CIENFUEGOS.–Desde que se creó el pelotón de Las Marianas, a instancias del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, como parte del Ejército Rebelde en la lucha guerrillera en la Sierra Maestra, quedaba vislumbrado cuál era el papel de la mujer, tanto en el derrocamiento de la tiranía de Fulgencio Batista como en la defensa de la Patria, una vez alcanzado el triunfo.
Fue este uno de los tantos ejemplos de la disposición y el comprometimiento de muchas patriotas que siguieron el legado de la madre de los Maceo y otras próceres independentistas de la rica historia de Cuba.
Desde el 1ro. de enero de 1959, varias de aquellas precursoras continuaron superándose dentro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), y con el transcurso del tiempo, ya sea por la cantera que significaron las Escuelas Militares Camilo Cienfuegos, o por captación directa en otros tipos de centros de educación, han sido miles las oficiales formadas en las instituciones docentes de las FAR.
SERVICIO MILITAR VOLUNTARIO FEMENINO, OPCIÓN EJEMPLAR
Sin embargo, no fueron estas las únicas vías de ingreso a las FAR. Desde hace varias décadas, ante el reclamo de la fmc, las jóvenes tienen la posibilidad de cumplir el Servicio Militar Voluntario Femenino (SMVF).
Esta fue la opción que encontró la cienfueguera Yaniela Roca Roque para realizar el sueño de su vida. Refirió que, cuando se graduó del preuniversitario, entró al Centro de Preparación por medio del SMVF, con la idea de ingresar a la Educación Superior y hacerse marino mercante. Pero todos sus planes cambiaron, y encontró aquí el verdadero sentido de su vida y la vocación que, desde niña, tenía adormecida.
La hoy sargento profesional del Batallón de Prevención, de la Región Militar (RM) Cienfuegos, recordó que en sus inicios se desempeñó como jefe de escuadra, por dos años, hasta interesarse por un curso de chofer patrullera del propio Batallón.
Explicó que su cargo entraña la misma cuota de sacrificio que los hombres y, ante esta circunstancia, están a la par de ellos en el cumplimiento, de las misiones y tareas. Eso sí, siempre existe la consideración del sexo opuesto, y tienen todas las condiciones creadas en el dormitorio y en otros espacios de la unidad, precisó.
Como apuntó el mayor Leovanis Aguilar Salazar, jefe de Sección de Organización y Personal de la RM, la Ley 75 de la Defensa Nacional, en su artículo 64, establece que todo ciudadano cubano, de uno y otro sexos, tiene la posibilidad de servir con las armas a la Patria socialista; un deber que, como se sabe, no es exclusivo de los varones.
Con ese objetivo se creó el SMVF, que no solo constituye la principal fragua para prepararse en el arte de la guerra, sino que su estancia por 14 meses, plazo para ellas establecido en las FAR, representa un grupo diverso de oportunidades, significó.
Entre los beneficios, Aguilar Salazar mencionó el de optar por una carrera universitaria, entre cuyos requisitos están aprobar los exámenes de ingreso y conformar un escalafón únicamente con esta fuente.
No obstante, para aquellas compañeras que prefieren permanecer en las FAR, se les oferta cursos de capacitación. Hoy es común encontrar oficiales, primeros oficiales, oficiales subalternos y sargentos instructores que ingresaron a las FAR por el SMVF con una trayectoria de varios años, dijo el mayor Aguilar Salazar.
Agregó que, una vez que las jóvenes, al igual que sus compañeros, cumplen el periodo de preparación básica, son designadas para el completamiento de las plantillas en las unidades militares, de acuerdo con el desempeño del cargo correspondiente en las especialidades dentro de las FAR.
La experiencia de Yudislaidy González Bécquer tiene ribetes diferentes. Como funcionaria del Comité Provincial de la ujc, asumir el cumplimiento del SMVF fue no solo una tarea política, sino patriótica y ética, señaló.
Apuntó que el paso por las FAR es un deber elemental para la juventud, tanto desde el punto de vista militar, en la preparación para defender la Patria, como el aporte a la formación de valores y principios revolucionarios derivados de las enseñanzas del día a día que proporciona la convivencia entre los combatientes y sus superiores.
En tiempos como estos, mientras los enemigos de la Revolución se empeñan por destruirla por cualquier vía; en momentos en que se arrecia la guerra mediática de cuarta generación y los intentos de golpe blando, sin descartar, por supuesto, una intervención militar, en nuestro país adquieren total vigencia las palabras de nuestro Comandante en Jefe, al sentenciar que, «cuando en un pueblo pelean los hombres y pueden pelear las mujeres, estos pueblos son invencibles, y la mujer de este pueblo es invencible».
Por eso, las muchachas de verde olivo, con su fusil y su dignidad por Cuba, dan un paso tan decisivo como este en sus vidas, conscientes del compromiso que contraen al estar en la primera línea de la defensa de nuestra soberanía, con la convicción de ser consecuentes en su actuación si alguien, algún día, tuviera la osadía de intentar mancillar, con la bota invasora, el suelo patrio.



















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