
A Pedro José Oliva Rodríguez muchas personas lo conocen. En sus más de 20 años de trabajo en el Laboratorio de Órtesis y Prótesis de Las Tunas han sido muchos los pacientes beneficiados por su talento e incansable hacer.
Los altos costos de la ortopedia técnica en el mundo hacen que, lógicamente, un país bloqueado y asediado como el nuestro, no siempre cuente con los recursos necesarios. Ante esa realidad, Pedro decidió poner manos y corazón a la obra.
«Yo me di cuenta de que en el mundo entero se utiliza la férula, y el yeso va quedando poco a poco como algo obsoleto, aunque en nuestro país no contamos con todos los recursos para su sustitución. Entonces se me ocurrió la utilización de tuberías de pvc, que se pueden moldear fácilmente, con calor.
«A nosotros nos llegan, en la medida de las posibilidades, las planchas de pvc importadas para hacer estos trabajos, pero cada una cuesta entre 300 y 400 euros. Sin embargo, con un tubo de pvc se logra hacer lo mismo, tiene los mismos parámetros y abarata mucho los costos».
Desde que tuvo la iniciativa no ha descansado, su mesa de trabajo siempre está llena de nuevos proyectos y artificios.
«Preparo siempre un diseño, una propuesta inicial que llevo a los especialistas, ellos lo valoran, nos dan la confirmación de que puede utilizarse, y entonces comienzan a hacer las indicaciones para ese artificio».
«De esa manera he contribuido también a la elaboración de férulas que, a diferencia del yeso, permite retirarla, hacer la fisioterapia, la rehabilitación y volver a inmovilizar. Por esa razón, trabajo mucho también con los compañeros de Medicina Deportiva aquí, en el territorio».
Compartir sus resultados, tratar de que se generalicen en función del bienestar de las personas es algo que siempre ha estado entre sus objetivos.
«Hasta mí llegan médicos, pacientes remitidos por otros pacientes, familiares interesados, y siempre tratamos de darles una solución. Si no tengo en existencia lo que necesitan, me pongo en función de diseñarlo, elaborarlo, probarlo, se lo llevo a los especialistas, de manera que sea posible resolver el problema.
«Yo he presentado estos trabajos en eventos de la anir, con resultados a todos los niveles. Tengo contacto con mis homólogos, y estas alternativas se están aplicando en otros territorios».
Aunque Pedro recibe ayuda no solo de su organismo rector, también de los pacientes, en relación con materias primas necesarias para su trabajo, siente que hay que seguir tocando puertas, porque entre todos es posible lograr grandes cosas. En sus palabras, no faltó el humilde llamado a empresas y organismos, que incluso con recortes de sus propias materias primas pueden hacer notables contribuciones.
Entretanto, sigue incansable, en ese lugar donde se siente más útil, porque hace mucho tiempo definió con claridad sus mayores motivaciones.
«Para mí es una alegría muy grande la satisfacción de las personas, que me conocen, me agradecen, me saludan en las calles, me piden ayuda para un familiar, para un conocido, ese es mi mayor orgullo. Yo amo mi trabajo, soy feliz con lo que hago».








 
     
    










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