En una visita a Venezuela de ocho miembros del Capítulo Cuba, de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad, quienes habíamos sido invitados a participar en la Internacional Antifascista Por un mundo nuevo, estuvimos en la comuna El Panal, de la emblemática parroquia 23 de Enero, en el municipio de Libertador, en Caracas.
La parroquia 23 de Enero se ha convertido en un referente histórico de resistencia popular y lucha social. Toma su nombre de la fecha en que cayó el dictador Marcos Pérez Jiménez, acción en la que los vecinos de ese barrio ocuparon por la fuerza la urbanización recién construida por iniciativa del dictador, en los terrenos de los que muchos de ellos habían sido desalojados o sufrían amenaza de serlo.
Desde entonces, los habitantes de la parroquia no dan ni piden tregua en la lucha por reivindicaciones políticas, económicas y sociales. Tanto así es que, en los años 70, durante los gobiernos de la Cuarta República, la barriada se convirtió en refugio seguro de las guerrillas. Para mantener a raya a la Policía, se construían barricadas en las vías.
Actualmente se encuentran organizados en una comuna socialista que han nombrado El Panal, la cual fue fundada en 2003, al calor de la Revolución Bolivariana, y donde con estrategia de autogestión económica mejoran las condiciones de vida de los vecinos, al tiempo de erradicar completamente flagelos como el microtráfico y la inseguridad ciudadana.
Junto con Cira Pascual Marquina, una de sus principales líderes, recorrimos parte de las instalaciones productivas. Allí vimos un estanque para peces, la granja de cerdos, y un taller de costura, en el que fabrican uniformes escolares para sus estudiantes de primaria y secundaria, sin excluir la confección de otras prendas de uso general.
Además, cuentan con naves en las cuales cosechan verduras, tierras que dedican a otras producciones, y una fábrica de pienso artesanal. Todo lo anterior genera empleos, mientras las ganancias obtenidas por la venta de los productos se dedican a la mejora de infraestructuras y a la construcción de instalaciones de uso comunal.
Confieso que, si bien era grande mi admiración ante lo realizado por la comuna, sobre todo pensaba en Cuba, donde ahora estamos enfrascados en explotar reservas productivas y dotar de mayor autonomía a los territorios. Me preguntaba si acá no podíamos lograr algo semejante en muchas comunidades en las que contamos con líderes capaces de aglutinar a los vecinos.
Desde luego, no se trataría de copiar exactamente lo realizado en la parroquia 23 de Enero, de Caracas: son otras las características administrativas de nuestro país, pero sería una utopía pensar que solo con relaciones de mercado podemos resolver nuestros acuciantes problemas.
Se ha dicho, con razón, que estamos en una economía de guerra, el bloqueo económico de ee. uu. trata de impedir el arribo de combustibles y otros suministros, el acceso a créditos e inversiones, así como las legítimas transacciones financieras, entre otras acciones hostiles.
Si a lo anterior se suma que somos un país de limitados recursos, se impone entonces ser cada vez más creativos, y poner en práctica iniciativas que involucren al máximo nuestro más importante activo: el capital humano formado por la Revolución.



















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Rolando Almaguer dijo:
1
6 de diciembre de 2024
07:13:19
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