El silencio de las autoridades de EE. UU. ante la investigación del último hecho violento ocurrido contra la Embajada de Cuba en ese país, el 24 de septiembre de 2023, y la reciente liberación del terrorista Alexander Alazo Baró de los cuatro cargos en su contra, por el ataque contra nuestra misión diplomática en la madrugada del 30 de abril de 2020, son una muestra más de la poca voluntad política existente en suelo estadounidense cuando se trata de Cuba.
La mejor muestra es que, aun después de cuatro encuentros entre las autoridades de EE. UU. y de Cuba, tras el lanzamiento de dos cócteles molotov contra la Embajada de la Isla en septiembre de 2023, no hay todavía ninguna respuesta clara ni ofrecido ningún dato.
Un programa especial de Razones de Cuba reveló qué ha sucedido desde entonces, cuánto ha avanzado la investigación y qué tanta colaboración ha existido entre las autoridades cubanas y estadounidenses. Señaló que, el mismo día del hecho, oficiales del Servicio Secreto de ee. uu. respondieron a la solicitud de Cuba y accedieron a las instalaciones para investigar la acción violenta.
Johana Tablada, subdirectora general de EE. UU., en el Ministerio de Relaciones Exteriores; el teniente coronel Carlos Martínez González, segundo jefe del Departamento de Investigación criminal de los delitos contra la Seguridad del Estado, en el Ministerio del Interior; y el mayor Mario Díaz Agudo, perito y jefe de unidad de Identificación de las personas por sus rasgos exteriores, de la Dirección de Criminalística, ofrecieron detalles sobre el camino recorrido.
Inmediatamente que se supo de los hechos, se abrió un expediente investigativo para identificar a las personas que pudieran ser culpables. A las autoridades estadounidenses se les dio acceso a toda la información y se les entregaron las primeras filmaciones de las cámaras de seguridad de la propia misión diplomática.
Sin embargo, la calidad de la filmación (debido a la escasa luminosidad) no permite reconocer con facilidad al atacante. Aunque lo han solicitado, a los diplomáticos no se les ha permitido instalar en el frente del edificio luces suficientes que beneficien las tomas de las cámaras, según explicaron los entrevistados.
También se ha reclamado que no se permita el aparcamiento de autos en el frente, como el que sirvió de protección al terrorista, mientras preparaba los cocteles molotov.
Aun así, la evidencia audiovisual presentada por Cuba revela que el autor del hecho es una persona del sexo masculino, tez blanca o mestiza, complexión media o fuerte, grupo etario joven o adulto; que portaba como prenda de vestir pulóver de color negro y pantalón de igual coloración.
Usaba tenis con forro externo de color negro y borde de las suelas de color blanco, y en la cabeza una gorra oscura. Su modo de andar también fue minuciosamente evaluado.
Con las autoridades estadounidenses hubo un primer contacto el día 29 de septiembre, cinco días después del hecho, momento en que fue entregada una segunda filmación de cámaras interiores, en las que se ve al terrorista evaluando, una hora antes, el lugar.
Esta persona coincide con las investigaciones científicas realizadas, que incluyeron comparaciones hasta de la longitud de los pasos y las pisadas del atacante. También se estableció la estatura aproximada en 1,80 o 1,81 metros.
En el segundo encuentro, ocurrido el 3 de noviembre, se entregó el resultado del proceso pericial cubano, mientras que las autoridades estadounidenses no ofrecieron nada.
La tercera vez, el 15 de noviembre, los oficiales estadounidenses informan que realizaron unas pruebas de adn y de huellas, sin especificar sus resultados; y el 4 de abril de 2024, durante el cuarto encuentro, solo respondieron que la investigación continuaba en marcha.
¿Cuánto más podría conocerse sobre el hecho, si las autoridades de ee. uu. compartieran información? La pregunta, lanzada un año de silencio después, deja el sabor de la incertidumbre no solo para Cuba, sino también para el resto de las misiones diplomáticas allí, desde las que se observa cómo en el país vendido como lo mejor del mundo, falta mucho respeto elemental por la justicia.








 
     
    










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