«Las relaciones con mis compañeros tienen que ser las mejores, para prevenir el riesgo. Yo soy más viejo, pero veo en ellos a mis hermanos chiquitos, como lo dice el slogan de nosotros: La une, una familia». El sentido de pertenencia se aferra a las palabras de Julio César González Rodríguez, jefe de una brigada de inversiones de la Empresa Eléctrica de La Habana.
Con 19 años laboraba en el matadero de la Virgen del Camino, cuando ingresó en un curso de capacitación de linieros que, en solo seis meses, definiría el rumbo de su vida.
«Ejecutamos todas las inversiones de la capital en las viviendas de comunidades como Ciudad Libertad, Alamar 3, Casablanca, Camilo Cienfuegos, de La Habana del Este; y 28 de Enero, de Guanabacoa. Asimismo, en empresas y hoteles nuevos, entre ellos los de 25 y k, Tercera y 70, 1ra. y b. Les ponemos el servicio provisional de horas, y al año, o dos instalamos el definitivo.
«Hasta donde sé, constituimos la única brigada mixta en el país, porque actuamos en las líneas, colocamos el soterrado, los equipos de medida. Nos adaptamos a desarrollar todas las etapas de trabajo de cada proyecto.
«Inculqué la integralidad a mis linieros, cuando la remuneraban con pago al destajo, pero entonces llegó la pandemia y nos eliminaron esa forma de recibir dinero extra, aunque mantenemos las mismas prestaciones amplias, pero ya sin recompensa económica».
–¿Cuánto compromiso posee como jefe de brigada, con sus trabajadores y con los clientes?
–«Aunque no estoy tan expuesto, tengo que cuidarles la vida a quienes se encuentran arriba del poste, exigirles las protecciones requeridas por las líneas: equipo de tierra, cadena de prueba, comprobar la ausencia de fluido eléctrico.
«Y en cuanto a los clientes, la apuesta consiste en esforzarnos más para brindar el servicio a todas las inversiones de la capital, con los pocos recursos de los cuales disponemos en las circunstancias actuales de la nación. Lo importante es que, cuando me vaya de un sitio, las personas estén contentas porque tienen corriente. Muchas veces nos brindan café, refresco, merienda.
–¿Cómo motiva a sus compañeros?
–«Con el ejemplo, trabajando igual que ellos. Cuando me digan que no se puede, debo demostrarles lo contrario. Aquí todos los días aprendemos algo nuevo. La escuela te enseña a subir y bajar postes, lo demás lo adquieres en el camino. Una parte de las conexiones de transformadores se aprende en la escuela, y la otra en la calle, en dependencia del voltaje solicitado por el cliente.
–¿Qué experiencias complejas recuerda?
–«Cuando el tornado de La Habana de 2019. También he viajado a Matanzas, Cienfuegos, Santa Clara, Santiago de Cuba, Holguín, Bahía Honda, Pinar del Río para recuperar los daños ante ciclones y huracanes. Las labores más difíciles ocurren en lugares sin acceso, donde debemos buscar a un campesino para mover el poste con bueyes y tratar de pararlo a mano. El monte en ocasiones complica el tiro del conductor.
–¿Qué acciones realiza la Empresa Eléctrica de La Habana para asegurar las mejores condiciones en el verano?
–«Instauramos la guardia de 24 horas para acortar las respuestas a las interrupciones y permitir el disfrute de opciones de entretenimiento como la Eurocopa y la Copa América de fútbol, y la cercana Olimpiada.
«Creamos este sistema durante la pandemia, en un momento cuando La Habana estuvo totalmente cerrada, y ahora lo retomamos desde el 1ro. de junio hasta el 15 de septiembre. Estaremos presentes todo el tiempo que sea necesario.



















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