Tradición y Revolución, dos categorías que definen a las ciencias y a la Salud Pública cubanas

De cómo seguir avanzando en estos tiempos difíciles sin renunciar a la idea fundacional de Fidel de que Cuba tenía que ser un país de hombres de ciencia y de pensamiento, versó el más reciente encuentro del Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, con representantes del sector de la Salud y de las ciencias.

El intercambio tuvo lugar en uno de los salones del Palacio de la Revolución, con más de medio centenar de trabajadores del sector de la Salud Pública, de la biotecnología y de los centros de investigación del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma).

El diálogo sirvió de preámbulo, en la propia jornada, al acto solemne en el que se le entregó la Orden Carlos J. Finlay a 28 personalidades de estas áreas del conocimiento, en el contexto de las jornadas por la Ciencia cubana, del que ahora queda como testigo el episodio 20 del podcast Desde la Presidencia.

Al caracterizar el encuentro, Díaz-Canel subrayaría que sirvió para que las mujeres y hombres de ciencia abundaran sobre resultados y problemas, pero también para alertar sobre los temas que menos se han tratado, a los cuales hay que seguir prestándoles atención desde la dirección del país.

 

CIENCIA PARA LOS PROBLEMAS ESENCIALES DE LA SALUD

Asistieron al intercambio la integrante del Comité Central del Partido y jefa del Departamento de Atención al Sector Social, Susely Morfa González; el vice primer ministro Eduardo Martínez Díaz; la doctora en Ciencias Mayda Mauri Pérez, presidenta de BioCubaFarma, y el ministro de Salud Pública, José Angel Portal Miranda, quien condujo la conversación.

La formación y el desarrollo de las nuevas generaciones en Medicina, Enfermería, Farmacéutica, Biotecnología y otras ciencias, fue un punto coincidente en las más de una docena de intervenciones, como la del doctor en Ciencias Marlon Pino, neurocirujano del hospital Hermanos Ameijeiras y coordinador del Consejo de Jóvenes de la Academia de Ciencias de Cuba (ACC).

Otro ejemplo lo fue el doctor Pablo Quintero Álvarez, médico residente en el Instituto de Hematología e Inmunología, quien cursa el segundo año de la especialidad, aunque desde que era estudiante universtario se vinculó a la actividad científica, y ahora avanza en un doctorado sobre las anemias hemolíticas hereditarias.

Jóvenes decididos y dedicados a hacer ciencia a favor de Cuba y del bienestar del pueblo son, también, la mayoría de los autores del ventilador pulmonar de altas prestaciones, genuinamente cubano.

Hoy, el país cuenta con 16 de estos equipos hechos en Cuba, los que han ventilado a más de 900 pacientes en hospitales de La Habana, y en este año tienen previsto fabricar más unidades y extenderlas al resto del país.

El doctor Frank Daniel Martos Benítez, médico intensivista, es testigo protagónico de este resultado científico, y recordó cómo colegas de su especialidad, en varias salas de terapia, realizaron numerosos ensayos alineados con los técnicos de BioCubaFarma y otros centros, al mismo tiempo que reunieron las evidencias científicas para demostrar la probidad de este equipamiento.

«De las carencias se aprende, se aprende mucho», dijo, y afirmó que en Cuba la ciencia se ha alineado con la Salud Pública para lograr el mayor de los resultados, que es salvar vidas. La doctora en Ciencias Dagmar García Rivera, del Instituto Finlay de Vacunas (IFV), hizo la «historia de vida» de la vacuna cubana conjugada antineumocócica Quimi-Vio, un saber que permitió la fabricación, por ese centro de investigación, de la vacuna Soberana contra la covid-19, entre otros resultados y proyectos.

El buen hacer en el Instituto Finlay, y los desafíos a futuro, llevó a la doctora García Rivera a reflexionar sobre la necesidad de buscar más resortes motivacionales para las nuevas generaciones, «llegar al corazón de los jóvenes científicos, para garantizar las generaciones futuras de la ciencia cubana», así como la mirada que habrá que tener con respecto al financiamiento de la ciencia.

Los resultados que pueden lograrse a través de la cooperación y sinergias entre diferentes entidades cubanas, fueron elogiados por el doctor en Ciencias Roberto Balmaseda Manet, director del hospital ortopédico Fructuoso Rodríguez, quien es uno de los autores principales de la prótesis cubana de cadera.

El proyecto inició con un programa para prótesis parciales, ahora tienen un proyecto de prótesis total de cadera y también otro sobre prótesis de rodilla.

«Ha sido una iniciativa –dijo–, en la cual han confluido, en función de las necesidades de la asistencia médica, el talento, la organización y la interacción entre entidades y personal médico y científico para seguir buscando calidad de vida y solución a los problemas de salud de nuestro pueblo».

Es un resultado, agregó, de un gran encadenamiento, que lideran el Ministerio de Salud Pública y el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, con su Unión de Industrias.

Hasta la fecha se han implantado estos dispositivos, genuinamente cubanos, a 412 pacientes, con muy buenos resultados, y se ha incluido a personas de más de 90 años y hasta de cien años de edad, subrayó el doctor Balmaseda.

El doctor en Ciencias Julio Baldomero Hernández, director de Investigaciones Clínicas del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, orgulloso de ser un especialista de segundo grado en la atención primaria (un médico de la familia), enfatizó en la vocación primordial de estas ciencias en Cuba: «dirigirse a resolver los problemas fundamentales de salud de la población, como lo relacionado con la oncología, la cardiología y las afecciones cerebrovasculares, las tres primeras causas de muerte aquí».

En igual sentido, se refirieron eminentes profesores como la doctora en Ciencias Teresita Rodríguez, del Centro de Inmunología Molecular; el doctor Luis Martín Rodríguez, del Instituto de Oncología, y el doctor en Ciencias Alberto Erconvaldo Cobián, de la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba, y presidente de la Sociedad Cubana de Sicología de la Salud, entre otros.

 

CIENCIA Y SALUD: COMBINACIÓN DE SABERES Y UNIDAD

En la despedida del intercambio, el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, subrayó la coincidencia de ideas y sentimientos entre el nutrido grupo de representantes de la Medicina, la Enfermería, la Biotecnología, la Sicología y otras ciencias estrechamente vinculadas a la Salud cubana, «muestra, de una combinación de saberes y, sobre todo, de unidad».

«Entre ustedes, –dijo–, coinciden dos categorías, una es la tradición y otra es la Revolución. Y es que siempre, en el pensamiento cubano, hay una regularidad: que el pensamiento científico siempre ha estado, por lo general, involucrado, coincidente, con lo mejor del pensamiento político, con lo más revolucionario.

«Es una tradición –reflexionó–, que está en los pedagogos, desde Varela hasta Martí, que está en los científicos, y por supuesto ya en época de Revolución, además, está en el pensamiento visionario de Fidel».

El Presidente se refirió también a la tradición científica cubana, y al impacto en ella de la Revolución «como proyecto emancipador y humanista, en el desarrollo de la ciencia cubana realmente es impresionante».

Se refirió al impresionante ecosistema científico del país. «Tenemos más de 91 000 trabajadores involucrados en las actividades de ciencia, tecnología e innovación; hay más de 8 000 investigadores certificados; hay 272 entidades de ciencia y tecnología en diferentes modalidades».

Desde el año 1965, continúo enumerando Díaz-Canel, se contabiliza por las estadísticas la formación de más de 19 600 doctores en Ciencias, y el 47 % de esos doctores son mujeres».

Reflexionó sobre estadísticas que hablan de las mujeres, como el 50 % del potencial científico, y el 69,2 % del personal de la Salud Pública. Precisó, además, que 51 000 féminas participan hoy en las actividades de ciencia y tecnología. Un papel protagónico del que también son partícipes las y los jóvenes en todo el país, a los que dedicó otra larga reflexión.

Díaz-Canel ratificó la validez del concepto de resistencia creativa, que tiene que ver mucho con el aporte de las y los científicos, de su sabiduría, de su pasión y de su ética, otro de los elementos «que distinguen al científico cubano».

Finalmente, felicitó a la comunidad médica y científica cubana por su altruismo, por su visión humanista, por su consagración. Ustedes, les dijo, «han educado, han enseñado, transmiten valores a sus estudiantes, se convierten en paradigma de sus estudiantes».

 

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CIENCIA Y SALUD: COMBINACIÓN DE SABERES Y UNIDAD

En la despedida del intercambio, el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, subrayó la coincidencia de ideas y sentimientos entre el nutrido grupo de representantes de la Medicina, la Enfermería, la Biotecnología, la Sicología y otras ciencias estrechamente vinculadas a la Salud cubana, «muestra, de una combinación de saberes y, sobre todo, de unidad».

«Entre ustedes, -dijo-, coinciden dos categorías, una es la tradición y otra es la Revolución. Y es que siempre, en el pensamiento cubano, hay una regularidad: que el pensamiento científico siempre ha estado, por lo general, involucrado, coincidente, con lo mejor del pensamiento político, con lo más revolucionario.

«Es una tradición -reflexionó-, que está en los pedagogos, desde Varela hasta Martí, que está en los científicos, y por supuesto ya en época de Revolución, además, está en el pensamiento visionario de Fidel».

El Presidente se refirió también a la tradición científica cubana, y al impacto en ella de la Revolución «como proyecto emancipador y humanista, en el desarrollo de la ciencia cubana realmente es impresionante».

Se refirió al impresionante ecosistema científico del país. «Tenemos más de 91 000 trabajadores involucrados en las actividades de ciencia, tecnología e innovación; hay más de 8 000 investigadores certificados; hay 272 entidades de ciencia y tecnología en diferentes modalidades».

Desde el año 1965, continúo enumerando Díaz-Canel Bermúdez, se contabiliza por las estadísticas la formación de más de 19 600 doctores en Ciencias, y el 47 % de esos doctores son mujeres».

Reflexionó sobre estadísticas que hablan de las mujeres, como el 50 % del potencial científico, y el 69,2 % del personal de la Salud Pública. Precisó, además, que 51 000 féminas participan hoy en las actividades de ciencia y tecnología. Un papel protagónico del que también son partícipes las y los jóvenes en todo el país, a los que dedicó otra larga reflexión.

Díaz-Canel ratificó la validez del concepto de resistencia creativa, que tiene que ver mucho con el aporte de las y los científicos, de su sabiduría, de su pasión y de su ética, otro de los elementos «que distinguen al científico cubano».

Finalmente, felicitó a la comunidad médica y científica cubana por su altruismo, por su visión humanista, por su consagración. Ustedes, les dijo, «han educado, han enseñado, transmiten valores a sus estudiantes, se convierten en paradigma de sus estudiantes».