ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Existen facilidades para que el personal pueda restaurar los documentos, fotos y periódicos. Foto: Iván Gutiérrez

Sus manos contribuyeron a escribir la historia de Cuba, a la hora de entonar el canto del fusil, pero también comprendieron la necesidad de proteger, con amor de madre, «hasta el último papelito», cada documento, testigo incontestable de nuestras verdades frente a tantas mentiras. Gracias a ella, hace hoy 60 años nació la Oficina de Asuntos Históricos de la República de Cuba.

«Celia Sánchez representa la mayor inspiración, además de quienes trajo aquí a trabajar, durante las dos primeras décadas; algunos de ellos combatientes de la lucha insurreccional en la Sierra Maestra o en la clandestinidad», afirma el director de la institución, Jorge Luis Aneiros Alonso.

La Oficina, surgida para salvaguardar la información asociada a la etapa definitiva de la Guerra de Liberación Nacional entre 1952 y 1958, alcanza un nuevo aniversario entre satisfacciones y retos.

–¿Cómo inició esta historia?

–Los primeros documentos donados estaban en poder de los líderes revolucionarios o bajo la posesión de familiares de combatientes caídos, miembros de columnas y frentes del Movimiento 26 de julio, e incluso de grupos en el exilio, enfrentados a la dictadura de Fulgencio Batista.

«Otra prioridad consistió en la conservación de los órganos de prensa vinculados con la lucha revolucionaria y las transmisiones de Radio Rebelde, así como materiales fílmicos y documentales producidos durante esa época o con posterioridad. En su momento, existió un local de grabaciones para guardar el testimonio de campesinos colaboradores, oficiales, soldados y las mujeres del pelotón de Las Marianas.

«Asimismo, contamos con una importante colección de objetos como uniformes, armas, elementos logísticos usados en la Sierra Maestra, pertenencias personales de combatientes. Algunos de ellos ya han salido para diferentes museos del país».

–¿Cuán presente está el legado de Celia Sánchez Manduley?    

–Además del interés por que «cuando se escriba esta historia sea lo que realmente es y no dejen estos papeles escribir historietas», ella inculcó el celo de utilizar lo menos posible los archivos originales, y trabajar con fotocopias para contribuir a su cuidado.

«También nos enseñó la necesidad de la modernización tecnológica, efectuada a lo largo de etapas como la de microfilmación y fotocopia, hasta la más reciente digitalización. Tras mantener su estructura original hasta 1984, la instalación, antiguo Banco Hipotecario Mendoza, sumó un edificio contiguo para ampliar sus posibilidades, y crear un área técnica encargada de la documentación del archivo.

«Entre 2006 y 2008 aconteció una importante remodelación que aportó la tecnología más avanzada, como sistemas de enfriamiento por agua y de detección y extinción de incendios, estantes móviles... Se introdujo el escáner para las fotos y se digitalizaron todos los soportes de cine en discos de 16 y 35 milímetros y casetes de video.

«En el Área de Conservación y Restauración existen mayores facilidades para que el personal pueda restaurar los documentos, fotos, periódicos, así como encuadernarlos. Tenemos un sistema de climatización especializado, con un control automático para aumentar la estabilidad tanto en la humedad como en la temperatura.

«Esos parámetros están sujetos a un control diario. La Oficina cuenta con autómatas ubicados en las manejadoras de clima y sensores en los depósitos. Permanentemente, se da información de cuál es la temperatura y cuál la humedad. A partir de ese registro digital, los conservadores toman la información manualmente, y la introducen en un sistema automatizado.

–¿También atesoran elementos de otros periodos históricos?

–Si bien su objetivo fundacional fue la documentación de la lucha contra la dictadura batistiana, después amplió su radio de acción.

«Cuando se creó el Centro de Estudios Martianos y, con él, el Fondo Nacional José Martí, para tener en un mismo lugar los documentos del Apóstol dispersos en varios lugares de Cuba, lo guardamos aquí. Somos depositarios del fondo de nuestro Héroe Nacional, y eso nos da también una gran responsabilidad.

«Hay importantes documentos de nuestra historia como de Antonio Maceo, diarios de guerra de Máximo Gómez, al igual que de la época neocolonial, como las actas de la República, desde el 20 de mayo de 1902.

«También protegemos documentos de los primeros años del Gobierno Revolucionario, y contamos con fondos personales de Fidel Castro, Celia Sánchez, Ernesto Guevara, Raúl Castro; así como de figuras relacionadas con la lucha clandestina, entre ellas Frank País, Armando Hart Dávalos, Melba Hernández, Vilma Espín y Haydee Santamaría, y otros vinculados con el Ejército Rebelde, como Camilo Cienfuegos, Faustino Pérez y Juan Almeida Bosque.

–¿Qué resultados han obtenido con la reingeniería institucional?

–Todo el proceso que hemos desarrollado después del aniversario 40, lo realizamos aplicando normas internacionales como isad-(g). Con la colaboración del Departamento de Ciencias de la Información de la Universidad de La Habana y, especialmente, de nuestra asesora, la doctora Mayra Mena Mujica, desarrollamos nuestros propios manuales.

«Ellos establecen cómo procesar la documentación, cómo realizar la clasificación, la identificación, la descripción archivística, cómo organizar físicamente la documentación, en fondos personales o en fondos institucionales.

–¿A quiénes recuerdan en esta fecha de celebración?

«Todos los trabajadores de las diversas áreas han resultado importantes, pero queremos evocar, además de a Celia, a personalidades como los directores anteriores.

«Entre ellos debemos mencionar al capitán René Pacheco Silva, Haydée Díaz Ortega, Pedro Álvarez-Tabío Longa y el coronel Eugenio Suárez Pérez, quien asumió como tal hasta su muerte, y aportó en la investigación para el conocimiento de la lucha insurreccional y de los primeros años de la Revolución en el poder, centrado en el Primer Frente de la Sierra Maestra José Martí».

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