ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
En el colectivo laboral Frontal, como en el resto de las bases productivas de la Empresa Agropecuaria Horquita, cultivan el frijol para la canasta familiar normada de la provincia. Foto: Juan Carlos Dorado

Con paso seguro, la provincia de Cienfuegos avanza en las transformaciones que, más temprano que tarde, garanticen la soberanía y seguridad alimentaria y nutricional. Más allá de la legislación vigente sobre la vital e impostergable implementación de la Ley, se trata de acercar el surco al plato del cienfueguero, como decimos en buen cubano.

Iniciativas recientes aquí van marcando pautas en ese propósito, que tiene como epicentro fundamental el municipio. Así, el año que recién venció su primer trimestre nos sorprendió con la grata nueva de que los agricultores sureños, contratación mediante, iban a asumir la entrega de 1 300 toneladas de frijol para sustituir importaciones del demandado grano en todo el año.

Esa distribución inició, a razón de diez gramos por consumidor mensuales a través de la canasta familiar normada, a un precio diferenciado de 65 pesos (las diez onzas), muy por debajo del mercado informal, y, además, sin renunciar a la cuota asignada del alimento a nivel estatal.

 

COMPROMISO DE LOS PRODUCTORES

En la más reciente visita a Cienfuegos, en el municipio de Palmira, el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, aludió al estimulante empeño, al destacar que pudo lograrse luego de comprometer a los productores con el control  permanente del Gobierno y del Partido. Todo ello responde a sistemas de trabajo implementados en la provincia, subrayó.

Por supuesto, el mayor polo agrícola de Cienfuegos, la Empresa Agropecuaria Horquita, tiene un peso determinante en ese propósito. Carlos Rafael Sánchez Cabrera, especialista en Agrotecnia, sostuvo que, por primera vez en la entidad, la totalidad de las áreas dedicadas al frijol, excepto las de semilla, están destinadas a la canasta familiar normada en ese renglón, y a finales del año deberán haber cosechado unas 500 toneladas del grano.

Agregó el funcionario que el proceso de análisis y discusión con los productores transcurrió en un ambiente de comprensión y disposición de asumir la iniciativa. Nuestros trabajadores del campo son muy sensibles con la alimentación del pueblo –subrayó–, y cuando conocieron del destino de esas producciones, la respuesta fue unánime.

Si bien los precios concertados con los agricultores no son nada especulativos, no hay pérdidas para el bolsillo del usufructuario, comoquiera que siempre queda un margen de utilidades, según Sánchez Cabrera, quien explicó que en total son 12 las bases productivas que tributan al acopio del grano: cinco cooperativas de créditos y servicios (CCS), tres unidades empresariales de base (UEB), igual número de Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC) y una cooperativa de producción agropecuaria (CPA).

Acerca de los mecanismos de la cadena de comercialización de manera directa desde el campo, con medios de transporte propios de Horquita, a los almacenes del Ministerio de Comercio Interior (Mincin) en el territorio, el especialista en Agrotecnia reconoció que los trámites son mucho más expeditos y ágiles, al tiempo de suprimir intermediarios con el lógico encarecimiento de la ficha de costo por ese concepto.

 

CON LOS PROTAGONISTAS

Son muchos los protagonistas de esta nueva modalidad para que los frijoles lleguen con mayor seguridad, equidad y sin peligro de desvíos a la mesa del cienfueguero. Uno de esos agricultores es Adán Alberdi cardoso, quien se desempeña como jefe del colectivo laboral que ellos denominan Frontal –nombre de un antiguo equipo de irrigación–, perteneciente a la UEB Atención al Productor (AP) Horquita.

El joven usufructuario explicó que es la primera vez que se dedican a este cultivo en específico, y lo hacen también bajo las aguas de una moderna máquina de riego de pivote central, gracias al crédito saudí, lo que permitió sustitur otra vieja, en muy malas condiciones técnicas.

Luego de haberse consechado los primeros boniatos con magnífico rendimiento, tras la instalación de la máquina, ahora muestran con cierto orgullo el estado de las plantaciones del grano. El compromiso es entregar en el año seis toneladas para las bodegas, además de reservar cuatro para la semilla de próximas campañas, añadió.

Al decir de Alberdi Cardoso, la nueva estructura de colectivo laboral les aporta muchos beneficios a los cuatro integrantes, incluyendo a los dos kubaneros (operadores de las máquinas de riego Kubam), por la organización que impone en el trabajo, una mayor atención cultural a los cultivos con marcado sentido de pertenencia, además de percibir mejores ingresos por los resultados finales, con el estímulo de adicional de repartir por igual todas las ganancias.

Para nadie es un secreto que hoy hacer agricultura en Cuba impone enormes retos, por las significativas carencias de fertilizantes, pesticidas, herbicidas y otros insumos fundamentales, debido a la situación económica que enfrenta el país. La producción del frijol no escapa tampoco a tales avatares.

 

ALTERNATIVAS Y LA PREMISA DE NO MIRAR PARA EL PUERTO

Camilo Sanabria Velázquez, especialista en Sanidad Vegetal, precisó que, ante la falta de un paquete tecnológico para proteger la legumbre, debieron recurrir a alternativas como el uso de medios biológicos, tales como el bacillus cepa 13 para el ácaro, el Nicosave de factura nacional o el nemátodo, entre otros.

Además de los recursos agroecológicos, se impone observar medidas de carácter agrotécnicos en la siembra en la época más aconsejable, la permanente limpia manual para el desyerbe y otras atenciones que requiere cada momento, acotó.

Similar compromiso lo encontramos en los campos de la UEB ap Carmelina, en tanto los agricultores del colectivo laboral Kubam 26 se encargaban de trillar el grano con equipo mecanizado. Aquí Andrés Ponce Hernández, al frente del grupo, dijo sentirse conforme con el destino de esta cosecha, a sabiendas de la aceptación del pueblo. «Si bien hemos incursionado recientemente en este renglón agrícola, los resultados son aceptables, pues en las seis hectáreas vamos a alcanzar un rendimiento de una tonelada por hectárea, destinadas todas a la canasta», manifestó.

A todas luces, en la provincia queda aún un buen trecho por recorrer en materia de autoabastecimiento territorial; sin embargo, no existe la menor duda de que el emprendimiento de los cienfuegueros va en el sentido correcto, en busca de satisfacer la demanda de alimentos en un futuro no lejano: eso sí, sin mirar para el puerto.

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