Referente de eficiencia, casa de una gran familia

MATANZAS.–Ya no es la joven con cara angelical de cuando hace 35 años entró a trabajar en el Aeropuerto Internacional Juan Gualberto Gómez, justo acabado de inaugurar. Entonces tenía apenas 22 años de edad.

Amalia sigue siendo, sin embargo, una mujer agradable, y con unos ojos azules que sobresalen en su rostro claro y limpio. A pesar del tiempo transcurrido, no deja de traslucir el frenesí de quienes disfrutan lo que hacen.

«Me siento orgullosa de este lugar, al cual le he dedicado mi vida. Me enamoré de la idea de trabajar aquí desde antes de concluirse el aeropuerto. Tanto fue el idilio, que dejé la Universidad ya en el tercer año de la carrera y me vine para acá.

«El día de la inauguración, el 25 de septiembre de 1989, todos estábamos muy emocionados porque comentaban que venía Fidel. Quienes tuvimos el privilegio de verlo y de escucharlo, sentimos un gran honor y un compromiso enorme de la tarea que nos esperaba, por la confianza que él había depositado en cada uno de nosotros».   

–¿Algún otro detalle de aquel día?

–Recuerdo que llovió mucho, y que al final de su discurso Fidel dijo que el aeropuerto llevaría el nombre de Juan Gualberto Gómez, patriota matancero y cubano, amigo de José Martí. Fue algo muy bonito.

Amalia González Gómez integra el selecto grupo de fundadores que aún se mantienen activos, y afirma sentirse plenamente dichosa de laborar en ese aeródromo. Su sonrisa así lo indica.

«Es mi vida, casi vivo en el aeropuerto».

LA GRAN FAMILIA

Desgrana recuerdos desde el jardín de la parte posterior de su casa, en la comunidad de Carbonera, desde donde se divisa el mar, distante a solo unos cien metros.

En sus ojos brilla una luz de admiración al hablar de Primitivo, su padre, ya fallecido.

«Él trabajó en la construcción del aeropuerto durante tres años, y luego, una vez que entró en operaciones, se desempeñó como Jefe de los custodios. Todos valoraban positivamente cómo hacía las cosas, y las relaciones con los demás».

Rememora que ella inició su vida laboral en el área de Inversiones. «Fue un buen comienzo, pues tuve la oportunidad de aprender mucho».

Más tarde, Amalia, fue secretaria de la Dirección, y seguidamente estuvo en servicio de Vuelos. Comenta que, durante todo ese tiempo, pasó varios cursos que le permitieron prepararse en diversos frentes del sector de la aviación.

Al final, incursionó en el salón vip, donde ha permanecido por largos años. «Los servicios vip comprenden la atención diferenciada a los pasajeros, y es una labor interesante», asegura.

Por más de una década asumió la responsabilidad de conducir el Partido en el centro, entre otras responsabilidades. Ante la disyuntiva de comparar las etapas de la terminal aérea, confiesa que, pese al paso del tiempo, el colectivo continúa como una gran familia, y todos se esmeran porque el aeropuerto sea lo más eficiente posible. «Hay sentido de pertenencia», subraya.

EL MÉRITO DE LA ESTABILIDAD LABORAL

A juicio de José Antonio García Manso, director general del Aeropuerto, es un orgullo trabajar día a día con hombres y mujeres que son ejemplo de consagración, prestigio y sentido de la responsabilidad; siempre alertas y vigilantes para garantizar que el aeropuerto distinga por los resultados y la eficiencia.

Al hacer un poco de historia, rememora que, desde 1989 hasta la fecha, han realizado cientos de miles de operaciones y movido varios millones de pasajeros de diferentes países. En suma, recibe y despide a más del 70 % de los turistas que visitan el polo de Varadero. Es decir, constituye la puerta principal al afamado balneario. 

Desde los tiempos de su fundación, el Juan Gualberto Gómez se ha hecho notar por la calidad de los servicios, seguridad, e índices de eficiencia; es segundo en importancia del país, y de los mejores por sus resultados, avalado además por testimonios de los propios viajeros. 

Ha sido una premisa del colectivo conseguir que los trámites aduanales y de inmigración sean los más ágiles posible, algo que agradecen mucho los visitantes, sin detener otras acciones que contribuyan a la seguridad en los vuelos y el perfeccionamiento progresivo en el servicio a los pasajeros y aeronaves en tierra.

Dos décadas después de su apertura, se sometió a una importante ampliación que duplicó las operaciones aéreas, así como de los servicios en la recepción y salida de viajeros. También incrementó el número de mostradores con sistemas automatizados, y de cabinas de Inmigración y de la plataforma de estacionamiento de aeronaves.

Los progresos de la terminal no acaban, y debido también a esa permanente mejora, ha merecido más de una vez la condición de Vanguardia Nacional, y la de Mejor Colectivo del país en el sistema de la Aviación Civil; ejemplo de cómo el sector turístico cubano se adapta a las exigencias del mercado internacional, sin menoscabo de los estándares de calidad en sus servicios.

Resultado de la vocación humana forjada a lo largo de 35 años, personas como Amalia González Gómez integran un colectivo con estabilidad laboral y relevantes contribuciones; trabajadores y directivos empeñados en buscar la excelencia para hacer valer aún más el mérito de la terminal aérea que nació para garantizar el crecimiento del turismo en Varadero.

Es el más importante afán que los inspira, como retribución al legado de Fidel y al patriota Juan Gualberto Gómez.