sillas acomodadas para la ocasión, van con la alegría de los derechos ganados, al contrario de otros mundos donde no existen celebraciones; o sí, la de los huesos rotos, la fusta sobre el lomo humano, los cascos de los caballos sobre las costillas o la de los inmigrantes confinados en Alligator Alcatraz.
Van entrando jóvenes de la FEU y la UJC, entran personas mayores con medallas en el pecho, protagonistas ellos que pueden narrar la historia, desde el asalto al Moncada hasta las hazañas cotidianas por hacer una Cuba mejor.
Con la cercanía de la celebración por el 26, se laboró arduamente para que Ciego, ávido de vista, presentara su mejor rostro, algo bastante difícil, con los tantos golpes de la economía en este año, pero posible cuando la voluntad vence a la prisa y a la inercia.
La historia de Cuba hubiera sido otra sin un 26 de Julio, pienso, mientras camino por el embudo o, mejor dicho, por el pasillo.
Ciego de Ávila marcha sin nervios, entusiasta y emocionado, como quien espera a un huésped muy querido y muy importante. Pero no es solo solemnidad. Hay música en el ambiente. El 26 es también celebración y alegría del pueblo victorioso.
Esa es la Cuba de hoy, con aciertos e imperfecciones, porque amar a Cuba no es un acto de fe ciega, sino una elección diaria frente al espejo de sus contradicciones, pero en el núcleo de esta Isla, vibrante, compleja y amada, late una fuerza poderosa: la de sus hijos más fieles. Aquellos que, conocedores de todas sus cicatrices, no han dejado de defenderla con pasión para construir, ladrillo a ladrillo ese hogar único que es la Patria.





















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Daisy Rivero Leon dijo:
1
27 de julio de 2025
06:19:10
Alba Marina dijo:
2
27 de julio de 2025
14:12:24
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