ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Los terremotos tiraron al suelo casas completas y en otras agrietaron paredes, levantaron pisos, hicieron saltar enchapes, o partieron columnas en dos. Foto: Mailenys Oliva Ferrales

Pilón, Granma.–Desde el pasado 10 de noviembre esta zona de la costa sur granmense ha dejado de ser un sitio apacible entre la montaña y el mar, para convertirse en un «oleaje» constante y desbordado de personas, que han venido de muchas partes a ayudar en la recuperación del territorio tras las sacudidas de los dos sismos que quebraron la tranquilidad por estos lares. 

Como parte de ese movimiento solidario, que ha unido aquí a jóvenes militares, estudiantes universitarios, artistas, médicos, emprendedores, campesinos, trabajadores de Etecsa y de Copextel, y de otros organismos, han llegado también arquitectos, proyectistas, técnicos y especialistas de la Vivienda y la Construcción, que junto a colegas de esos sectores de varias provincias del país, recorren, palmo a palmo, zonas afectadas para evaluar la magnitud de los daños y brindar soluciones.

 

DE «GRIETAS» Y OTRAS VULNERABILIDADES

Aunque han pasado varios días desde el impacto de los sismos en Granma, y con mayor fuerza en Pilón, el joven arquitecto Javier Jorge Castro Cabrera aún habla, con asombro, de la huella destructiva que dejaron esos eventos telúricos.

«Realmente fue muy impactante llegar a lugares de Pilón donde los terremotos tiraron al suelo casas completas, y en otras agrietaron paredes, levantaron pisos, hicieron saltar enchapes, o partieron columnas en dos, y todo en apenas unos segundos. Nunca había visto algo así», refirió este especialista, quien atiende la ejecución de viviendas en la empresa de Construcción y Montaje de Granma (Coingex).

Sin embargo, según afirmó Castro Cabrera, tras las primeras evaluaciones realizadas en el terreno por los equipos de especialistas se han encontrado, lamentablemente, vulnerabilidades en el fondo habitacional que incrementaron el impacto negativo de los movimientos telúricos.

«No se puede minimizar la magnitud de los sismos, porque fueron dos eventos fuertes, que inevitablemente iban a ocasionar daños; pero, en la medida en que hemos ido visitando casa por casa, también detectamos un grupo de violaciones que atentaron contra la seguridad de las viviendas ante este tipo de fenómenos.

«Por ejemplo, en esos recorridos hemos encontrado muchas casas de mampostería que les faltaban los elementos de cierre entre la pared y las columnas, o no contaban con la cantidad de columnas que necesitaba la vivienda, lo que se tradujo en el desplome de algunas paredes o en el agrietamiento de las mismas», apuntó el arquitecto. 

Por su parte, la también arquitecta Liana María Sosa Hernández, directora de Organización y Control en Coingex, explicó al respecto que muchas personas, que construyeron por esfuerzo propio, hicieron sus paredes de bloque, o de ladrillo, pero no las anclaron correctamente a la estructura de madera.

«Esos son dos materiales incompatibles, y las columnas tienen que hacerse para brindar seguridad», advirtió, al tiempo que señaló que las cubiertas que se desplomaron, sobre todo las de fibrocemento, en muchos casos se habían montado sobre estructuras anteriores que no fueron diseñadas para ese tipo de techo.

«El suelo en zonas sísmicas es también muy importante. Lo primero que se mueve es el suelo, y una de las afectaciones recurrentes que hemos encontrado es el levantamiento de pisos o hundimientos de estos, debido a que no se compactaron correctamente durante el proceso constructivo», significó.

«En contraste, hemos ido a varias construcciones que se ejecutaron bien y que han tenido su ciclo de mantenimiento sin violarse, y ahí están intactas, mientras que edificaciones, por ejemplo, del sector estatal, que no tuvieron una secuencia constructiva adecuada, porque se les realizaron modificaciones o se les añadieron niveles, también muestran afectaciones», acotó la arquitecta. 

No obstante, ambos especialistas reconocieron que, debido a la magnitud de los sismos, se han registrado también daños en estructuras que fueron bien ejecutadas (aunque en menor medida), lo que demuestra la necesidad de edificar respetando las normas constructivas y de sismorresistencia. 

 

La presencia de especialistas y técnicos de la Vivienda y de la Construcción en la evaluación de los daños permite agilizar los trámites para la recuperación. Foto: TOMADA DE LA PÁGINA EN FACEBOOK DE LA UJC EN PILÓN

DE LA EXPERIENCIA A LAS SOLUCIONES

Que los profesionales de la Vivienda y la Construcción –en las que están representadas varias empresas y entidades de ambos sectores, y también de otros organismos– estén recorriendo comunidad a comunidad y casa a casa, constatando con ojos propios los daños ocasionados por los sismos, constituye para los pobladores afectados un significativo aliciente. 

«Nuestra presencia en esos lugares afectados –no solo en Pilón, sino también en otros municipios donde se han reportado daños–, ha ayudado a tranquilizar a las personas, porque hay quien ve las grietas en su casa y piensa que se le va a caer, y no necesariamente tiene que ser así», expresó Sosa Hernández.

 «Nosotros hemos ido a evaluar, a diagnosticar y a calcular en función de que el Gobierno pueda tomar decisiones y utilizar los recursos más convenientes para la recuperación, pero al mismo tiempo les hemos brindado asesoramiento técnico a los moradores, explicándoles las condiciones que tienen sus viviendas, así como las posibles soluciones. Y eso las personas lo han agradecido.

De acuerdo con el arquitecto Javier Jorge Castro, también ha sido necesario hablar mucho, y de cerca, con los pobladores, «porque la gente aún tiene miedo, y está preocupada con las réplicas que se han seguido sintiendo.

«Las personas quedan mucho más tranquilas después que se visita su vivienda y se les explica, por ejemplo, cómo asegurar su pared, porque hay algunas que están agrietadas pero no hay que tumbarlas, y se pueden aprovechar; al igual que cubiertas que fueron afectadas y se pueden desmontar y reutilizar empleando vigas metálicas (puzzling) de producción nacional».

En ese sentido mucho queda por hacer todavía. La fuerza brutal de los movimientos telúricos del pasado 10 de noviembre dejó en Granma más de  8 170 edificaciones afectadas, y de ellas unos 130 derrumbes totales, más de 700 parciales y miles de daños en cubiertas, paredes y pisos localizados solamente en el municipio de Pilón (donde se registran las mayores afectaciones).

Según precisó a este diario Dailín Pérez Castillo, subdirectora de la Vivienda en ese costero territorio, para ello se trabaja en estos momentos en las evaluaciones de seguridad en las estructuras que no colapsaron. «Ese es un proceso que se ha extendido, porque han sido muchos los daños en el municipio y hemos tenido que esperar la intervención de personal de otros territorios, pues no dábamos abasto para cuantificarlos».

Comentó que también se tienen identificados los repartos que están por debajo del nivel del mar, para su futura reubicación en zonas más seguras, en tanto se crean facilidades temporales para las personas que sufrieron derrumbes totales en sus viviendas, y se buscan alternativas en locales de entidades estatales, para adaptarlos y darles uso como vivienda.

«Tenemos previsto ir solucionando inicialmente las afectaciones menores, que llevan menos recursos, y las otras en dependencia de la entrada de estos», detalló la directiva.

Queda, en lo adelante, mucho trabajo por hacer para recuperar lo perdido y restaurar otros daños, pero bajo la premisa de que a pesar de la huella desgarradora de los terremotos, el único camino posible es volver a levantarse.

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