La producción y comercialización de arroz en nuestro país «no está en sus mejores tiempos. Atrás quedaron las ventas liberadas –del importado– en los mercados ideales y del criollo en los agropecuarios, en los puntos de la agricultura urbana y de los llamados concurrentes.
Aunque en las provincias de Granma, Sancti Spíritus y Camagüey se concentra la mayor cantidad de tierras cultivadas, las producciones y, por ende, la experiencia y las condiciones fundamentales para hacerlo, los santiagueros Germán Lamas y José Carlos Fajarlos no dudaron en «arriesgarse» a sembrar arroz en la zona conocida como El Venao, del municipio de Julio Antonio Mella.
Como usufructuario de 28 hectáreas pertenecientes a la unidad empresarial de base Agropecuaria Julio Antonio Mella, Lamas se enfocó en «combinar mi experiencia como trabajador del campo con los conocimientos de José Carlos, esposo de mi sobrina e ingeniero agrónomo, para sacar adelante la finca y lograr cosechar arroz en un municipio donde esta práctica es casi nula, y en el que los precios aterran. Fíjese que una libra llegó a costar más de 180 pesos».
El avezado agricultor también comentó a Granma que, a pesar de que el proceso de la entrega oficial de las tierras tardó, las autoridades del municipio no impidieron que las pusiera a producir desde el primer momento, y lograr «una cosecha de alrededor de 80 quintales de arroz, cuya totalidad fue vendida a los residentes del poblado de Mella. El precio aprobado por el Comité de Contratación fue de 140 pesos, porque los gastos se elevan cuando adquieres los insumos a altos costos».
Tío y sobrino trabajan, bajo el abrasador sol oriental y anegados en agua, con el objetivo expreso de «triplicar esa cosecha, porque hemos adquirido una semilla de más calidad, y estamos aplicando mejor los beneficios de la ciencia y la técnica».
A pesar de los esfuerzos y los resultados alcanzados, reconocen que «se necesita una mirada diferente para potenciar la siembra, por ejemplo, del plátano, con el sistema extradenso, lo que debe propiciar grandes volúmenes de esta vianda que gusta tanto», enfatizó Germán.
En ese sentido, resulta imprescindible el apoyo de la Empresa y de las autoridades del municipio, ya que «nos imposibilita mejorar los índices la falta de medios para que otro sistema de bombeo de agua se destine para el plátano. En el propio municipio hay entidades que tienen estos sistemas y no los utilizan. Creo que hay que priorizar a quienes trabajan y tienen resultados», refirió.
José Carlos, al ser ingeniero, deviene uno de los principales protagonistas del trabajo de la finca que «muy pronto nombraremos como El Triunfo». Afirmó que «las bondades de aplicar el sistema extradenso radican en que permite la siembra de un mayor número de plantas por hectárea, cierra más rápido el follaje y facilita controlar mejor la maleza».
Según el joven, con el plátano de la variedad FHIA 21 –un híbrido tetraploide–, «muy resistente a plagas y enfermedades y que admite lo que se le quiera aplicar, riego y fertilización, estamos garantizando niveles productivos que aportan al abastecimiento municipal y al consumo social».
En las fértiles tierras de El Venao se denota compromiso y, sobre todo, resultados.
De ahí que en la aplicación de la estrategia de desarrollo del municipio de Julio Antonio Mella se deben ponderar estas experiencias, que quitan pedazos a los problemas que tenemos, en plena correspondencia con la Ley de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional, aprobada por la Asamblea Nacional del Poder Popular, y cuya letra y espíritu no pueden morir, en tanto determinan la vida de la nación.



















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carlos lugo rodriguez dijo:
1
15 de septiembre de 2023
07:39:09
ale dijo:
2
15 de septiembre de 2023
09:00:26
Lázaro Tito Valdés León dijo:
3
15 de septiembre de 2023
10:10:25
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