ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

La escuela ha tenido que reajustar la distribución de la base material de estudio, debido a la misma inducida escasez que gravita igual sobre el consultorio médico; en la esquina amenaza un poste eléctrico fracturado; ahora los microvertederos son más, la carestía de transporte y de combustibles dilata los ciclos de evacuación de desechos sólidos; el hábitat colectivo precisa mejora en los barrios.

Quién como sus moradores para, con fuerzas propias, iniciar los retoques y al menos gestar los primeros cambios en la barriada, que es la casa ancha, el hogar de todos. Sí, el tópico es familiar. 

A las siete de la noche el cuerpo pide descanso, siente el peso de una jornada que ha sido dura otra vez, pero el momento es de discutir en familia los problemas de casa, hallarle solución a los que la tengan ahora, y reubicar en el colimador del entendimiento a las que deberán esperar. 

Tal vez por eso, porque ven en el barrio una gigantografía hogareña factible de mejoras, aún en la peor de las coyunturas, a esa hora la plaza de la comunidad Primero de Mayo, en la ciudad de Guantánamo, se vio repleta de gente que, animada y sin falsas expectativas, parecía intuir la utilidad de la cita.  

Se habló sin reservas. El miniparque infantil tampoco está en su mejor estado, dijo una vecina; otra mujer agradecía «la sensibilidad del gobierno, que nos acompañó y ayudó» cuando los arrastres de las lluvias afectaron varias viviendas.

Un joven hizo público su deseo de encontrar ubicación laboral, «algo muy bueno, que la gente trabaje y aporte», acotó Yoel Pérez García, primer secretario del Comité Provincial del Partido en Guantánamo.

«Yo solo pido reincorporarme al trabajo», intervino una pensionada, por gestionarle ayuda –porque es un hecho que la manutención no le alcanza– los interlocutores abogan, mas… «quiero trabajar, y puedo», insiste ella, agradecida ante el gesto, pero displicente a su discapacidad, a la diabetes y las crisis hipertensivas. ¡Qué voluntad!, ¡qué lección! 

 «¿Cuántos desempleados hay en este consejo popular?», preguntó Yoel Pérez García. Bajo su liderazgo en El Alto Oriente, el Partido emprende este Diálogo que honra a su calificativo de identidad: «Abierto».

De hogares vulnerables y de apagones también se discute, no es un diálogo más, va de barrio en barrio allí, donde la vulnerabilidad es mayor. Todo lo que inquieta le da sustancia al encuentro sin agenda preconcebida, que antepone solo una condición: escuchar y hablar con respeto.

«Una vez pedimos esta carretera, y la tenemos desde hace años –razona Exiquio Samón–, ya está en deterioro, el país ahora no puede arreglarla, pero nosotros sí, con tierra y piedras, entre todos –sugiere– podemos rellenarla».

De modo entendible, sin teque, representantes de los sectores energético y del comercio explican los vaivenes del petróleo y de la canasta familiar normada, las peripecias de los barcos que las trasladan a puertos cubanos, las demoras para el descargue, y en ocasiones la imposibilidad de hacerlo, por no disponer a tiempo de divisas para el pago directo.

Saltan interrogantes del auditorio, al final ha parecido que se entiende mejor el porqué de cada porqué. ¿Cuántas brechas cerradas al rumor dañino y a la manipulación desinformadora? Picazón han de sentir en los glúteos los que apuestan por enfrentar al pueblo a sus líderes.

El cauce fundador de esos razonamientos de masas, allí, en el lugar más complejo, remite a las jornadas que sobrevinieron al huracán Matthew, cuando Raúl, al frente de un grupo de ministros, al pie del drama tremendo empezó a restaurar esperanzas.

Recuerda también a la nueva dirección del país, de cuerpo y alma desenredando entuertos en el epicentro de los problemas, inspirados en el ejemplo de Fidel en la hora difícil, abridor de caminos en el más complejo escenario.

Sólida y recíproca es la confianza, incluso allí, donde los dilemas sociales son más complejos. Foto: Tomada de la cuenta en X de Yoel Pérez García

Una praxis que los verdugos no pueden entender de las naciones desobedientes a dictados foráneos, países a los que les niegan el aire, la luz, el derecho a respirar y a existir, pueblos que, por no hincar las rodillas, son castigados.

Tal es –errores propios al margen– la causa principal de los muchos aprietos que signan el día a día de la Cuba enfrentada a la brutalidad de un cerco económico sin parangón en la historia humana.

Cercada se gestó esta Revolución, tras las rejas se vieron sus líderes después del transitorio revés del Moncada. Si vislumbraron desde allí la victoria, fue porque creían en el poder verdadero, «sin movimiento de masas no hay revolución posible», le escribió Fidel a Melba y a Haydee, desde el Presidio Modelo.

Ese principio invariable es el mismo que aflora hoy en barrios periféricos de Guantánamo, en un Diálogo Abierto que busca y moviliza al ser humano enfrentado a la cotidianidad más severa. Ojalá el proceder se generalice sin repeticiones calcadas, entre electores y delegados que se ven las caras por estos días.

Ojalá siente pauta entre líderes comunitarios y educadores, pues de que deja provecho no hay duda, lo dicen las ferias de empleos, consecuencia del Diálogo…que ya le arranca cifras a la desocupación en varias comunidades.

Lo confirman ciertos retoques y soluciones que el consenso encontró para algunos servicios en esos ámbitos, lo atestiguan unas cuantas dudas disueltas. El Partido va, la gente lo espera, y entre todos obran un diálogo aportador.

Sólida, recíproca es la confianza, incluso allí, donde los dilemas sociales son más complejos y la escuela y el consultorio sufren escasez inducida, pero siguen ahí, vitales, abiertas.  

COMENTAR
  • Mostrar respeto a los criterios en sus comentarios.

  • No ofender, ni usar frases vulgares y/o palabras obscenas.

  • Nos reservaremos el derecho de moderar aquellos comentarios que no cumplan con las reglas de uso.