ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Detrás de cada maquinaria reparada, está el sudor de aquellos que no descansan para que la zafra se realice. Foto: Tomada de Sierra Maestra

La agroindustria azucarera, con varios siglos de tradición en la Mayor de las Antillas, fue, es y será motivación para quienes se dedican a ella. Hay familias enteras que se han desenvuelto entre cañaverales, ingenios, trenes y, finalmente, el guarapo, la raspadura y el grano de azúcar.

También hay hombres y mujeres que se las ingenian para que los hierros del central funcionen, tal como pasa, desde hace 45 años, con Armando Borrero Cintra, que labora en el taller de maquinado del central Dos Ríos, de Palma Soriano.

«Son equipos viejísimos, que conozco como la palma de mi mano, y se hicieron cuando se pensaba en artefactos duraderos. Aquí reparamos los molinos, basculadores, centrífugas, calderas, filtros, incluso hasta las bombas. Esto es parte de mi vida, si no la vida misma, fíjate que me jubilé, y a los pocos meses me reincorporé».

Muy cerca de Borrero estaba Enrique Cutiño, que lleva «poco tiempo en el Dos Ríos y ya estoy enamorado de todo esto. Trabajo en el pañol y, sin embargo, estoy aprendiendo de todo; aquí la meta es producir y no nos podemos parar». La organización en el trabajo es imprescindible para que el centenario central produzca azúcar; también «los recursos, porque sin lubricantes, combustible y otros materiales no se puede hacer zafra», acentuó el joven, de 33 años.

El Dos Ríos marcha a buen ritmo, lo que preocupa y ocupa es la disponibilidad y calidad de la caña –causa fundamental de que esté moliendo por debajo de su norma potencial–, pero el central «está trabajando mucho mejor que en las pasadas zafras», dijo Rolando Vázquez Elías, quien lleva un cuarto de siglo como instrumentista, «midiendo temperatura, presión, lazos de niveles y trabajando en equipo».

 

 LOS CAÑAVERALES «PUEDEN DAR MILLONES»

«Aquí faltan piezas de repuesto, lubricantes, gomas, y muchas otras cosas, pero lo que nos sobra es la voluntad para levantarnos todos los días a las cinco de la mañana y poner manos a la obra», aseguró Roberto Ochoa, jefe del pelotón

No. 2 de las famosas combinadas KTP, de la cooperativa de producción agropecuaria (CPA) Juan José Verdecia, del palmero consejo popular de Chaveco.

«Nuestra cpa es Vanguardia Nacional de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (anap) desde hace más de una década. El fuerte siempre ha sido la caña, tenemos 15 macheteros, –varios de ellos millonarios– y otros 20 trabajadores en las brigadas de combinadas KTP», expresó con sano orgullo Odalis Elías Rosales, presidenta de la CPA, convaleciente de una intervención quirúrgica, pero con el pie en el estribo.

Ochoa Lugo, con 27 zafras a sus espaldas, junto a los operadores Gerardo Navarro Ramos y Juan Peña Ramírez, asumen el cuidado de las añejas combinadas con sumo compromiso, «porque humanizan el trabajo y agilizan el corte; aunque no estamos satisfechos, puesto que el plan es de 160 toneladas diarias y estamos solo por las 60, principalmente por el déficit de recursos», detalló.

El chofer Lismari Blanco Piñero también labora de sol a sol, y en muchas ocasiones hace de mecánico, machetero y obrero agrícola.

«Aquí lo que no se puede parar es la producción, las alternativas siempre aparecen, nosotros somos una cooperativa que se basa en eso: cooperar para que todos ganemos», resaltó la Presidenta.

Aunque no está por la senda cumplidora, como la mayoría de sus iguales en la provincia, la Juan José Verdecia no renuncia a entregar al central Dos Ríos las 11 869,43 toneladas comprometidas –de las que 10 637,03 dependen del corte mecanizado– para que este procese la gramínea.

 

EL PAQUITO PUEDE MOLER

En el sanluisero central Paquito Rosales se habían preparado para iniciar la contienda 2023-2024 para fabricar meladura, pero el Grupo Azcuba –por el empeño de los trabajadores y las autoridades políticas y gubernamentales, tanto de la provincia como del municipio y el consejo popular– decidió que aquí se produzcan cerca de 3 000 toneladas de azúcar, necesarias para suplir las que se entregan en la canasta familiar normada.

Es así como vuelve a resurgir el Paquito Rosales, a raíz de una extraordinaria reparación sin equivalente en las últimas dos décadas. Se cambian las tuberías, los sistemas de drenaje, se rehabilita la cornisa de la torre o chimenea, se construye una mesa alimentadora en la casa de bagazo entre otras importantes acciones.

Con intensidad, brigadas de trabajadores del mismo ingenio, jubilados reincorporados al Grupo Técnico asesor y otros que pertenecen a empresas como zeti y ecme (Empresa de Construcción y Montaje Especializado) se concentran en el basculador y los molinos, para la posterior generación de vapor, la fabricación de azúcar y los propios centros de recepción de caña, subrayó el ingeniero Félix López, administrador del ingenio.

Millones de pesos son invertidos para reparar integralmente los parques infantil y de estar, el Consultorio del médico y la enfermera de la familia, la farmacia, la biblioteca, una bodega, un kiosco para la venta de productos gastronómicos y se adapta un local que servirá como panadería, dando así respuesta a planteamientos reiterados de la población.

En el edificio multifamiliar se reparan las escaleras, también se pintan las fachadas de viviendas y otros locales, y el área para los trabajadores por cuenta propia se está habilitando.

Según Yasmín Tortoza Sánchez, presidenta de la Asamblea Municipal del Poder Popular, «estamos conscientes de que nos falta mucho por hacer, pero le estamos quitando, unidos en el combate, un pedacito a varios problemas acumulados, buscando soluciones alternativas».

La atención a los azucareros también se nota: ferias de productos industriales, de servicios médicos y las llamadas Noches Borjiteras –en alusión al otrora nombre del ingenio fundado a principios del pasado siglo–, que revitalizan la vida del batey y del cercano poblado de Dos Caminos.

Las empresas agroindustriales azucareras Julio Antonio Mella (Mella) y América Libre (Contramaestre) también aportan, desde sus misiones actuales, para que esta zafra marque el despunte que urge.

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JJJordanCNCA dijo:

1

15 de marzo de 2024

15:28:36


Mi elogio para los trabajadores de la agroindustria azucarera en Santiago de Cuba y, en especial, para aquellos que desde sus puestos en cada central también garantizan la zafra. Su esfuerzo es meritorio, y el pueblo lo sabe. De su abnegación y buenas prácticas depende la producción de azúcar para la canasta básica, tan demandada hoy. Mi afecto y respeto para mis hermanos azucareros.