ABREUS, Cienfuegos.–Sentido de pertenencia y autonomía constituyen los ingredientes básicos en la concepción de los colectivos laborales, una modalidad renovadora y revolucionaria de la organización de las fuerzas, en función de estimular la producción de alimentos en el sector agropecuario.
Como célula fundamental de la agricultura en la Empresa Agropecuaria Horquita calificó su director general, Rolando Pérez Ramos, los 50 colectivos creados en esa entidad, sumada en la última campaña de siembra de frío a la plantación de 5 700 hectáreas, con buena parte de la responsabilidad a cargo de esas estructuras.
Además de las 560 hectáreas de papa plantadas, se sumaron unas 300 de frijol y otras 200 de tomate; así como la continuidad de la siembra de yuca y de plátano extrandenso.
En relación con este último, Pérez Ramos encomió el perfeccionamiento de la tecnología en pos de incrementar las plantaciones, además de otras viandas y hortalizas, beneficiadas con máquinas de riego y el empleo de organopónicos y huertos intensivos.
Lo anterior representa el 60 % de las producciones de 2024 de un bastión agrícola (el principal de la provincia) que no solo tributa a Cienfuegos, sino también a la capital del país. Tales resultados entrañan un gran compromiso con la alimentación del pueblo, y para alcanzar esas metas confían mucho en los colectivos laborales, dijo el Director General de la Empresa.
EMPEÑOS SOBRE EL CAMPO
En la unidad empresarial de base (UEB) Atención al Productor Juraguá, hombres, mujeres y equipos se encargan de arrancarle a la tierra sus mejores frutos, en fértiles suelos ferralíticos.
Yasnoly González Jiménez, director de la entidad, reflexionó que los verdaderos protagonistas de toda la estrategia de desarrollo agrícola son los agricultores de los 22 colectivos, además de los ocho usufructuarios con los que cuentan.
Estos predios siempre se destacaron por contribuir, antaño, con cosechas muy prolíferas, sobre todo con el plátano. Como otras unidades agropecuarias del territorio y el país, Juraguá no estuvo exenta de las precariedades con los insumos y otros recursos materiales en todos estos años de estrecheces.
Sin embargo, gracias a prometedores programas de trabajo, poco a poco ha variado el panorama productivo, con el rescate de tierras infectadas de marabú y otras malezas, además de la organización de las fuerzas con otros conceptos, más afines al apego a la tierra y a los resultados de la labor diaria.
Hoy en Juragúa –que se integró en fecha reciente a la Empresa Agropecuaria Horquita– disponen de 640 hectáreas bajo riego con máquinas Kuban de pivote central, destinadas, fundamentalmente, al fomento del plátano vianda y la yuca.
LOS TRES PILARES
A la interrogante sobre cómo son capaces de enfrentar los rigores de las carencias para lograr una agricultura eficiente y sostenible, Yasnoly respondió que atesoran los tres pilares básicos para la producción de alimentos: el hombre y su voluntad de crecerse ante las dificultades, la tierra y el agua.
Complementó que, por supuesto, no prescinden de vías alternativas como los medios biológicos, la materia orgánica y las prácticas agroecológicas.
Aquí se trabajó eficientemente el proceso de contratación con la totalidad de los productores de cara al actual año, en función de abastecer, como hasta ahora se ha hecho, cinco placitas, además de las ferias agropecuarias en la capital provincial, como también otros compromisos con la comercialización, dijo el Director.
La UEB se caracteriza por la diversificación de sus renglones productivos. Trascienden las nuevas ofertas de la minindustria El tostón, por cierto, atendida por un colectivo laboral dedicado no solo al llamado tachino de plátano, sino también a la masa de yuca y papa preelaborada.
Además, cuentan con una pequeña fábrica de queso de leche de cabra. Anexa a esta planta, está en ciernes otra minindustria que se dedicará a la elaboración de encurtidos, pulpa y dulces de mango y otras frutas, en atención a las más de 400 hectáreas de frutales con las que cuentan.
LOS COLECTIVOS LABORALES CAMBIAN LA MENTE Y EL TRABAJO
A Alexis Martínez Pantoja no hay quien le haga un cuento del laboreo de la tierra. Más de 30 años de experiencia avalan la trayectoria del hoy técnico medio en Agronomía y jefe del colectivo laboral de la Kuban número 10, en Juraguá.
Sin discusión alguna, reconoció, la constitución de los colectivos laborales ha transformado las mentes y el trabajo. Ha sido beneficioso, tanto para la economía del país como para el bolsillo de los agricultores, sostuvo.
Para respaldar sus palabras, aludió al mayor control con los insumos y la consecutividad del proceso agrícola desde la preparación de la tierra, las atenciones culturales a los cultivos, hasta la cosecha y su saldo final, ajustado a los resultados finales del trabajo con un impacto muy favorable para la economía familiar, con sustanciales ganancias financieras.
Similares criterios emitió Yosvany Alonso González, quien al frente de los diez integrantes del colectivo de la Kuban número 26, se dedica al desarrollo del plátano vianda y la calabaza.
Apuntó que hoy pueden llegar hasta los 13 000 pesos mensuales, en dependencia del pago por destajo. Opinó que la principal ventaja de este tipo de estructura está en que todos ganan.
A unos cuantos kilómetros de aquí, en tierras de la UEB Carmelina, también perteneciente a Horquita, encontramos en plena faena a Andrés Ponce Hernández. Para el experimentado horquiteño, no existe la menor duda de que los colectivos laborales llegaron para quedarse, por el saldo favorable que dejan, y para ilustrarlo mejor en la práctica, apeló a sus propias cuentas sobre la inversión en los cultivos y las ganancias a la postre, una vez cosechados los frutos menores.
Sin embargo, si bien están organizados, todavía falta conocimiento para que realmente los colectivos laborales tengan plena conciencia de que son los verdaderos dueños de sus producciones. Así quedó corroborado en un intercambio del vice primer ministro cubano, Jorge Luis Tapia Fonseca, con integrantes de algunos de ellos.
El dirigente insistió, entonces, en una mejor capacitación, a fin de pertrecharlos de los métodos económicos y financieros, de modo que puedan comprender mejor cuánto les cuesta cada hectárea de cultivo, los rendimientos por alcanzar, y de los ingresos personales que, en definitiva, contribuyen a un mayor incentivo para incrementar la producción de alimentos.
Eso es: llevar a punta de lápiz cada gasto, las fichas de costo y cuánta inversión se haga. Todo ello, en definitiva, contribuye a la autonomía y a lograr el sentido de pertenencia que se necesitan.



















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Oscar Ramos Isla dijo:
1
3 de febrero de 2024
17:56:29
Oscar Ramos Isla dijo:
2
3 de febrero de 2024
18:02:47
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