ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Máximo Gómez Foto: Archivo de Granma

Ni dedicada íntegramente a él, esta edición podría abarcar la dimensión humana, política y militar del hombre que nació el 18 de noviembre de 1836, en Baní, República Dominicana, y después se entregó por completo a la independencia de Cuba, donde llegó a ser General en Jefe del Ejército Libertador.

La síntesis en torno a Máximo Gómez Báez puede mediar entre lo casi imposible y lo injusto, desde que, con apenas 16 años, se incorpora al ejército dominicano; o cuando, ya en Cuba, conspira en la zona de El Dátil.

Constan su alzamiento en armas, el ascenso a Mayor General por parte de Céspedes; la primera carga al machete, protagonizada por él, como preludio aterrador para el enemigo.

Hablo de quien, destituido del mando en 1872, por un mal entendido, asume después nuevas responsabilidades: reorganiza tropas en Camagüey y Las Villas, y se niega a integrar el movimiento para destituir a Céspedes como Presidente.

Exilio, espantosa miseria familiar en Jamaica, labranza en pleno monte para sobrevivir, prisión en la Fortaleza Ozama (República Dominicana) por conspirar en Cuba… nada lo doblega.

Puedo imaginar a Martí cuando, al pedirle que asumiera el mando militar en la futura contienda, Gómez responde: «Desde ahora puede usted contar con mis servicios». Y luego, el Manifiesto de Montecristi, el desembarco por Playita de Cajobabo, la Invasión a lomo de caballo y machete en puño, el épico cruce de la Trocha de Júcaro a Morón: inexpugnable según los españoles.

Brillante aquel lazo cuando, en aparente huida, retrocedía algunos kilómetros para arremeter en avance envolvente hacia Occidente, destruyendo líneas férreas y comunicaciones enemigas.

Desconcierto el de generales españoles, en La Habana, cuando eludía el combate abierto, se refugiaba en cayos de monte y reaparecía en la retaguardia, con acciones breves y fulminantes.

Irreparable el dolor por la caída en combate de Maceo y de su adorado hijo Panchito. Pero continuó, incluso tras el fatídico fin de la guerra; porque Gómez sigue siendo Gómez.

En su ensayo Porvenir de Cuba, expondría: «… y ahí tenemos la Ley Platt, eterna licencia convertida en obligación para inmiscuirse los americanos en nuestros asuntos».

Preclaro, indoblegable, sugiere crear las Milicias Cubanas, con unos 15 000 hombres que harían «innecesaria la intervención de tropas americanas y de la misma Guardia Rural».

El 17 de junio de 1905 cierra los ojos, convencido de que «encima del suelo empapado con tantas lágrimas y sangre no debe ondear más que una bandera, la que amparó al ideal sagrado de la Patria».

Comenzaba, en verdad, a vivir el hombre que un día dijo: «Mis grados, mi significación política, truncada en momentos solemnes de la historia, mis glorias cercenadas y todo eso no vale nada, es efímero, pero nadie me podrá negar nunca que fui un soldado leal de las libertades de Cuba. Eso me basta y no quiero más».

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Villa dijo:

1

18 de noviembre de 2024

07:54:17


Los Consejos de Gomez, con más de 60 años de vida y 30 años dedicado a la lucha por la independencia de Cuba, deben ser valorados y divulgando, aquí se los dejo: DEL GENERALÍSIMO MÁXIMO GÓMEZ A LOS CUBANOS. CONSEJOS PARA LA VIDA REPUBLICANA. > Para andar más pronto el camino de la Organización nacional, elegid para directores de vuestros destinos a los hombres de grandes virtudes probadas, sin preguntarles en donde estaban mientras Cuba se ensangrentaba en su lucha por la independencia. > Aprended a hacer uso en la paz de vuestros derechos que habeis conseguido en la guerra; que no se deben conformar los hombres con menos, porque eso conduce al servilismo; ni pretender más, porque os llevaría a la anarquía. > La observancia estricta de la ley es la única garantía para todos. Yo os aconsejo para Cuba, puesto que ya se alcanzó el sublime ideal, un abrazo fraternal que apriete y una para siempre el augusto principio de la nacionalidad cubana. > El triunfo definitivo debe rodear a este pueblo de majestad y grandeza; se debe conceder el perdón a todo el que lo solicite, para que la obra quede completa. Al aproximarse a las tumbas gloriosas de nuestros compañeros, a depositar la , junto con una lágrima de guerrero , es preciso en esa hora piadosa llevar el alma pura de rencores. Que no os ofusquen los apasionamientos de la victoria, ni a los que se crean más meritorios los ensombrezca y ciegue el orgullo, pues por ese camino casi siempre se han perdido muchos hombres, que principiaron siendo grandes y acabaron pequeños. > No se debe olvidar nunca que así como la espada es la bienhechora para dirigir y gobernar bien las cosas de la guerra, no es muy buena para esos oficios de la paz, puesto que la palabra es la que debe decirse al pueblo, y el diapasón militar es demasiado rudo para interpretar con dulzura el espíritu de esa misma ley. > Se tiene que dejar de oír el relato de pasadas hazañas. Todo eso cumple a la majestad de la Historia; porque si no, se mortifica a la que, debiendo, no supieron ejecutarlas, y aparecería como un cargo que los irrita y dispone los espíritus a la desunión y la discordia. > Con estas precauciones de obreros abnegados que todo lo han dado por la Patria, y ayudados por tres factores poderosisimos: el trabajo, la educación y las buenas costumbres, la mejor higiene para preservar el alma y el cuerpo de amargos dolores, Cuba será próspera y venturosa. > Mientras tanto, si no caigo en lo que falta de la lucha, cuando me vea tranquilo en un rincón de mi Patria, pediré siempre para Cuba la bendición del Cielo. Página 273. Máximo Gómez 100 años. Selección de Ana Cairo Editorial Ciencias Sociales. 2006.

Eduardo dijo:

2

18 de noviembre de 2024

09:38:31


Para mi fue, junto a Antonio Maceo, el más firme, aguerrido, admirado jefe que dio su sudor, lágrimas y su sangre por la independencia de Cuba.

RRG dijo:

3

18 de noviembre de 2024

10:20:34


Grande entre los más grandes militares del Siglo XIX. No solo como militar sino como hombre de bien y de mucho respeto. Siempre recuerdo un poema de un profesor que tuve en el preuniversitario que decía así: Hoy rendimos homenaje al gran genio militar Por su forma de guerrear, por su honor y su coraje. Luchar era su lenguaje con el machete en la mano Como si fuera cubano, luchó por la libertad Con honor y dignidad, ¡Qué viva el dominicano!

Gerardo Ortiz Pérez dijo:

4

18 de noviembre de 2024

11:03:58


En Màximo Gómez el movimiento independentista y revolucionario cubano tuvo al jefe militar indiscutido que lo guió a extraordinarias hazañas en lu lucha por la libertad. El Generalísimo fue un aguerrido combatiente, un genio militar y un gran ejemplo de internacionalista.